Adiós Windsor
Allá quedó el verdor
pero yo me traje el verdor; el zafiro verde;
la piedra de la historia; la tradición de siglos;
abrí el pecho a la brisa y a la danza de los árboles.
Caminé sobre hojas verdes y hormigas
de la civilización.
En silencio me bauticé en las aguas del Támesis y hundí mi cuerpo imitando
a los cisnes y ganzos.
Abracé con mi mirada el grueso tronco
de los robles para satisfacer mis
sueños juveniles que le conté a Mery Gómez.
Me traje el soplo divino de la familia¡ Cuán grande es la familia! Protejamos la familia.
Adiós Windsor, por ahora, con tus calles
de esmalte bien cepilladas; tus mujeres
blancas como las nubes de tu cielo lechoso.
Autor: Tibaldo Borjas.
Santiago De Los Caballeros. R. Dominicana.
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