Eran de esos días que todo le salía mal, de esos días que lamentaba haberse levantado…
Ya al levantarse, César enredó uno de sus zapatos con la alfombra y tropezó, menos mal que alcanzó a sostener su cuerpo con las manos al apoyarlas en el suelo...pequeño susto, pero…
Quiso preparase un café como acostumbraba cada mañana, pero comprobó con poca alegría, el fondo del tarro del codiciado polvillo marrón.
Si, sin duda, éste no sería un día tranquilo.
Salió de la casa malhumorado, se dirigió al aparcamiento, subió a su coche y oh sorpresa, el sistema de encendido, aparte de un leve ronquido, no dio señales de vida. Refunfuñó, esto ya era el colmo…
Se comunicó con su tallerista, solicitando ayuda a la brevedad posible. Después de una larga hora, el desperfecto logró ser reparado y por fin emprendió el viaje a su trabajo.
Pero allí no terminaron sus problemas.
La empresa donde trabajaba como asesor financiero, La Confianza, la encontró revolucionada. Ya al entrar llamó su atención la cantidad de empleados reunidos en pequeños grupos. Algunos alterados manifestaban en voz alta su descontento, otros trataban de calmarlos.
Matilde, su secretaria, se acercó hasta él, y en pocas palabras lo puso al tanto de los sucesos.
Todo el personal había encontrado en sus mesas de trabajo, una misiva firmada por la Dirección, en la que se les informaba que a causa de una investigación sobre una supuesta malversación, la actividad de la Empresa estará suspendida hasta nuevo aviso. Recibirán en sus teléfonos más información a su debido tiempo.
Presuroso marcó el número de su superior. Fue en vano, recibió una respuesta automática: °el abonado no recibe llamadas°
Dedicó unos cuantos minutos para conversar con sus colegas, y al comprobar que no había solución momentánea, optó por abandonar el edificio.
Al salir alcanzó distinguir entre el personal que se encamina al estacionamiento, a su jefe.
Apresuró el paso para alcanzarlo...Señor Lupin, ¿tiene un segundito?
-Perdóneme, necesito marcharme ya, mi tiempo apremia...discúlpeme…
Alcanzó a decir estas palabras y casi corriendo subió a un taxi que lo estaba esperando. Fue tal el apuro, que no se percató que al entrar al vehículo, cayó de su maleta un sobre.
César trató de avisarle de la perdida...pero apenas su jefe cerró la puerta, el taxi partió.
Tenía muy buenas relaciones con su superior, y ya con el sobre en mano, se dirigió a su coche. Ya vería como hacerle llegar el sobre a su verdadero destinatario.
Pero, su día había comenzado nublado y la tormenta ya había dado su preciso aviso.
Un buen café quizás amortiguaría su malestar, en ello estaba pensando cuando una colisión entre dos vehículos entorpecieron el tránsito y le impidieron continuar viajando.
Se aferró a la ventanilla y con un profundo suspiro se preparó para esperar, descartando el placer de la bebida anhelada…
Al instante bocinazos, lamentos, ambulancias, flash, lo usual, frente a un accidente….en eso andaba su mente, cuando su mano tocó el sobre que descansaba sobre el asiento y que a esta altura había olvidado-:la curiosidad lo invadió-…Optó por recorrerlo con todos los sentidos, al igual que se saborea un buen vino o un encuentro furtivo.
Su tamaño-carta-, el color violeta, al olerlo un delicado aroma a violetas lo envolvió….un “Hola” dorado , pequeño, estético ¿femenino? …en el dorso solo “yo”….Los datos a prior le abrían un panorama de especulaciones….. ..
¿Una misiva romántica? ¿Despedida o acercamiento? ¿Mensaje esperanzador o todo lo contrario? ¿Verdadero o falso?
Descubrió que estaba abierto...¿leerlo o respetar la intimidad?.
Un palmoteo en el parabrisas … un agente que lo insta a circular…
Con fastidio deja el sobre, pone en marcha el motor y raudamente parte, prometiéndose a seguir indagando.
Llegó a su casa, malhumorado, nervioso, necesitaba con urgencia un buen café negro, fuerte...se dirigió a la cocina para saciar su necesidad inmediata.
Oh… al tomar el tarro del oro negro, recordó que ya esa mañana la mala suerte lo saludó al mostrarle el fondo del recipiente, esto ya era el colmo, todo y todos hoy estaban en su contra. Sin dudarlo, agarró su portafolio y salió. Su meta, la cafetería de la esquina, era su salvación.
Ya en el local, saludó a uno de los mozos y ordenó una taza de café negro, fuerte y caliente...se ubicó en la mesa del fondo, como era su costumbre y esperó impaciente la llegada de su pedido.
Mientras saboreaba el brebaje, ya un poco más calmado, buscó la carta, la tenía entre sus manos, pensó unos instantes.. y la abrió …
Al hacerlo, se mezclaron la culpa y la audacia…desplegó las hojas….eran varias y empezó a leer…..primero fue aceleradamente, luego fue masticando cada palabra a la que sin querer le fue poniendo tonos….por momentos las lágrimas bañaron su rostro opacando sus lentes….otras la risa pinceló sus labios…era interminable la misiva.
.
En realidad suponía que era como abrir la caja de Pandora….¡Habían tantos detalles, tantos ….!
