Con pie derecho
Con la bota lustrada y bien arrecho
cual valiente delfín y buen soldado,
pegué fuerte al entrar con pie derecho
en las hondas estancias de tu pecho,
conseguí lo que nadie había logrado.
De caricias y besos un puñado
arrojaste a mi cuerpo en tu camastro,
como dulce maná que manda el hado
de tu cuerpo glorioso y delicado
se vertió como luz que irradia un astro.
Se desdobla tu cuerpo de alabastro
en un acto solemne de ternura,
desvanécese el traje, ahora me arrastro
como sierpe voraz buscando el rastro
que en tus tenues contornos se depura.
Sobre el cuerpo tendido en la espesura
de las sombras que emergen en el cuarto
una gota de llanto es la figura,
la congoja infinita, la tristura,
lo que al hombre de botas causa infarto.
¡Oh impotencia viril me tienes harto!
ser feliz imposible en mi desgano,
pisar fuerte a la entrada no descarto
pero entiende, me sigues desde el parto
y eso raya, al final, con el humano.
Libardo Ariel Blandón Londoño
Derechos reservados
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Me encantó este creativo poema. Saludos
Martha
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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