NAVIDAD DE LOS POBRES

Fue una noche de diciembre cuando María, una mujer enamorada de las letras, quiso escribir algo especial. Parece que nunca lo había hecho, (escribir a la navidad), porque jamás se detuvo a reflexionar acerca de lo que significa realmente esta fecha. Acostumbraba a llevar siempre consigo un viejo diario que dejó olvidado en una cafetería, y que mi amigo Mario Fernando encontró y lo quiso compartir conmigo. Y yo, ahora deseo compartirlo con ustedes.

LUNES
Faltan unos pocos días, para la celebración del nacimiento de Jesús Jubilosas noches de luces, música y algarabía, ya empiezan a desfilar. Se escucha por doquier la risa de grandes y chicos, esperando ansiosos, este gran día para recibir sus dádivas. Las risas infantiles se escuchan por todos lados, y son los pequeños, quienes ya están solazándose con esta fecha tan especial. Los mayores esperamos que la natividad haga su aparición para enternecernos con la música, con unas cuantas copas de vino, las delicias gastronómicas propias de esta época, y muchas cosas más que nos deleitan. Gozosos esperamos a nuestras familias que vienen de distintos lugares, (es la costumbre). Amigos, vecinos, compañeros de trabajo y de estudio nos reuniremos como se suele hacer año tras año. ¡Estos encuentros son maravillosos! Aunque en estos momentos, lo que más me interesa, es pensar en el regalo que recibiré, o sea mi nuevo carro. Estoy loca pro estrenarlo. Seré la envidia de todos mis amigos. ¡Qué locura!

MARTES
Mis padres viajarán a Europa y estarán de regreso antes de la natividad. Mientras, aprovecharé para divertirme con mis amigos. La vida es para gozarla, entonces, ¡a gozar se dijo!


MIÉRCOLES
Son las 10 de la mañana. Una compañera de la universidad me invitó a su casa. No es mi amiga, solo una compañera más, y se me hizo extraño que lo hiciera, debido a que no hemos tenido cercanía alguna; es ¡tan aburrida! Es que es una chica muy diferente a mí. No sé qué le pasa, se comporta tan distinto a todos los jóvenes. Pero bueno acepté la invitación, quiere que veamos una película.
Son las 11 de la noche; eso anuncia el tic-tac de un antiguo reloj que cuelga a la entrada de la puerta principal de mi casa. Y a ti, mi diario, mi confidente, quiero contarte algo: aunque dentro de mis planes no era ir a ver una película, porque quería hacer algo más divertido, ¿sabes algo? me gustó, aunque llegué muy triste. No sé porque, pero me tocó el corazón. “NAVIDAD DE LOS POBRES” fue el título que empezó a mostrar la pantalla del televisor. Y eso no es nada, las imágenes de miles de niños, jóvenes y ancianos deseosos de que aquella noche hubiera una, una sola persona que les tendiera una mano, me marcó enormemente. Vi como una familia en la más ínfima pobreza, pero llena de amor, compartía un pan con un poco de limonada. Era todo lo que tenían para la cena. Oraron de una manera muy especial, como nunca en la vida había escuchado. Y agradecieron a Dios por las tantas bendiciones que habían recibido. Los vi felices, y entonces me pregunté: ¿Cómo puede esta gente conformarse con tan poco? Finalmente, pude observar la navidad en las calles de la gran ciudad y esto me impactó tanto, que sentí una gran necesidad de ver esa realidad con mis propios ojos. ¿Será posible que me atreva a hacerlo un día? -pensé.


