Era una hermosa mañana cuando el Astro Rey, asomó su fantástico rostro iluminando toda una mitad del planeta Tierra como si buscara algo en especial.
Y así, algunas horas después ya para el mediodía en Playa el Edén, se sentía la calidez del optimismo abrazar el ambiente. Se percibía con claridad ese olor a vida de las algas marinas. La caricia de la brisa fresca del mar danzando emocionada por doquier, acompañando el vaivén de las olas haciendo ruido al golpearse una contra la otra, proporcionaban a los sentidos la sensación de estar en un pacifico remanso del sueño.
Formaba todo en conjunto un bello cuadro, el cual, a cualquier pintor que hubiera contemplado el hermoso paisaje paradisíaco a esta hora del día, se le habría antojado plasmarlo para retener por siempre en su lienzo la hermosura del instante, parecido al de un mágico cuento de hadas.
Capitulo 1
La sirena Julieta, conoce al Astro Rey.
De pronto, llegando casi las doce del día de altamar y contraviniendo las leyes marinas, a lo lejos, una hermosa sirena ascendió desde el fondo para contemplar el bello mediodía que en sí ya era inolvidable pero, además, si se le agregaba la esplendorosa imagen de quien surgió de lo profundo del mar para complementar el panorama, dio como resultado algo verdaderamente único.
Hermosa, semejante a una figura de plata pues brillaba como si hubiera sido puesta en el lugar a propósito por un conjuro mágico, una vez llegada ya a la superficie dirigió su mirada al cielo para quedar de inmediato prendada del Astro rey, y exclamar enseguida:
--¿Me ha mirado?...--, sus amigas las sirenas le habían hablado mucho de él, y esa mañana simplemente sintió curiosidad por conocerle.
De esa manera fue como se atrevió a desobedecer las ordenes de su furibundo Padre pero, ahora, quién se acordaba de eso al ver a ese ser resplandeciente, por lo que emocionada se dijo a si misma otra vez:
--¡Me ha mirado… me ha mirado el gran Astro Rey!...--, se repetía en voz alta, y seguía con entusiasmo:
--¡Ha posado sus ojos en mí!...--, dijo totalmente asombrada al mirar al Sol pues, nunca lo había podido ver porque sólo tenían permitido salir a sus paseos empezando el anochecer, cuando el Astro Rey ya se había comenzado a retirar a descansar a sus aposentos luego de una larga faena.
La hermosa sirena sintió que el corazón le saltaba fuera del pecho, de felicidad, repentinamente él, volvió sus ojos hacia ella quedando en ese instante prendado de su belleza,preguntándole en forma curiosa:
--¿Quién eres?...--.
Ella, sin poder moverse de su sitio debido a la emoción que la invadía en ese momento, solamente atinó a asegurar con cierta timidez:
--¡Soy una sirena… y mi nombre es Julieta!...--.
Con su voz cálida él,dijo en seguida:
--¡Lindo nombre!... ¿de dónde vienes?...--, de la misma forma le preguntó al final, por lo que algo más reconfortada por su lado, Julieta, dijo:
--¡Habito en el fondo del océano pero… he escuchado tanto de vos… que me invadió la curiosidad y…atreviéndome a las posibles consecuencias… no pude evitar salir a ésta hora para asomarme y así conocerle… y traerle algo de música interpretada con mi arpa!...--.
Las leyes de la profundidad eran muy estrictas, no se les tenía permitido a las sirenas asomar su rostro a la superficie pues, eran tan hermosas, que cualquier humano quedaría hechizado al verlas pero, además, Julieta, era la más hermosa de todas ellas; por lo cual el Astro Rey, acarició su rostro con la tibieza que despedía y, así, la bella criatura, sintió que el amor le visitaba por primera vez.
La hermosa sirena había soñado con enamorarse, más nunca se imaginó que se enamoraría del mismo Astro Rey. Ese sueño estaba tan lejos de ella, ya que no eran iguales, pero ahora ala más bella de las sirenas eso poco le importaba. Así es el amor, no conoce de diferencias.
