Emergió la aurora por mi ventana,
el dulce trinar de las aves,
me arrullaba el alma,
amorosa me visitó la alborada
sin saber porque,
escuché el susurro de las olas,
como queriéndome decir,
que la soledad no es amarga.
En medio de mi orfandad,
percibí al viento entonar,
una dulce canción de amor,
y al sol delicadamente
besar mi cara.
Una tierna alegría cabalgó sobre
mi cama,
mientras una divina melodía,
descendía del cielo,
que primorosamente,
me confortaba el alma
y en ese justo momento
percibí de nuevo,
que Dios me amaba.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora.
Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME