Bésame, niña,
De silvestre belleza
Mi herido cuerpo
Que tanto sufre
Pero al sentir tus besos
Cual magia sana.
Y es que en tus labios
De miel purificada
Hay la dulzura
De la inocencia,
De agua de manantial,
De agua bendita
Que a mí prodigas
Para que mi ardentía
Desaparezca.
Ni más herida,
Ni angustia, ni tristeza,
A mi alma aflijan.
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