INELUCTABLEMENTE... LO AMO
La primera vez que usted se acercó a mí,
me abordó de una manera
originalmente simpática,
me escribió con una identidad diferente,
llevaba otro apelativo,
como el lucero que se camuflajea
al vestirse de luciérnaga,
pero me hizo un llamado amable
y lo disfruté como un mandato divino,
por eso acudí después a esa cita inesperada.
La segunda vez fue en esa cita,
donde utilizó su nombre verdadero
estampado en la frente.
Venía con una espectacular
sonrisa abierta y un ramo
de crisantemos multicolores
en su mano izquierda,
mientras con la derecha
me entregaba una llave mágica
en formato de arcoíris.
Lo sentí un poco nervioso
cuando me presentó
un proyecto de ideas dulces
y al abrir el fino portafolio,
todas se dispararon agolpadas,
porque eran musicales,
ornamentales y hasta danzaban
de manera divertida,
pero lograron atraparme.
La tercera vez, nos juntamos,
en su castillo, en mi castillo
que usted mismo estaba construyendo
para mis sueños,
para nuestros sueños…
¡Y descubrí que usted es un rey!
Un rey que lleva en su alma
Arquitectura y Milagros de la palabra,
por lo cual me había estado buscando
para entregarme esa mágica llave.
Usted es un Arquitecto de Esperanzas
y yo soy la Ingeniera de Sueños,
por fin lo pude entender.
La cuarta vez, en mi subjetividad intuitiva,
inmediatamente
lo capté grandioso y maravilloso…
con una personalidad arrolladora,
llegó a decirme verdades
con nobleza y dulzura.
Siendo un soberano monarca,
se confesó
enamorado de mi sonrisa,
sin el menor atisbo
de ofensa o prepotencia,
Y la quinta… y la enésima vez,
nos seguimos citando
y nos seguimos juntando,
en la pulcra connotación
de su mirada,
demostrando a cada segundo
lo que realmente es:
Un visionario de las alturas,
un navegante de las estrellas.
un Poeta de amplio calibre,
con una vasta concepción
de la existencia humana,
que combina lo esencialmente espiritual,
con lo prestamente necesario y pragmático
del tiempo que nos toca vivir.
Y hoy, al igual que esa segunda vez,
cuando la luna me sonrió,
asomada por un ventanal del castillo…
Hoy, tengo que confesarle
que mi amor por su ser es ineluctable,
tal cual esos trazos
inevitables, infalibles e indelebles
que se arrojan sobre un lienzo,
pero verdaderamente
se marcan en el corazón.
SorGalim
Milagros Hernández Chiliberti
Ingeniera de Sueños
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