JUEVES
Anoche me desvelé. Llamé a mi compañera y le di pedí que fuéramos amigas. No sé, pero vi en ella muchas virtudes, y aunque siempre la pasé inadvertida, anoche me di cuenta de que es una chica muy especial. Su nombre es Roxana, y nunca imaginé llegar a entablar una amistad con ella, porque me parecía antipática. Además, siempre ha sido el hazmerreír de la universidad. Después de conversar un rato con ella, desde el otro lado del auricular me dijo: mira, te invité para que vieras una realidad que mucha gente no conoce, y sé que tú formas parte de este grupo de personas. Simplemente quería que te dieras cuenta, de cómo mientras muchos riquillos viven la navidad disfrutando de tantas y tantas cosas a veces innecesarias, despilfarrando el dinero y desperdiciando comida, al otro lado del mundo vive un montón de seres en la más completa miseria, deseosos de saciar su hambre con unas cuantas migajas de pan. Mientras una multitud de hombres y mujeres derrochan el dinero en banalidades, hay millares de personas que no cuentan ni con lo más mínimo para llevar una vida digna. Viven a las orillas de los ríos, a la merced de que cualquier noche su sueño sea perturbado por las inclemencias del tiempo.
Muchos hombres y mujeres como tú, no saben lo que significa la navidad en las familias de escasos recursos económicos, ni mucho menos lo que significa la navidad para los habitantes de la calle, para quienes su único techo es el cielo.


VIERNES
Anoche fue la peor noche de mi vida. No pude dormir. En mi mente caviló todo el tiempo, la idea de querer un cambio en mi vida, de ser otra persona, pero no tenía ni idea de cómo lograrlo. A las dos de la mañana prendí mi computadora y lo primero que apareció ante mis ojos esta frase: PENSAMIENTO DEL DÍA: Si buscas un cambio en tu vida, no lo hagas, sin antes buscar a Jesús. Esta frase me hizo reflexionar. Sentí entonces deseos de hablar con Dios, aunque en realidad nunca lo había hecho, y no sabía cómo acercarme a él.


SÁBADO
Esta noche salí a caminar por uno de esos barrios a los que llaman marginados y pude observar en una calle oscura y fría a un grupo de hombres conocidos como, indigentes. Hombres que comen desperdicios; hombres que duermen en los andenes, en camas de asfalto; hombres que alejan el frío con cobijas de papel. Pude notar que a en medio de su abandono, rechazo y soledad, esa noche de navidad se habían reunido para alabar a Nuestro Señor Jesús. Lo alabaron con sus voces roncas y ataviadas de tristeza. Oraron y con su vocabulario escaso, le clamaron a Dios un pedazo de pan para saciar su hambre. Pidieron a Dios un vestido, una mano amiga que los sacara de ese mundo en el que habían ido a parar. Mientras merodeaba por aquellos lares, participé del momento de las peticiones personales. Uno de los chicos dijo: Diosito bello, ayúdame a dejar la marihuana, quiero que mi mamita me ame y ame acepte de nuevo en mi casa; no quiero fallarle más, no quiero darle más sufrimientos. Otro joven de más edad, arrodillado y elevando su mirada al cielo objetó: Diosito bello, chuchito hermoso, no seas malito, mano, sácame de estas calles, estoy harto de esta vida; pero no puedo, no puedo, Dios, dime cómo le hago. Uno a uno, fue declarando al Señor sus necesidades. Pude notar que todos los presentes pidieron un cambio en su vida. Suplicaron que los sacara del lodo, de ese lodo en el cual estaban navegando y que los enmelotaba de bóxer, de yerba, de bebidas alcohólicas. Lo hicieron con sus palabras mal dichas, pero con mucha fe. Y ante aquel cuadro, no pude evitar detener un diluvio de lágrimas que no cesaba de rodar por mis sonrosadas mejillas. Entonces me acerqué, les deseé feliz navidad y regresé a casa.


