La noche se puso triste y pálida
cuando me dijiste, amor, ¡adiós!
Mi boca ya no sería cálida,
se terminaba lo de los dos.
Al marcharte de mí, destrozado
se quedó mi amado corazón.
Mi alma se quedaba sin sazón,
pues te ibas, por siempre de mi lado.
Me dejaste, pero año tras año
añoro aquel tiempo día a día.
No puedo olvidar que fuiste mía
y que no me hiciste tanto daño.
Dondequiera que te halles, querida,
sé que te acuerdas mucho de mí
y que no olvidas que a tu gran vida
demasiado derroche le di.
Por medio de esta carta, que sé,
sabrás clasificarla, mujer,
le digo lo que para mí fue:
"lo mejor que pude conocer".
Derechos Reservados de Autor.
Colombia.
Poyma(Seudónimo)
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Gracias por leer y comentar mis letras de una forma especial. Bendiciones, poeta querida. Abrazos.
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