Aquí están la miel profunda de las rosas,
la fragancia, el color, el respirar amado.
No sonreirás más a la luz de las cosas;
tu gesto de abrazar en suspenso ha quedado.
Ya no sentirán más tus párpados dormidos
el largo deshojar de la melancolía.
Tu corazón se aleja en los cielos desvaídos
y yo llego puntual para ver la agonía.
El ser no es más que un nombre; el tiempo es un día;
por la ruta del sol tu sombra yo amaría
pero contra la tumba mi amor se golpeó.
La muerte no vacila y supo alcanzarte;
si me recuerdas hoy sabrás compadecerte
de esta oscuridad que tu antorcha encendió.
Terrible ver a una muerta amada,
máxime si se convivió con ella
por varias jornadas y que su
fallecimiento haya sido inesperado,
pues aparentemente no tenía mal
alguna, ni enfermedad que se le hubiere
reconocido en algún momento.
Suenen las campanas a funeral.
Pásese al dolor profundo
por ese inesperado fallecimiento.
Descanse en Paz.
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