ANTE EL FÉRETRO DE MARCELA
Una dama preciosa y diligente
se ha ido de la tierra al infinito
y aunque nos deja el corazón contrito,
debemos resignarnos simplemente.
Es la ley natural, la que inclemente,
se cumple porque nadie la ha prescrito
y enluta nuestro círculo bonito,
al no estar su presencia en el ambiente.
Nadie consigue ser indiferente
ante lo que sucede y es fortuito
porque siempre se aferra a nuestra mente.
Razón por la que triste, yo lo admito
aunque, en nuestro rostro es evidente,
que el dolor se refleja y lo trasmito.
Hildebrando Rodríguez
C. I. V-651.103
Mérida-Venezuela, 24 de julio de 2014
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Con esa genialidad y maestría de siempre.
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