A mí amado hijo
Alabado seas luz de mis días,
bendita sea la dulzura de tus nuevos años,
porque ese día floreció en mi jardín
un nuevo albor
para dale luz a mis ocasos
y de nuevas fuerzas
a este poeta añejo.
Estas en mí como la arena al río,
como el tañer a las campanas,
porque eres sangre de mi sangre
y en ti veo el reflejo
las estelas de los mares transitados.
Bendita seas
dichosa luz de mi universo,
que con orgullo conquistado
llevas las alas
de piloto de aviación comercial
colgando de tu joven pecho
y que pronto alzará vuelo
por el azul del cielo patrio,
llenando de orgullo descendiente
a este padre por ti se siente
orgullosamente galardonado.
Gracias a la vida,
por este inmerecido gozo,
porque ella
me dio el privilegio de ser tu padre,
y como dadiva exclusiva,
me agasajó también,
con amigo, un confidente
y un hijo impresionante humano,
el llena mis venas de sangre nueva
y de un manantial de cristalinas aguas,
para orgulloso en ellas relajarme.
Comentario
Marco,
Felicidades por tan bello poema. Pero mayormente por tu hijo y ese gran amor que le profesas.
Saludos y bendiciones a ambos!
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