ARDÍAN SUS PASIONES INVOLUNTARIAS
Bajo la luz color durazno del atardecer,
con el perfume fresco de la mujer,
ardían sus pasiones involuntarias,
que cada vez más volvían a crecer.
Y por la noche con la blanca luna,
esa perla plateada del mar celeste,
recorría a su lado caminos deliciosos,
sin seguir en vano tras el viento.
La dulzura de ella le consolaba el alma,
y mitigaba los suplicios con su belleza;
era una estatua de mármol que se acaricia,
de esas que contienen el amor sin ser visto.
La adoraba con todas sus fuerzas,
desde que empezó esa historia de su amor,
la que él reafirmó escribiendo a diario,
cada momento que pasó con ella en esta vida.
J. Jesús Ibarra Rodríguez,
México. D . R .
Comentario
Elias Antonio Almada, estimado amigo escritor, gracias por estar aqui en mis letras.
Celebro que te hayan agradado.
Te envío un fuerte abrazo fraternal.
Beto Brom, gentil amigo escritor, gracias por fijar tu vista en mis letras.
Tu comentario es muy valioso.
Te envío un fuerte abrazo fraternal.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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