NIEVE Y SANGRE: LA GRAN NOVELA HISTÓRICA DE LYDIA RAQUEL PISTAGNESI
POR: CARLOS GARRIDO CHALÉN
Lydia Raquel Pistagnesi es una personalidad de las letras argentinas y del Continente, que ha dado grandes aportes a una literatura que se vuelve imprescindible cuando se faja con la historia y hace de su existencialismo concomitante urgido de preámbulos y definiciones, una cuestión de vida.
Su novela “Nieve y sangre en altares paganos”, que acaba de publicar, acondicionada en la Rusia de los Zares y el Imperio Romanov, así lo explica, mostrándonos en su imaginerismo histórico, esa necesidad de recrear los grandes acontecimientos humanos, pletóricos de dudas, de dolor y de maldad, pero también de amor y de esperanza en los que suelen anidar las historias más increíbles.
Lydia Raquel Pistagnesi sabe tratar la palabra y conquistarla. Aunque para hacerlo tenga a veces que entrar a los vericuetos más terribles del alma humana y de su propio candor que suele también someterla a llantos sucesivos. Claro que felizmente no se somete a ese entrar y salir por esos caminos umbrosos. Hace que sus maneras se sujeten a su malabarismo sintáxico y semántico, en cuyo racionalismo se hace grande su connatural talento, pero sin abdicar de esa dosis de humildad que pocos escritores ameritan.
En su grandeza coyuntural, - o mejor dicho en ese estado de dignidad con la que ha venido al mundo – se juntan con aciertos varios componentes que a la hora de escribir, le permiten proponer, para sorpresa de muchos, una literatura nueva, dinámica, efectista, que se renueva a sí misma desde sus adentros y que también se sabe mirar en las “afueras”, para explicar la vida.
En “Nieve y sangre en altares paganos”, hurga en la vida de un polaco, llamado Dimitri Schoj que en 1891 aprendió que era un extranjero en su tierra y luego un esclavo del destino, pero que a la vez la vida misma, le daba grandes posibilidades ni siquiera imaginadas, a pesar de que cuando las tropas del Zar atacaron su humilde granja fue llevado con violencia de Polonia para integrar un grupo de siervos dedicado a las caballerías del Palacio y después forzado a contraer matrimonio con la hija de un Conde, la Princesa llamada Tatiana, a quien desde el primer momento admiró y amó, siendo obligado, para esconder la violación y embarazo que ella había sufrido por parte de Rasputín, a llevarla a una aldea polonesa, en donde nació Boris Schoj y posteriormente Vladimiro, Sofía, Soya y Joseph, que posteriormente se enamoraría de la Princesa Anastasia, hija del Zar Nicolás y que pasarían por una serie de peripecias dentro de la pobreza que tuvieron que enfrentar en plena Primera Guerra Mundial
En veinticuatro capítulos, que hilvana con su gran genio de constructora de puentes y caminos, Lydia Raquel Pistagnesi, que demuestra ser una escritora de notable inspiración y gran talento, logra imágenes conmovedoras que llevan al lector a estadíos de una oscuridad que duele, en los que campea la injusticia, la miseria total, la degradación y la violencia, pero también esa esperanza que hasta el último capítulo, a pesar de los dolorosos tramos transcurridos, se siente como una posibilidad para la vida.
“Nieve y sangre en altares paganos”, es por eso la gran novela de Lydia Raquel Pistagnesi. Por su logro como promotora de un género difícil. Pero sobre todo por esa gran capacidad para acercarnos, desde la serena anuencia de los giros idiomáticos que maneja, a historias que no todos podrían relatar con la textualidad notable y el acierto que ella logra, con su grandeza moral y su estirpe de escritora, para ofrecer al lector un mundo en el que todos – me agrego- resultamos incluidos.
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