Así, pasó el tiempo y se volvió una costumbre de todos los días emerger a escondidas de su Padre para contemplarle. Le cantaba bellas melodías con su arpa y su caracol gigante que hacía eco y se escuchaba por toda la hermosa playa. Él, enamorado, le acariciaba desde lejos ilusionado con hacerla su reina y, así, de esa manera en los tibios mediodías, solían reunirse para demostrarse su amor.
Pero nunca falta algún indiscreto que actúa con envidia y mala intención; alguien de la corte submarina, ya había corrido nadando a contarle la noticia al Padre de Julieta,quien era en persona el mismísimo Rey Poseidón, todo lo que sucedía en la superficie cada mediodía, por lo que, el amo de las profundidades de los océanos y los mares, estaba ya al tanto de la noticia que corría en lo más recóndito de las aguas.
La sirena Julieta, tenía amores con el Astro Rey.
Capítulo
Castigo Implacable.
Poseidón, embestido como el señor Juez, de inmediato la mandó traer. Y como todo buen Juez, tenía qué poner el ejemplo, así que empezaría por su propia casa. Pasó poco tiempo luego de que la llamara y, en un momento casi al anochecer, se escucharon en la gran puerta de coral unos leves toquidos. Julieta había golpeado como queriendo que su Padre no escuchara, cuando:
--¡Adelante!...--,respondió con voz tajante y de trueno al mismo tiempo aquél.
La hermosa Julieta,asomó tímidamente su cara por la enorme puerta de coral, para preguntar con su melodiosa vocesita entrecortada y con su semblante reflejando un gran nerviosismo:
--¿Me mandó llamar señor Padre?...--, Terminó sin poder entrar, para volver a escuchar esa atronadora voz que era de temerse, ordenándole:
--¿Adelante… sirena Julieta…--, pronunció su nombre con sequedad, como si no fuese su hija; y una vez entrada, prosiguió:
¡Te he mandado llamar…porque el tema a tratar es muy delicado y… siendo Soberano de los mares… aunque soy tu Padre… en este momento tengo qué cumplir con mi deber!...--.
Julieta, en ese instante era un montón de nervios, se encontraba suspendida frente a él, el señor Juez,quien continuó con una voz firme pero sin poder evitar que en su cara se reflejara la ternura y el gran amor por su pequeña:
--¡Has quebrantado las leyes de las profundidades Julieta… eres por tal… acreedora de un castigo ejemplar!...--.
--Padre…--, quiso ella decir algo, y de inmediato fue interrumpida atronadoramente:
--¡En este momento no soy tu Padre… tengo que cumplir con mi función de Juez y Soberano de los mares!... ¡así que… por favor… no me llames Padre!...--, culminó, para escucharla voz temerosa de Julieta, decir:
--¡Pero señor Juez… mi único delito es haberme enamorado del Astro rey!...--.
--Hija…--, la interrumpió el rey de los mares, y siguió:
-- Siento en mi alma el dolor que me ocasiona… tener qué ser yo mismo quien deba de dictar sentencia pero… tengo qué cumplir con mi deber…--, y culminó en tono grave, ante la mirada asustada de la hermosa sirena:
--¡Así qué… conforme al derecho en que se rigen las leyes de las profundidades… tienes qué partir desterrada!...--, en ese instante hizo una pausa para escuchar el gran silencio que envolvió el ambiente. En la cara del Juez, se reflejaba la gran tristeza que sentía y sobretodo la impotencia. No podía hacer nada por evitarlo sin que se resquebrajara su reino.
Julieta por su lado,sintió las lagrimas rodar por su rostro al sentir los brazos de su Padre apretarla fuertemente en un abrazo de despedida, para enjugar con ternura las lágrimas de su hija. Ella, sintió un nudo en la garganta, y, sin decir más salió de prisa. Tenía qué abandonar su hogar, por lo cual fue a despedirse de sus seres queridos para salir después a la superficie, hacia una muerte segura.
Lloró incansablemente por largo tiempo, sin lograr comprender cómo el amor, tenía que ser castigado.Sólo llevaba de equipaje su gran caracol, un regalo que hacía tiempo su Padre le regaló el día de su cumpleaños.
