Ausencia (Destacado)

[Cecill Scott]

Ausencia

En los hombros de nuestros antepasados

es posible ver más lejos que nuestros

propios horizontes…

Cecill Scott.

 

¡Cómo duele tu ausencia!

 

Dicen que el tiempo

cura las heridas del corazón,

 han pasado los años

y aún siento un agudo dolor

 en el pecho por tu partida.

 

Mis ojos ya no lloran

al recordarte,

hoy brillan

al ver que la hora

 de nuestro reencuentro

se aproxima.

 

Siempre te lo dije, te dije

que eras el bastión de mi alma,

 escudo protector

de las ánimas en pena,

héroe clandestino

de noches fantasmales,

un señor de la vida,

 un hombre sabio

y defensor del mundo

con su azada al hombro.

 

¡Cómo duele tu ausencia!

 

Recuerdo cada arruga

 de tu rostro,

tus manos grandes

y llenas de pecas,

tu pelo corto y cano,

 tu figura esbelta,

tus ojos chiquitos

y brillantes,

 tu corazón inmenso.

 

Naciste hecho hombre,

fuiste caudillo

de noches en vela,

celador de la tierra soñada,

me enseñaste a ver la vida

 más allá,

en donde termina

la visión de los hombres,

 me enseñaste a escuchar el silencio

más allá,

de lo que el silencio

permite escuchar,

me enseñaste a sentir

el susurro delirante del viento

 más allá,

de lo que mi piel

pudiese percibir.

 

Un día me contaste

una historia maravillosa,

 una historia de esas

que marcan la vida,

que encantan y te maravillan,

aquella historia me hizo soñar

y pensar que todo

era posible en la vida,

 que sólo hacía falta

cultivar la paciencia

en el espíritu

y la sumisa entrega

total a los sueños.

 

Hoy te levantas gigante,

fuerte y entrañable

con la distancia y el tiempo.

Fui una niña afortunada

por haber crecido al amparo

de tu sabiduría y amor.

 

¡Cómo duele tu ausencia!

 

Mis ojos ya no lloran,

sólo brillan cada vez

 que miran al cielo cuando

intentan encontrarte

sembrando las nubes.

 

a mi abuelo... 

1908-2000 

 

 

Cecill Scott.

©Todos los derechos reservados.

[SENDA]