EL AMIGO DE UNA ESTRELLA
Se anuda inclemente
la antesala de abril
sin saber, poco hace apenas
zarpemos del puerto de tus ojos.
Dónde quedaron aquellas
islas poblados de canarios
trinadores anunciadores
de presagios descabellados, ¿dónde?
Ya en alta mar la firmeza
y la meditación adquiere
su antagónico carcomer, pero
así, sin vueltas que dar, la travesía.
Solo un puñado de sueños
anima y son los acicates para
no retroceder en este segmento
marítimo, tras las huellas.
Las sombras nocturnas intentan
devorar con sus fauces tachonadas
de rebeldes luceros huyendo con el fuego
del relámpago, luego apagarse, todo niño.
Se avista nuevas ventanas siderales
allá vamos, alisando al fogón vivo
entre rescoldos ensangrentados para
dar de beber a la estrella agónica.
Orlando Ordóñez Santos.
Derechos Reservados – Imagen de la Red.
Comentario
Orlando Ordóñez
Felicitaciones
mary
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