El Rey Poseidón por su parte, temiendo por su vida pues ella no era humana, así que no sabía cuanto tiempo podría sobrevivir, ya la esperaba preocupado pensando que regresaría pronto a pedirle perdón, imaginando que él mismo trataría de hacer menos triste su pena consolándola y dándole consejos para que no volviera a errar el camino.
Capítulo 3
La Salvación.
Sobre la superficie sumida en su dolor, y a punto de la asfixia, Julieta, no se dio cuenta de la presencia del Hada Hadalú, quien es el Hada de los enamorados y, ésta,revoloteando y viendo tanta tristeza en el rostro de la sirena le preguntó:
--¿Por qué hay tanta amargura en tu llanto sirena?...por qué no te zambulles para no perecer?...--,Julieta había despertado la curiosidad de todas las hadas de la arena, así que,la bella sirena sofocándose por la falta de agua, comenzó a narrar los hechos:
--¡Mi delito… Hada del amor… fue haberme enamorado profundamente de mi único y verdadero amor… el Astro Rey!…--.
--En sí…--, le interrumpió el Hada, y siguió:
--Tú… no has cometido delito alguno pero… todo ser viviente… es regido por leyes y es nuestro deber acatarlas!...--.
Eso decía el Hada del amor cuando, al mismo momento la señaló con su varita mágica y, de esa forma,luego de bañarla con una lluvia de estrellas, haciendo uso de su artilugio, una celestial luz iluminó a la sirena como si ésta fuese de fuego para, con ello,transformarse en seguida en una bella mujer humana.
El Hada, sólo quería escuchar la versión de su boca, a ver si decía la verdad pues, las hadas todo lo saben ya que son mágicas. El Astro Rey viéndolas desde lo alto, se conmovió casi hasta el llanto gracias a la generosidad del Hada, quien en ese instante además, le regalaba a su amada un hermoso castillo de coral a la orilla de la playa.
Pensando en que acababa de llegar al mundo de los humanos, y no tendría un techo en dónde vivir, por lo cual le hizo ese obsequio para que en él habitara. Estaba construido por dentro con techo de galleta de vainilla, desde donde colgaban unos gigantescos candiles con lagrimitas de gomitas de todos colores, y sabores; sus muros eran unos gigantescos caramelos que tenían el color de los corazones, rojo con color blanco y se veían deliciosos; su gigantesca puerta construida de chocolate con bombón; y el umbral de sus ventanas con galletas del color y el sabor de mermelada de fresas.
Era un lugar encantado en el que cualquier niño humano habría sido feliz de habitarlo, por lo que al instante, el rostro de la sirena Julieta, cambió por un momento al contemplar el hermoso castillo pero, la hermosa joven, no dejaba la tristeza a un lado:
--¡Gracias!...—murmuró,y continuó con el mismo tono dulce:
--Es realmente hermoso!...--.
Fue entonces que sorpresivamente, el Hada Hadalú, dijo:
--¡Es mi regalo de bodas!...--, y sorprendiendo con lo dicho a Julieta, prosiguió:
--¡Personalmente junto con la ayuda de las demás hadas… me aseguraré de que la felicidad toque a tu puerta… y a la de tu amado!...--.
Julieta, con lágrimas de alegría nublando su mirada, expresó:
--¡Gracias nuevamente!... ¿cómo puedo pagar todo lo que has hecho por mí?... querida Hada?...--, le preguntó al final.
Quien le respondió:
--¡Siendo felices me sentiré recompensada… recuerda, que soy el Hada Hadalú… benefactora del amor sincero…---.
Julieta, dijo extasiada:
--Nunca olvidaré lo que haces en nombre del amor… querida Hada…--, luego, agradecida, le dio un beso en la mejilla, y fue en ese instante en que Hadalú desapareció en el aire, de la misma forma en que llegó.
Pero, aunque Julieta hecha mujer, se sentía mejor por el simple hecho de no tener qué morir apenas alas pocas horas ya comenzaba a extrañar a su familia y a sus amistades, pues amaba a su mundo y a sus congéneres. Comprendía que su familia era muy importante en su vida, pero también lo era el amor que sentía por su amado.
Así pasaron los días,sintiendo que estaba profundamente atrapada en una encrucijada. Se daba cuenta cada día de lo mucho que extrañaba sobretodo a sus dos hermanas Quería contarles de su amado, pues eran aparte sus confidentes. Y con todo aquello en su mente se paraba algunas ocasiones sobre la orilla del mar, con la mirada perdida, recordando su vida bajo el gran océano.
Capítulo 4
Días Lluviosos.
Ella, ignoraba que los humanos disfrutamos de cuatro estaciones al año, aunque los habitantes del mar lo sienten en la temperatura del agua, no comprendía del todo eso de las estaciones.
Hubo días en que el inverno cubría el cielo y la lluvia no cesaba; llovía como si se hubieran abierto las compuertas del manto bendito, como si un gran diluvio cubriera nuevamente la superficie de la Tierra, mientras su amado no aparecía por ninguna parte. Le amaba tanto que sentía que la vida sin él, no le importaba.
Salía a recorrer la orilla de la playa a pesar de las inclemencias del clima con la esperanza de verle, paseando su figura toda mojada iluminada repentinamente por los fuertes rayos.
Una noche que lo buscaba desde su balcón, la luna llena, la observó y sintió como propio el dolor de la pobre sirena hecha mujer. Fue una de esas noches en que paró de llover, y quiso consolarla diciéndole al momento:
--No desesperes… sirena Julieta… verás que pronto aparece tu amado Astro Rey… y entonces comprenderás el por qué de su ausencia…--.
Y Julieta, murmuró dulcemente:
--¡Es que… le amo tanto bella luna…--, y comenzando a sollozar continuó:
--¡Que he pensado regresar a mi hogar… y pedir perdón al señor Juez… quien estoy segura de que es él mismo… el que lo ha alejado de mí…--, causando con esto la ternura de la luna llena, quien siguió escuchando:
--Pero… algunas veces…tengo el presentimiento de que volverá…--, fue entonces que Julieta no pudo contenerse, y soltó el llanto más amargo que jamás habíase escuchado, por lo que la misma luna se puso a llorar junto con ella, quien en su interior se preguntaba sobre el Astro Rey:
“¿Se dará cuenta de lo que Julieta sufre sin verle?” se cuestionaba al ver que la bella sirena convertida en mujer, comenzó a gritar desesperada:
--¿En dónde estas… porqué te escondes?...--, ya que ella ignoraba lo de las estaciones.
Los habitantes cercanos del lugar que llegaban a pasar por ahí, ahora le llamaban la Sirena del Caracol,pues corría llorando gritándole a su amado con su gran caracol, que más bien parecía un gran amuleto, y el gran eco se dejaba oír por la orilla de la playa.Todos los lugareños la escuchaban y se reían de ella, preguntándose:
“¿Será posible que el amor, sea un sentimiento capaz de volver loco de dolor a cualquier enamorado?”
Y así, pasaban las semanas y el amor de su vida no aparecía pero, una tarde en que el rumor del mar entonaba una melodía celestial, cuando había cesado la lluvia, y el arcoiris cubrió de pronto el cielo con más colores que de costumbre, al grado que parecían caramelos decorando el gran paisaje, Julieta, salió con el gran caracol entre las manos buscando nuevamente al Astro rey.
Luego de no cesar de buscarlo, horas más tarde, escuchó la voz del Hada nuevamente, quien le dijo:
--¡Ten paciencia Julieta…verás que pronto regresará tu amado, para nunca separarse más de ti…--,le aseguró esa voz conocida.
--¡Gracias por tus palabras de aliento Hada Hadalú…ya has hecho mucho por mí…--, respondió la sirena convertida en humana, tratando de ubicar entre la penumbra a su fantástica protectora.
Capítulo 5
Reencuentro.
De pronto a lo lejos,observó la figura de un barco que echaba anclas, para luego, ver acercarse a su vez a un marinero que de ahí bajó; finalmente, sintió que algo se clavaba en su pecho como una espina cuando, luego de unos minutos, lo tuvo frente a ella.
Algo le decía en su interior que estaba frente a su amado. En sus grandes ojos café marrón reconoció al instante la mirada de su gran amor, reprochándole el por qué de su ausencia:
--¡Amor mío!... ¿por qué me abandonaste?... ¡sentí morir sin tu calor!...--.
Él, le contestó:
