Cuerpo mío.

 


Descansa ya, cuerpo mío,

en nuestro lecho de fantasías,

gélido y frío.

Te observo desde un rincón,

no quiero partir,

custodio tu semblante

relajado y angelical.

 

Aguas de tus ojos se vierten,

más, de los míos

se derrama sangre

de dolor

y tristeza

perpetua.

 

No fuiste capaz,

cuerpo mío,

de llegar al final

del gozoso

destino.

 

Cruzaste una daga

en tu pecho

y me has sentenciado

a vagar

por las penumbras

desconsoladas.

 

Ennegrecida tu razón,

arrancaste de raíz

la desolada

e indestructible

melancolía.

 

¡Oh cuerpo mío!

como extraño tu calor,

tu risa que me colmaba

de emoción y

el canturreo atrevido

de tu corazón

ilusionado.

 

Descansa ya, cuerpo mío,

en nuestro lecho soñado,

álgido y sumiso,

reposa inerte

la tormentosa angustia

de tu infortunio.

 

 

Cecill Scott.

 

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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