La cita es a las 8

[Raúl Calderón]

Después de la Sinfonía en tu piel.

La cita es a las ocho...

Y desde la mañana
mi deseo tan solo fue:
la hora de ir a casa.
Me pediste que deje las palabras
en la puerta junto con el frío,
esta noche,
el silencio será la música que nos dirá todo lo que nuestros cuerpos griten.

Tú perfume con encajes me guía,
el calor de las velas presagian
el incendio que se viene. ..
sobre la cama.

No cierro los ojos, no !!!

Las formas de tu cuerpo,
curvas,
montes
y cavernas
húmedamente ardientes,
conforman un continente de lujuria, del cual hoy soy el conquistador.

Con mis manos voy
acariciando,
rozando,
apretando,
introduciendo....
Preparando la ruta para la boca.
Viaje que inició desde tu cabellera
y va hacia el sur,
hacia tu monte de venus,
hacia todos los volcanes escondidos en tus entrañas.
Besos en el cuello,
mordidas en etapas en tu boca,
la lengua en juegos prolijos
sobre tus pezones
y las faldas de tus senos.

La cita es a las ocho!!! 

Pero desde las dos ya sentía
tu aliento en mi sexo
y tu sexo en mi aliento..
Lametones de ida y venida,
de arriba abajo y al contrario...
Labios mojados de suspiros y caderas arqueadas,
labios en rojo,
labios complices de mis labios..

Fuimos entonces acróbatas, contorsionistas de placer y deseo. Tu mirada clavada en mis ojos abiertos,
gritandome "más "...

Ahora el tamborileo
es de nuestras caderas,
movimiento perpendicular
dentro y fuera,
con cadencia y con rapidez,
con fuerza y despacio,
con pausa y sin prisa.
Sexos en orgia desvandada de nervios a punto,
penetracion de venas al límite
en tu tierra madre ardiente
y chorreante..

No, no cerrare los ojos...!!!

Quiero mirarte desvanecerte
en mi pecho,
mientras el bigban de volcanes
de blanca lava nos inunda,
y se que entonces
y solo entonces..
Mientras morimos en el cielo,
tus palabras
- te amo -
cerrarán mis párpados,
el cuerpo en fiesta volverá a vivir
y el corazón aún ...
tendrá un orgasmo.

La cita es a las ocho de cada día,
y las palabras son dejadas en la puerta. ..
mientras los gemidos nos envuelven.

Entonces
y solo entonces...
Cierto los ojos.

Raúl O. Calderón