--¡Nunca me fui de ti amada mía… te diré que también sufrí pero… en temporada de otoño e invierno…tengo que permitirle al dios trueno… al dios de la lluvia… y al dios de los rayos y relámpagos… que cumplan su misión para éste Mundo porque… todos los seres habitantes y fenómenos meteorológicos del planeta Tierra… estamos aquí con un propósito… por eso fuimos creados por el DIOS TODOPODEROSO!...--,terminó diciendo al momento en que la estrechaba entre sus brazos, apretándola fuertemente contra su pecho.
Bebiendo ambos de sus propias lágrimas con sabor a sal, en un beso, al instante se entregaron el alma. La Magia nuevamente del Hada Hadalú, había hecho el milagro,transformando por las noches al Astro Rey, en un caballeroso marinero.
En las estaciones de Otoño e Invierno él, sería un apuesto hombre venido del mar, y en las estaciones de Primavera y Verano, ella sería un hermoso girasol silvestre.
Moviendo para ello su varita, hizo así entonces que, todas las noches, ambos, fuesen a partir de ese instante, los dos seres humanos más felices de la Tierra.
Y así, un anochecer al pasar dos lunas de la siguiente Estación del año, cuando los enamorados paseaban por la orilla del mar, se escuchó una fuerte voz como la de un trueno,que llamaba a la hermosa joven:
--¡Julieta… hija…--.
Sorprendidos buscando a quien hablaba, otearon en la oscuridad hacia todos lados sin lograr de primer instante ubicar a su Padre, Poseidón.
Ella reconoció enseguida la impresionante voz de su progenitor, quien siguió:
--¡Hija…perdóname haber sido tan duro contigo pero… ya has pagado tu condena por tu desobediencia…--.
Finalmente, al lograr verlo entre la bruma de la noche, Julieta expresó:
--¡Gracias Padre… nada tengo que perdonarte!... ¡fui yo quien desobedeció tu mandato pero… sabes que fue por amor…--.
Comprendiendo eso Poseidón, volteo a mirar al marinero, para decirle:
--¡Tú… Astro Rey hecho hombre… cuida mucho a mi hija… o te las verás conmigo!…--.
A lo cual el amado hombre llegado de altamar, contestó emocionado:
--¡Señor… mi vida doy por su hija… porque la amo demasiado!…--.
Luego de asegurarse deque así fuese, despidiéndose el señor Juez, se marchó en la inmensidad de la penumbra, y, ellos, ya dentro del castillo regalo de bodas del Hada Hadalú,enamorados más que nunca, e iluminados solamente por la luna, dándose un largo beso los dos sellaron para siempre su felicidad.
Epílogo.
A los pocos días se celebró la gran boda a la orilla de la playa, en donde desde las profundidades salieron todos a la superficie para felicitar a los novios, claro, con la ayuda de la varita mágica del Hada Hadalú. Cuanto lujo y derroche de felicidad. Los novios no dejaban de bailar cuando interrumpió la voz del señor Juez, para decir alegremente pero con su sempiterna voz de trueno:
--¡Propongo un brindis por mis hijos!...--, invitando luego a la distinguida concurrencia, a acompañarlo, para rogar al Dios Creador del Universo, por la dicha plena de los dos enamorados, y, abrazando a su pequeña Julieta, les dijo con una voz que parecía bajada del mismo cielo:
--¡Hijos… hace tiempo escuché a un delfín recitar estas palabras sabias, de un gran jefe Sioux!…--, y finalizó en seguida de la misma manera:
--¡Les deseo una felicidad plena… que en su hogar reine por siempre la dicha pero… recuerden volar siempre juntos… más nunca atados entre sí!...--.
De esa forma, Julieta cuando quería, se convertía en sirena y bajaba a visitar a sus seres queridos, quienes se mostraban realmente felices de poder verla, aunque fuese de vez en vez.
Fin.
Autoría : Ma Gloria Carreón Zapata.

Vistas: 157

Respuestas a esta discusión

Maravilloso cuento, Ma. Gloria. 

Fue un placer leerlo, me gustó muchos el mensaje final

("juntos...más nunca atados entre sí").

¡Felicitaciones!

Delia Pilar, muchas gracias por tu valioso tiempo dedicado a la lectura de mis modestas letras, bendecido día, te abrazo desde México.

RSS

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…