Ámame.

Mi cuerpo está dispuesto

y el tuyo clama ser amado.

Dejemos atrás

todas las excusas

que nos han ido enredando

a la rutina

Liberemos las palabras

que encerramos

en nuestras bocas:

cavernas donde

los gemidos mueren

por la espera.

 

Ya la sangre

sabe de lo nuestro.

No podemos ocultar

la caricia intencionada,

ni la mirada

mendiga de amor.

¿Qué esperamos

para compartir nuestras pieles?

 

Llueve.

¿No te has dado cuenta que,

como dos barcas

cargadas de deseo

bogamos la casa,

mientras el reloj

deshoja las máscaras

que intentamos sostener

y no podemos?

 

Acércate.

Noto el temblor

de tus manos.

Déjalas que

se hundan en mi cabello,

mientras yo palpo con mis manos

cada tramo de tu espalda.

 

Luego, tendidos

en la pradera blanca,

daremos rienda suelta

a la exigencia de ser uno,

en lo secreto de la alcoba.

 

No importan

nuestros muchos años,

ni la torpeza

en nuestras manos.

Tú también quieres

los mismo que yo anhelo...

 

Que la lluvia

no detenga

nuestro vuelo desnudo,

a ras de las sábanas.

Beatriz Teresa Bustos

San Francisco Córdoba Argentina

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Respuestas a esta discusión

Me encantó tu poema. Es un excelente trabajo lírico.

Hermosura de versos estimada Beatriz, me ha gustado leer tu poema. Abrazos infinitos. 

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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