¡Tantos y variados!
El mozo, amablemente le dijo:
-Debemos cerrar …- Sorprendido, suspira... el mozo le aclara,
-En realidad debemos cerrar el turno, ya entran otros mozos, agrega con una sonrisa.
Sorprendido en el viaje lector, recapacitó... tomó los papeles y aun conservando la perplejidad, se perdió en la calle bañada de sol….
Seguramente –se dijo-al caminar podría desmembrar lo leído.
Al cabo de unas cuadras, tomó una decisión, era imposible retener la carta, su conciencia le exigía ser devuelta a su verdadero dueño.
Llegó a su casa, se sentó y ahora ya más calmo, tomó el celular y marcó el número de su jefe.
-Hola señor Lupin, César le habla, quería informarle que está en mi poder un sobre que cayó de sus manos cuando subió al taxi esta mañana al salir de las oficinas. Con sumo placer se lo llevaré, dígame su dirección.
Un inexplicable silencio en la línea que duró más de lo correspondiente, le obligó a preguntar…
-Señor Lupin, ¿me escucha?
-Siiiiiiii , por supuesto que si……respondió casi con un hilo de voz.
A continuación y con alegría y firmeza dijo: menos mal que ha sido usted quien lo tiene, lo espero...
Sin perder tiempo, salió y viajó hasta la dirección recibida.
Era un vieja casona, en las afueras de la ciudad; al llegar comprobó que su jefe estaba aguardándolo en la entrada. Tenía un mal aspecto, sus ropas desalineadas...todo en contraposición a lo acostumbrado en la empresa, otra persona, casi irreconocible.
Su jefe tomó el sobre, agradeció con un corto y frío gracias, y sin más, desapareció dentro de la casona.
César no alcanzó siquiera a responder al saludo; no tenía que más hacer allí, llegó a su coche y partió.
Ya en el viaje de regreso, llegó a la conclusión que todo lo relacionado con su jefe en cuanto a sus querellas y conflictos personales no eran de su incumbencia y menos que los sentimentales.
Un aviso urgente entró a su celular.
Paró a un costado del camino para así leer con tranquilidad el anuncio. Se sorprendió al comprobar que provenía de la empresa...allí se le informaba que al día siguiente, a las diez, estaba convocada una reunión urgente del Directorio, para tratar asuntos de suma importancia, y se requería su presencia en ella.
Era la primera vez que participaría en una reunión de tal alto nivel, y no podía descifrar el motivo de tal invitación.
¿Seguiría también mañana su mala racha, o tal vez, la suerte le sonreiría?
Era cuestión de esperar para así conocer qué le deparaba el destino.
Se preparó con esmero para la recepción, fue el primero en llegar y pudo así disfrutar del ambiente que hasta entonces, le era desconocido….El aroma a madera de roble, la del vidriado de la ventana, apenas cortado por intervalos del cortinado de fino encaje….en fin… todo lucía pulcro, armónico e invitaba a sentarse…..no obstante esperó en el pasillo a que llegaran los demás ejecutivos.
Enseguida el bullicio lo invadió y el espacio crepitó en cordiales saludos…..
Lo invitaron a sentarse en la silla que coronaba la mesa…. sorprendido , lo hizo.
Llegó el Director y sin más protocolo saludó en general invitó a felicitar al nuevo subgerente de la Empresa…..no podía creerlo…..se refería a él…..
¿Qué había pasado? ¿Qué nueva perspectiva le deparaba su vida? ¿Cuál era su mérito? ¿Era cierto? ¡¡¡Vaya sorpresa!!! ¿O era que aún se desplazaba entre la blancura de sus sábanas y disfrutaba del último retazo de sueño?
No, no estaba gozando de un plácido sueño, aquello era real y ocurría ahí, en esos momentos. Agradeció con unas cortas palabras el nombramiento, asegurando hacer lo posible para llevar adelante a la empresa.
Fue servido el acostumbrado refrigerio, típico en tales reuniones, donde en forma personal todos sus correligionarios se acercaron para felicitarlo y desearle éxito en el nuevo puesto.
Y allí entre copas y sonrisas, se enteró que su ex jefe, fue acusado de ser el causante del desfalco.
Al día siguiente, ya instalado en su nueva oficina, y mientras Matilde, su querida y fiel secretaria, lo ponía al tanto del orden del día, sonó su móvil.
Siempre miraba quién llamaba antes de responder, y se sorprendió que no era otro que Lupin. Sencillamente y sin dudarlo, ignoró la llamada.
La vida le sonría y contento empezó el día.
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Autores
María de los Ángeles Roccato (Argentina)
Beto Brom (Israel)
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Comentario
beto
Ahhhhhhhh, entretenido relato, con subidas y bajadas. me encantó
Felicitaciones y un fuerte abrazo
Bien, creo que la intención de este relato, es dar a demostrar que cuando las cosas van mal, siempre son algunas cosas, no son del todo mal. Al final resultó que fue promocionado en el trabajo el señor, que empezó el día con el pie izquierdo!
Gracias Beto y Ma. Angeles Roccato , conozco a esta amiga y escribe muy bien como conozco también tu buena escritura!
Felicitaciones a ambos!
Excelente texto dando muy buenos mensajes; porque sí, la propiedad ajena, debe ser respetada!
Un abrazo
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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