Allí atrás donde acaba
la llovizna y su calle paralela,
se inicia la montaña.
Y en la montaña hay una piedra,
farallón incrustado,
diente solo y agreste
como una puerta de sepias frontales
que a sus pies presentimos.
Y hoy que llevas la prisa y los aretes
tintineantes de la tarde,
con mi paso pausado
te lo digo: Aquí en medio está la casa,
por ella subimos, arcángeles dolientes,
al placer de la piel que nos enfrenta,
cuerpos que son almas cuando responden
a las invocaciones del delirio.
A ella entramos
dando giros imprevisibles
a las llaves del amor detrás de las tormentas,
para besarnos
o chorrear el café,
lamernos o clavarnos
los dardos azulados de la duda
y el vespertino fuego infatigable.
Por entre sus estancias
pasamos bailando baladas,
abriéndonos ante la noche de la alcoba,
prodigándonos vencedores
de las nieblas.
Y todo,
todo al pie de las montañas.
Aserrí.
De El libro del (buen) amor
Casa de poesía 2016
Comentario
Gracias, Milagros, por tu bello comentario y el destacado que me honra, abrazos
ME ENCANTÓ.
HERMOSO CONTENIDO SENSORIAL.
Gracias, Bethzaida, por el destacado y el emotivo comentario, abrazos
Gracias, Luis Henrique, un fuerte abrazo
Felicitaciones, Ronald, desde Brasil.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2024 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME