¿Dónde puedo cantar la paz que anhelo
si las olas del mar pierden su encanto,
la natura profiere su quebranto
y las nubes se agolpan en el cielo?
Ya se rompen las venas de los ríos
y se inundan los campos y cosechas,
los jilgueros no entonan las endechas
y los días son tristes y sombríos.
Los senderos del mundo acunan huellas
donde asoma la sangre del hermano,
se han secado los campos en verano
y se apaga la luz de las estrellas.
¿Dónde encuentro la paz? - grito afligido-
yo me siento en andamios de tristeza
derramando mis versos con nobleza
y buscando el amor que se ha perdido.
Hoy columpio las horas con ternura,
mientras busco con ansia la esperanza;
porque espero que llegue la confianza,
de un mañana mejor, de gran ventura…
Que la mano del hombre siembre amor
y las aves construyan nuevos nidos,
que la tierra no emita más gemidos
y termine del mundo cruel dolor…
Embriagados de paz, dulce tesoro
viviremos tan libres como el viento,
romperemos el falso sufrimiento,
reinará la alegría que yo añoro…
Que regresen las tiernas golondrinas,
la sonrisa de niños cual campanas,
de alborada se cubran las ventanas
y que brille por siempre luz Divina.
Autora: María Hermilda Chavarría Londoño.
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Maestra María, gracias por sus huellas dejadas en mi poema, que Dios la bendiga y nos permita seguir llevando con nuestra pluma los versos que EL nos regala. Abrazos.
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