Eres perfecto anuncio de luz.
Me lo dieron tus labios
al mediodía del crepúsculo.
Aquel día se coaguló.
Era la fiesta.
Tus pestañas dibujaban mis demonios.
Tu estrella no quería
pero me enseñaste a amarme también por mis traiciones.
Yo no sé en qué parte de tu sueño
iba a encontrar tu abismo (γ)
Pero te quería desnuda
como lluvia que dice sin reparos
Soy feliz con mi esposa la tormenta.
Y tú eras mi tormenta.
Y yo no lo merecía.
Me diste más leche que todas las manzanas.
Tus senos son constelaciones
son símbolos
semilla de todos los significados…
la vida misma bebe de tus besos
y sin quererlo ¡soy la vida!
y te agradezco por nombrarme
y darme la oportunidad
de ver
de estar ahí
de ser una presencia.
Me acaricias:
hojas de otoño o pájaros deshojándose.
El cielo era rojo
Tú sabías cuándo sería tuyo
Me esperabas como el mar.
Tus caricias,
alondras advenían.
En verdad yo no sabía hacer paisajes
Me convertí en sueño.
Un cuervo elegante-lenguaje sutil
me narraba tus mitos tus fábulas villanas.
Yo hacía de tus historias mis países.
Tus canciones eran mis templos
tus templos ateos.
Pero tocan saxofones
y las arpas con el timbre del deseo.
Yo rezo esta canción atea
no puedo evitar ser tan religioso.
¿No hay una raíz?
¿No creces?
Me alimentas.
Aún así eres abundante
Aún puedes y te abrazas
y ya estoy celoso de las veces que piensas en ti misma.
Te beso para llamarte
y sin quererlo ¡soy la vida!
Llegaste en el momento preciso.
Tú lo sabes
porque eres una Diosa.
Yo…
te amo.
Somos inocentes como niños
Puros y perversos.
Tu lenguaje es preciso porque es como las cosas
yo no puedo hacer que brillen margaritas para decirte cuánto te amo
cómo te pareces a lo hermoso
cómo arde tu piel cuando es más álgida y transparente
cómo pareces una niña
y sin embargo
cuánto te pareces al crepúsculo.
Lo hermoso es hermoso por el jugo de tu madurez.
Soy el viento porque voy a re cogerte recién y te madures,
vulgarmente,
todas las personas gozarán el instante,
subconscientemente,
por la energía de nuestros sexos.
Yo soy pararrayos
Tú eres mi esposa la tormenta.
¿Oíste un grito?
Es tu nombre
desde
dentro…
Allende tus raíces
eran madera de tu casa.
Yo era tinta de molusco
y tú pintaste, conmigo
¡con detalle todo las vidas de los Faunos!
Me sentí soñado
(como suele decirse)
ascendí por estalactitas
y universos invisibles que me son tan familiares…
Eras una danza deslizante.
Ni si quiera caminabas
y tus pasos ya eran una sinfonía.
No sabes cuánto te quiero,
y cómo paso estos versos por mis manos igual que tu cabello.
Autor: Jorge Castillo
Del libro electrónico: "Las Vicisitudes del Fénix"
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Vaya, no sé qué decir. No me lo esperaba, jeje. Muchas gracias por haberlo destacado. Muchas gracias Senda y Rosemarie por dejar su huella.
FELICIDADES ESTIMO AMIGO POR ESTE MERECIDO RECONOCIMIENTO...
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