SORPRESA NAVIDEÑA

       Estaba deprimido. José, hombre de 65 años, había sobrevivido a la Pandemia. Pero el virus se había llevado a su mujer, diez años menos que él, y a su hija Rebeca -del mismo nombre que la Madre-, dejándolo en la absoluta soledad pues ese matrimonio solo tuvo en treinta años de casados una sola crianza que ambos adoraban.

        Su soledad era profunda. Y honda su tristeza. Ahora no sabía a dónde ir, o qué hacer, pues los parientes de su mujer, la menor de  su familia, todos yertos; lo mismo que la suya, en la que él fue el único hijo.

        José siempre, desde muy pequeño, fue poco sociable, Lo que él dirimía como fruto de su progenitura única en la cuna familiar, así como por haber vivido desde muy joven la muerte de sus padres, cuando solo conta ba con dieciocho años.

        Fue, no obstante, un trabajador ejemplar: siempre puntual, cumplidor de sus tareas, dispuesto en todo momento a afrontar los retos de la vida.

          Pero ahora, pensaba, había sido demasiado. Estar solo y  su alma era injusto, cruel, terrible...insoportable...

          Pero una grata sorpresa cambiaría todo. 

          Suponiendo que estaría solo y asumiéndolo como algo irremediable, quiso afrontar la noche del veinticuatro de diciembre con valentía y entereza y, contra su costumbre, se dispuso a ir de compras para  comprar alimentos navideños, ya preparados, en un Centro Comercial de gran fama.

         Ya ahí localizó, sin él recodarlo, a un viejo compañero de infancia, que fue compañero del jardín de niños cuando él ingresó al colegio. José no lo recordaba pero Manuel, que era su nombre, se lo recordó con grandes detalles, haciendo alarde de una inusitada memoria. Pero ni así recordó nada. 

         Manuel, pese a todo, le hizo notar que pasarían, con su numerosa familia -diez hijos, su mujer, sus nueras y yernos, y una docena de nietos- una velada inolvidable.

        Después de que José le detalló a Manuel su situación personal de intensa soledad, éste le hizo ver que donde comen treinta comen treintaiuno, sin problema. Y lo convenció.

          Esa grata noche José reconoció que ese era un verdadero milagro navideño, pues la pasó de lujo, aunque nunca recordó detalle alguno de su supuesta compañía escolar con Manuel.

   

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Respuestas a esta discusión

Un cuento navideño algo triste pero con un gran mensaje en estos tiempos de pandemia. Felicitaciones apreciado poeta y escritor Benjamin. Saludos fraternos desde la distancia y feliz navidad.

Benjamin Adolfo, gracias por compartir tu cuento que revela, el aprecio hacia los semejantes.

Felicitaciones.

Saludo fraternal.

Bello cuento

Muy buena tu narrativa. Me ha encantado. Gracias por participar.

BENJAMÍN ARAUJO MONDRAGÓN

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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