DOMINGO
Anoche llegué muy tarde. No pude estar a las doce para desearle a mi familia y amigos, una feliz navidad como es la costumbre. Llegué con el corazón destrozado. Escuché el estruendoso sonido del equipo de sonido, las carcajadas y los gritos de los presentes, y sentí un gran alivio y satisfacción, porque por primera vez en mi vida había recibido la navidad de una forma diferente; casi que en un encuentro con lo divino. No puedo creer que yo, María de las Fuentes y Alcántara, gracias a una chica a la que siempre desprecié, y que ahora se estaba convirtiendo en un ser tan especial en mi vida, estaba comenzando a ver la vida desde otro ámbito. Gracias a ella, estaba cambiando mi forma de ser y de pensar. Ahora yo misma no me reconozco. No puedo entender como yo, la hija de un millonario, con apellidos de abolengo, estuve anoche, en un barrio al que jamás pensé ir un día, porque sentía asco y miedo, y viviendo la navidad. Pero ya ves, querido diario, las cosas que se ven en este mundo. Pero, sobre todo, las cosas que el Señor, hace en nuestras vidas. Estoy comprendiendo que la vida es bella y que se es feliz cuando se ama, cuando nuestro corazón es generoso y bueno. En estos momentos siento que debo ayudar a los míos. Ellos no conocen a Dios. Su único dios y a el que ellos idolatran, se llama dinero.
Anoche sentí pena por mí misma y por mis padres. Tanto las imágenes de aquella película, como lo que pude observar en la calle, me hicieron reflexionar en la vida que estoy llevando, que está llevando mi familia y un buen número de personas, que, alejados de los ojos del Señor, se han convertido en seres egoístas e indolentes.

¿Sabes algo, querido diario? Ese carro tan fino y hermoso que esperaba con tantas ansias, no lo quiero. Sé que debo empezar a desprenderme de las cosas materiales. Además, si ya tengo un buen vehículo, último modelo, para qué necesito uno nuevo.
Amigo mío. A ti mi querido diario que siempre has sido testigo fiel de todas mis locuras, mis locuras plasmadas en unas cuantas letras, quiero decirte que arrancaré todas tus páginas, excepto estas. ¡No te molestes amigo, por favor! A partir de hoy, ya no escribiré sandeces, porque eso significa, seguir manchando tus blancas hojas. No quiero estropearlas más. Quiero que tú, mi querido diario, luzcas radiante, limpio, y que cada grafía, que mi mano plasme, brille como los fulgurantes rayos del sol que iluminan cada mañana.
Quiero decirte también querido diario, que este año, tú has sido muy importante para mí. Y como tengo muchas cosas que hacer, creo que por este año debo despedirme de ti. No es un adiós, es un hasta luego. Al sentir la necesidad de cambiar mi vida, siento también la necesidad de ir en búsqueda de el nuevo camino que tengo que recorrer.
Finalmente quiero contarte, que de la experiencia que acabo de vivir en esta navidad, me ha quedado una enseñanza, enseñanza con la que quiero sellar este año que ya levanta su mano para decir adiós: Hay pobres que no tienen dinero ni comodidades; pero son millonarios porque tienen un corazón bueno y generoso.
Hay millonarios navegando en la opulencia, disfrutando de las beldades que pueden comprar con el dinero; pero pobres en espíritu, y un corazón cobijado por el orgullo, e insensibles ante el dolor y el sufrimiento ajeno.
Dios mío, gracias por la lección que me diste este año. Gracias porque entendí que el mejor regalo de navidad que pudiera haber recibido no era un auto, sino el haber escuchado tu voz, tu dulce acento que está invadiendo mi corazón de tu amor.
Gracias porque tú, Señor, colocaste en mi camino a una persona maravillosa en mi camino.
Además, gracias porque me permitiste, en tan solo una noche, visualizar y sentir el sufrimiento ajeno. También me hiciste ver que mi familia no es millonaria, mi familia es pobre, simple y llanamente pobre de espíritu y pobre en valores.

GLORIA ESPINOSA ALZATE

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Respuestas a esta discusión

Este es un cuento reflexivo, con un contenido valioso que va directo a la conciencia.

Gracias por participar.

¡Excelente narración navideña, Gloria!

Maravilhoso conto de Natal. Este é seu verdadeiro érson.ABRAÇO.
Verdadeiro sentido natalino.

Gloria...

Una maravillosa reflexión nos dejas en este escrito donde, percibes con claridad las injusticias de un mundo desigual y lo mas hermoso, es haber reconocido la superfluo que podemos ser
Un placer estar en tus letras

Saludos y felices fiestas.

Hermosa y reflexiva narrativa querida autora, un placer pasar por tus letras y poder disfrutar de la lectura. Abrazos y bendiciones.

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Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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