Las luces de toda la casa se encendieron a las 05.40, como estaba previsto. Nos vestimos y reunimos para tomar nuestro último desayuno antes del vuelo.
Mi padre y hermano mayor salieron al exterior de la casa para poner en funcionamiento la nave; mi hermanita menor y yo nos fuimos a la pieza a traer los bolsos, dos, no más, dijo mi padre, de nuestros juguetes.
Mientras, nuestra madre atendía el teléfono que no dejó de sonar desde que nos levantamos. Eran parientes y amigos que se querían despedir augurándonos un buen viaje y un buen comienzo en nuestra nueva vida.
Con respecto a la comida, sólo productos sólidos y no perecederos, tampoco líquidos.
En la nave se tomará una sustancia gelatinosa (medio litro por día) muy rica (ya la probamos).
La hora de salida, calculándose todos los parámetros y corroborada por la Academia Espacial, sería a las 06.52.
¡Cuanto tiempo esperamos este día!
En las charlas con nuestros padres analizamos y preguntamos de todo, hasta como sería el baño (ja,ja,ja).
Muchas fueron las noches que no dormí, creo que toda la familia tuvimos la misma sensación de ansiedad ante lo desconocido.
Y todo a causa de la decisión de mis padres, al igual que la de otros miles, al no aceptar el nuevo sistema de vida planeado por la Central Regidora y aprobado por los representantes regionales.
Durante el recuento de los votos, que duró un mes, fueron publicándose día a día, los resultados parciales…lentamente se fue vislumbrando el resultado final.
Posteriormente se reunieron los que optarían por la posibilidad del abandono del planeta, en forma libre, pero organizada y con fecha preestablecida.
Caminamos hacia la nave, mirando para atrás, a la casa que nunca más veríamos.
La hora se acercaba; la compuerta se cerró.
Mi padre y mi hermano en los controles, nosotros en sillones especiales, que más tarde se convertirían en camas, exactamente a las dos horas del despegue.
¡¡PARTIMOS!!
El silencio dentro de la nave era total. El golpe fue fuertísimo. Por las ventanas se veían vapores, quizás nubes, difícil determinar.
Mi padre, al poco tiempo se levantó de su asiento.
Se acercó y nos dijo que ya había decidido cuál sería nuestro destino final, es decir a que planeta llegaríamos, y donde sería nuestra
¡¡¡NUEVA CASA!!!
Nos explicó que era muy lejos, aproximadamente cuatro meses de viaje, lo cual dependería de muchos factores, y que no considera necesario entrar en detalles, por ser técnicos y no los entenderíamos, lo que si nos calmó diciendo que estemos tranquilos pues nosotros dormiríamos durante todo el trayecto.
En aquel planeta la vida había sido aniquilada por bombas infernales, unos mil años atrás y hace unos veinte años que se permitió repoblarlo pues ya estaba purificado.
El nombre de ese planeta es: Tierra.
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Beto Brom/Galilea/Israel
*Registrado/Safecreative N°1810158732529
Comentario
Que contento al saber que gustaste de la pequeña historia.
Gracias por llegarte, ALICIA.
Van abrazotes...
Gran escrito,Beto
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