LA LEY DEL SILENCIO
El significado de la Ufología no me interesa tanto en su dimensión científica, como en su dimensión mesiánica. El saber cómo viajan, cómo andan, qué comen o cuáles son las tipologías de los Seres del Espacio no me atrae demasiado, porque saber eso no hace un gran beneficio a la Humanidad. Interesa el motivo por el que están aquí, por qué vienen de nuevo. Y ese motivo es el mismo que hace milenios les impulsó a ponerse en contacto con los hombres: una razón fraterna, de tutelaje y guía, que pretende volver a los seres humanos libres de las cosas que les hacen esclavos, y de los prejuicios y conceptos que les inducen a sufrir o actuar en una forma negativa, en relación a sí mismos o al mundo que les circunda, en desarmonía total con las Leyes Universales. Ellos no están interesados en nuestros descubrimientos políticos, sociales o económicos. Están muy preocupados por aquellas fuerzas científicas de la Tierra que alimentan un potencial atómico, siempre más violento y amenazador para la estabilidad de nuestro planeta y de otros mundos de nuestro Sistema Solar.
Intento centrar en estas líneas la cuestión, como un enfrentamiento entre la posición de la intencionalidad de los extraterrestres, de manifestarse sin causar el menor daño a la especie humana y llevar a cabo su labor de ayuda, advertencia y rescate, concienciando para ello progresivamente a la gente para evitar cualquier trauma, y la postura contraria de aquellos Gobiernos, organismos y organizaciones de los países más poderosos del globo, que tienen el máximo interés en imponer la Ley del Silencio, negando y ridiculizando la realidad extraterrestre, recurriendo a todos los medios a su alcance, que son muchos, para conseguir disuadir a la Humanidad, descalificando el fenómeno.
¿Por qué esconden la Verdad?
¿Por qué los integrantes del público terrestre no están enterados oficialmente de que los Platillos Volantes existen verdaderamente? ¿Por qué se mantiene escondida la verdad? Varias son las razones, que podemos reducirlas a estas tres:
1ª.- PÁNICO.- El pánico causaría el inmediato derrumbamiento de nuestros sistemas. Basta con recordar lo que ocurrió hacia el final de los años 30, cuando fue transmitido en los Estados Unidos un programa de radio que anunciaba la invasión marciana. Era tan realista, que millares de personas se dejaron invadir por el terror y solamente después de un par de días la vida volvió a su ritmo normal. Han pasado sesenta y tantos años, y las autoridades de la Tierra no han hecho la menor tentativa para producir un programa educativo sobre nuestros visitantes espaciales. Por el contrario, eso sí, han prodigado continuamente películas imbéciles de horror alienígena, en las cuales los extraterrestres aparecen regularmente representados como bultos viscosos de protoplasma, como monstruos y seres perversos que al final los norteamericanos consiguen derrotar gracias a la superior inteligencia terráquea. ¡La gente lo haría mucho mejor si procurara liberarse del condicionamiento de ciertos medios de comunicación!
2ª.- POLÍTICA.- Durante muchos años, tanto Oriente como Occidente han estado buscando capturar y desmontar un platillo volador para descubrir cómo funcionan. Está claro, que si no existieran los OVNIS no buscarían atrapar algo que no existe. Pero, ellos tienen pruebas de sobra de que sí existen. Desde luego, si uno de los dos bloques mundiales hubiera descubierto el secreto de la propulsión de los discos antes que el otro, habría obtenido una ventaja mucho más que platónica. Está claro, que tanto los norteamericanos como los rusos, tienen ya algún platillo experimental, copiado meticulosamente de los observados. De ahí la presencia en el cielo de algunos prototipos militares vistos por algunos, verdaderas caricaturas de los auténticos, que han servido de argumento a algunos escritores de libros para inducir a la opinión pública a descartar el fenómeno Ovni.
3ª.- ECONÓMICA.- De este sector viene una gran oposición, porque si las máquinas voladoras extraterrestres están en condiciones, que lo están, de aprovechar otra forma de energía gratuita para su propulsión, y este conocimiento fuera accesible a la Humanidad, podría provocar el caos económico. Si se supiera que ya no tendríamos necesidad de servirnos del carbón, del petróleo ni de la electricidad para nuestra vida diaria, las industrias de todo el mundo saldrían perjudicadas, muchas serían inútiles y superadas inmediatamente. Y claro, eso no le conviene a muchos magnates de la industria, que ejercen su influencia en gobiernos y agencias especializadas en crear confusión o coacción, por el estilo de los tristemente célebres "hombres de negro".
Para llevar a cabo la Ley del Silencio, los servicios dedicados a disuadir cuentan con mentes privilegiadas y entrenadas en el arte del engaño y el desprestigio. Su objetivo es confundir a la masa y lograr desacreditar el hecho real de la existencia de otros Seres que vienen de mundos siderales. Pero, esos cerebros demoníacos no se saldrán con la suya, porque las pruebas de la operatividad extraterrestre en nuestro planeta serán cada vez más aplastantes y masivas. El que viva, lo verá.
Con toda fraternidad,
José García Álvarez
Roquetas de Mar - España
apostol72@movistar.es
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INTERESANTE.
A LOS 14 AÑOS YO HICE UN VIAJE EN UNA NAVE QUE ME LLEVÓ A OTRO PLANETA. CLARO ESTÁ QUE POR ESA "LEY DEL SILENCIO" Y EL TEMOR A SER RIDICULIZADA, ESO LO TENGO PLASMADO EN UN RELATO LITERARIO , DE TAL MANERA QUE MUCHOS PUEDEN CREER QUE ES FICCIÓN.
SALUDOS.
Totalmente de acuerdo contigo. La ley del silencio hostiga y enceguece.
Desde aquí, quiero hacer un ruego a todos los miembros y amigos de OME:
Que no ignoren los trabajos expuestos en UFOLOGÍA y PROFECÍAS, ya que son muy interesantes de cara al poco futuro que queda.
Gracias. JOSÉ.
INEVITABLE LOS SISMOS
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