DE UN ENAMORADO

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

DE UN ENAMORADO

 

    Aquí estoy. Lleno de sentimientos por tu amor, pero solo, profundamente solo. No recuerdo por qué me dejaste. ¿O no quiero saberlo...? Acaso tú tenías la razón y yo no te escuché. Pero ahora, en esta estación del tren vago pacientemente mientras llega el próximo carromato que me ha de llevar lejos de ti, lejos de tu recuerdo...y espero que lejos del dolor de la pérdida más grande que he tenido en la vida...

    ¿¡Pero qué veo!? ¿Es mi imaginación?...

    ¡No, no me engañan mis ojos; ni hay confusión en mi cerebro: eres tú, eres tú, amada mía...!

    ¿Cómo supiste que me iba? ¿Cómo lograste encontrarme? Soy feliz, soy feliz...¡muy feliz! ...ya no estaré solo...

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     Y aquel hombre descontroló a todos los lugareños y viajeros de esa estación pues después de que llegó muy triste y bastante deprimido. Ahora sonreía y hablaba como loco con un alguien inexistente...

    ¡Pobre hombre!

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Nuevamente gracias estimado Críspulo; muy buen inicio de semana!

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Gracias a todo los que no dejaron huella!

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Muchas gracias amigo Críspulo; muy buen fin de semana!

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Gracias mil querida Delia Pilar, no solo por tus palabras sino también por tu grato destacado; te deseo una tarde de jueves infalible: sana, en paz y con positivas sorpresas!

Santas Justa y Rufina, Murillo.

[Delia Pilar]

Muy buen relato, muy interesante, Benjamín. En ciertas personas de mucha sensibilidad y que ya están con cierto desequilibrio mental, el excesivo dolor puede precipitar un cuadro psicótico. ¡Felicitaciones y gracias por tu aporte tan valioso!