Catarsis De La Soledad.

[NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES]

Catarsis De La Soledad.

 

Soy un náufrago en un mar de silencio,

las olas de la soledad me arrastran,

mi piel, áspera como arena erosionada.

 

¿Cuánto tiempo llevo aquí?

El tiempo se desvanece en la inmensidad.

 

Mis pensamientos, gaviotas que revolotean,

buscando sentido en ecos vacíos.

¿Quién soy? ¿Qué propósito me trajo?

Respuestas, algas muertas, inalcanzables.

 

La soledad, espejo sin piedad,

muestra mis grietas, mis fracturas internas,

palabras no dichas, abrazos no dados.

¿Por qué huí de la compañía? ¿Muros o puentes?

 

"Eres suficiente", me susurro,

pero la soledad se ríe, "¿Para quién?"

Y me hundo en la oscuridad.

 

La soledad, no un poema, sino un grito ahogado,

eco de mi voz, buscando en un desierto sin oasis.

¿Hay alguien ahí? ¿O soy el último habitante?

 

Imagino que la soledad tiene brazos,

me abraza, "Soy parte de ti. No puedes escapar",

y asiento en silencio, pequeño náufrago.

 

Pero miro al cielo y veo las estrellas,

la soledad, una constelación más.

Tal vez pueda aprender a navegar sin temor.

 

Escribo mi catarsis en la arena,

las palabras se desvanecerán con la marea.

Quizás otro náufrago las encuentre

y sepa que la soledad es un viaje, no un destino. 

Autor: Norma Cecilia Acosta Manzanares. 

[NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES]

Agradecida por tus opiniones, un abrazo. 

[Libardo Ariel Blandón Londoño]

Magna reflexión has plasmado apreciada Norma.

Cordial saludo

Ariello

[NORMA CECILIA ACOSTA MANZANARES]

Muchas gracias mis estimadas autoras y poetas excelsas. Muchas bendiciones para ustedes.

[Delia Pilar]

Poesía de excelencia nos compartes, Norma. 

La soledad, una vez que la asumimos, nos regala 

sus frutos inmejorables que nos reconfortan el alma. 

¡Felicitaciones y gracias por engalanar nuestro querido grupo!

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

Cierto, porque en algunos casos, no la buscamos,  ella solita llega.  ¿Cómo llegó?  La vida le abrió el camino.  Uno ni se lo imagina, cuando de pronto voltea los ojos y ahí está ella, curiosamente sonriendo.  

¡Dignas letras sabias,   como para aplaudir mi buena amiga!  

Mis reconocimientos!