MADRE QUERIDA

El 1° de mayo de 2005 al mediodía, estabas sentada en tu
sillón. Tenías alta la presión arterial y por ello, medicada.

De pronto levantaste con energía tus brazos al cielo, cerraste los ojos y te
dejaste caer en el mullido asiento con alto respaldar que fuera tu rincón
preferido. Yo estaba a tu lado. Vi cómo pasaste de la vida que amabas a otra
dimensión desconocida .

Tenías 89 años.

A partir de tu impactante retirada comenzaron los recuerdos de tu paso por
la tierra.

“Sé que no eras panteísta ni habías leído a Spinoza, pero siempre decias “la
Naturaleza es Dios”

Yo, tu hija, no entendía. Ahora con muchos solsticios encima aprecio la
dimensión de tu concepto. Entiendo que para creer también hay que pensar. La fe
sola no basta ; para mí no basta. Hay que darse cuenta que de una semilla nacen
hojas, que la ramas crecen y se convierten en árbol con flores y frutos y
madera que merecen respeto porque, si no lo hacemos , mueren. Que del corazón
de una montaña puede brotar un hilo de agua dulce que se desliza entre los
berros para saciar la sed del caminante, reverdecer la orilla y convertirse en
río. Que en los cables de mi pueblo, y en los tuyos, las golondrinas se
amontonan buscando protección nocturna para el sueño.

Que al sol la luna y las estrellas, los mares los lagos y los cerros, los
glaciares los veranos y la lluvia, las estrellas fugaces los tornados, los
montes, las selvas y los desiertos y mucho más , no fueron fabricados por el
hombre. ¿ quién los hizo… y para qué ?

¡Dios es la Naturaleza!

Madre, quizá porque en el último tramo tus ojos no veían, tu sensibilidad era
más honda.

Y por eso tu alma perceptiva te dictaba poemas que escribías a tientas sobre el
papel que doblaban tus hábiles manos. El mal insistente de tus ojos verdes no
te dejaba ver las cosas terrenas que habías conocido . Sin embargo no cejabas ,
tu paciencia, tu espíritu generoso y tu cerebro creaban en la oscuridad poemas
que hilabas de memoria sin perder trama ni coherencia.

Escritos que titulaste “ Entre mis recuerdos y tú” en donde cantaste a
lugares de tu natal Federación, a tu escuela donde fuiste maestra y
directora, a tu madre, al paisaje, a personas y a mi padre, tu exclusivo novio
y esposo.

Estudiaste fotografía y fundaste tu estudio fotográfico. Registraste historias
de cumpleaños, casamientos, accidentes , viajes y situaciones, al volante de tu
auto y con tu cámara.

Creaste el archivo fotográfico de la construcción de la nueva FEDERACIÓN ciudad
nuestra que desapareció del mapa por la construcción de una represa
multinacional, inaugurada en 1979. Eras la fotógrafa oficial de la empresa
constructora.

Fuiste la primera mujer dueña de una agencia oficial de quiniela, con
empleados a cargo, aunque debiste renunciar a tu jubilación docente porque no
podías percibir dos pagas del estado, haber que te restituyeron cuando
cerraste la agencia.

¡Incursionaste en tantas cosas, mamá !
En las cortinas de hilo que tejiste al crochet para el ventanal de tu balcón
esas que me hacían decirte, no te esfuerces , no gastes tus ojos y que hoy las
tengo en mis ventanas.

Estás en la música clásica y en los tangos que tanto te gustaban, en los libros
que escribimos juntas, en los manteles deshilados que te enseñó mi abuela , en
los atardeceres rojizos del poniente que tanto recordabas, en los almácigos de
verduras que hacías en la quinta , en el abono de la tierra que cultivabas a
diario. Pero floreces y te vuelves Sol , cuando el ibirapitá que plantaste en
el fondo de mi casa resplandece de amarillo en los veranos.

“Dios está en la Naturaleza” - decías. Y sí, está, comparto la idea. Ahora
desmaraño las palabras, el pensamiento, las actitudes y los hechos y compruebo
“Dios es la Naturaleza y mi madre, perdura en ella.”

Heredé tu sillón, tus cortinas y carpetas , la manta de colores que tejieron tus
manos de artista, tus versos y tus cuentos pero no heredé las Paz de tus
silencios ni tus prolongados silencios en Paz.

¡Aún me debes algo, madre mía!
Te amo.

Martha Dora Arias

Buenos Aires, mayo de 2017 R.A.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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