LAS PROFECÍAS DE JESÚS 

FINAL

Bien, aparte de estas 7 grandes señales, totalmente identificables en el devenir de este tiempo, hay otros 7 signos o avisos dignos de tener en cuenta, completamente actualizados, o casi, a saber:

  Se escandalizarán muchos ante la corrupción generalizada en todos los sectores de la sociedad: la política, la banca, las religiones, el deporte, las inmoralidades de famosos, los adulterios de grandes figuras, etc.


  * Muchos se traicionarán y se odiarán mutuamente. La traición y el odio están ya a la orden del día, de manera mutua y generalizada, en todas las parcelas de las relaciones sociales. Odios y traiciones entre razas, países, familias, esposos, amigos, socios, partidos y empresas...


  * Se verá a Jerusalén rodeada de ejércitos enemigos que causarán su desolación. Sucederá pronto.


  * La abominación desoladora, predicha por el profeta Daniel, estará instalada en el lugar santo. ¿Qué mayor abominación puede haber que la cometida por aquél que, siendo reencarnación de Satán, se quiere hacer pasar por Cristo, por el mismo Dios? Pronto se verá.


  * Se oirá el clamor y la angustia de las naciones, inquietas por el estruendo del mar y de sus olas, expirando de terror y de ansiedad los hombres por lo que le sobreviene al mundo.


  * Entregarán a la muerte hermano a hermano, padres a hijos e hijos a padres. ¿Qué decir de los fratricidios, parricidios e infanticidios tan frecuentes en los días de hoy, los abortos con los que los padres matan a sus hijos, la eutanasia con la que los hijos ponen fin a la vejez de sus padres? ¿Acaso no es un hecho cotidiano ya?


  * En aquel tiempo, las mujeres encinta serán desdichadas. Ese “aquel tiempo” es hoy, cuando los hombres perversos han edificado desventuras que destruyen la vida ya desde su comienzo. Porque han saturado el aire de venenos y contaminado de tal modo el agua y la tierra, que ya les falta la pura fuerza vital. Porque las simientes de los hombres han sido degeneradas por dinamismos negativos, y en el vientre de las mujeres ya no existen los adecuados equilibrios naturales de la fecundación, capaces de crear y edificar la salud del cuerpo y la inmunidad contra los males, que, genéticamente, se transmiten de padres a hijos, ampliándolos cada vez más con cínica irresponsabilidad. Porque las drogas y todas las aberraciones que se practican han debilitado las estructuras portadoras de la vida, identificada con la Inteligencia Creadora, a quien los hombres llaman Dios.

Por esta última señal, por este crimen abominable, y sólo ya por éste, esta generación merece desaparecer y ser sustituida.

Estamos viviendo ya el conflicto terminal de Palestina, en plena efervescencia de “Paz y seguridad”, que cada día más se desvanecen, hasta que, de pronto, sobrevendrá la ruina, como en su día anunciara Pablo. En fechas ya muy cercanas los israelitas andarán muy trastornados, porque serán días de venganza para que se cumpla todo lo que está escrito.

La primera pregunta de los Apóstoles: “¿cuándo ocurrirá esto?”, queda contestada por las señales anteriores, la mayor parte de las cuales ya las han podido contemplar, los discípulos vivientes hoy sobre la tierra.

La segunda pregunta: “¿cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?”, marca el momento culminante, al final de las tribulaciones ya nombradas, tras el defecto luminoso apreciado en el Sol y en la Luna. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, La Cruz, y muchos serán los que darán gracias a Dios, y más aún los que quedarán absortos de estupor, sobrecogidos de terror. Y, unos y otros, verán al Hijo del hombre venir sobre una “nube” (léase nave) con gran poder y majestad, en una aparición llena de gloria y esplendor. Cientos y cientos de naves tripuladas por Seres Angélicos acompañarán a Aquél cuyo Reino no es de este mundo, que ya habrá dado el aviso por medio de sus Ángeles Extraterrestres, para reunir a todos los Elegidos que se encuentren bajo todos los cielos del mundo.

Aunque es verdad que Cristo dijo que el día y la hora exactos de esta venida sólo el Padre los sabía, nada hay escrito sobre que nadie pudiera saber la época: ÉSTA. En la que va a suceder lo mismo que en los tiempos de Noé, en los días que precedieron al Diluvio. Ya estamos, como quien dice, “con el agua al cuello”, y sólo se piensa en el disfrute desordenado de los placeres de la materia. Y los seres inconscientes e irresponsables de esta generación no se darán cuenta, hasta que la venida de Jesús les cogerá por sorpresa, y ya será tarde. Luego vendrá el llanto y el crujir de dientes.

Así se dijo, así está escrito y así será.

LOS CONSOLADORES:

Cristo reveló claramente a sus discípulos, que en la Casa del Padre, el Cosmos, había muchos lugares habitados, muchas moradas donde poder vivir, y que Él iba a dar las instrucciones para que fuera preparado el sitio al que serían llevados los Elegidos, por medio de la gran cosmonave “La Nueva Jerusalén”, una vez que, tras los acontecimientos derivados de la alteración del Eje terrestre, el planeta Tierra permanecería un tiempo, inhabitable.

Antes de que este desenlace tuviera lugar, Él rogaría al Padre para que les enviara un grupo Consolador, un conjunto de Abogados defensores celestiales, que darían protección, ayuda, enseñanza y consejo siempre, hasta el final, y cuyas enseñanzas el resto del mundo no podría recibir, pues, ni creerían en su existencia, ni estarían preparados para ello.

Estos Defensores, Guías o Maestros Cósmicos, les enseñarían todas las cosas que antes no había sido posible, porque entonces no tenían la preparación suficiente para poderlas asimilar, y les recordarían todo aquello que Él, Jesucristo, les había dicho, dándoles constante ánimo, sobre todo en aquellos momentos en que las pruebas les serían muy difíciles de superar por su dureza. Pruebas que vendrían, en su mayoría, de un mundo que les odiaría como le habían odiado a Él.

Los Abogados Celestiales o Consoladores enviados por el Padre Creador, a los que el mundo ha llamado y llama “Extraterrestres, Alienígenas o Marcianos”, han dado testimonio de lo dicho por Cristo, década tras década, en estos Tiempos Finales y todos, sin excepción ni excusa, han escuchado sus palabras. Han amonestado a los moradores de la tierra por haberse olvidado del Padre Creador y haber caído en el pecado. Han advertido de la proximidad de la Justicia Divina y de la inminencia del Juicio Final, en el que todos serán juzgados por sus obras, incluyendo al Príncipe de este mundo, Satanás, y a sus secuaces. Y han fortalecido, amado e instruido a los auténticos hijos de Dios, guiándoles hasta la Verdad completa, y anunciándoles las cosas venideras.

Como siempre, se cumple lo dicho por Cristo. Sus discípulos, vivientes en estos tiempos de agonía planetaria, lloran y gimen, mientras el mundo goza. Sus Almas se entristecen al contemplar tanta maldad; pero, pronto, su tristeza se cambiará en alegría: Cuando verán venir a su Señor.

Aquel día, ya no le preguntarán nada a su Maestro, porque tendrán todas las respuestas.

Que la Paz sea con todos vosotros.

José García Álvarez

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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