Como una silfide, renacida,
la sirena que mora entre
las rocas y el agua cristalina,
de su silencio sale y se muestra
con la belleza, que le da la pureza
de ser la última de su especie.
En ella misma y su larga melena,
rubia, y clara, discurre el manantial, y los saltos de agua
sobre sus pechos se produce.
Sola se alejó de las contaminadas aguas de los océanos y los mares
y se enclaustró como ermitaña,
entre las rocas, las nieves, y los
vestigios de crear una raza nueva.
A la espera de un sireno que llegue a las alturas, paciente y solitaria,
asoma su busto, y su belleza como reclamo de un prometedor futuro.
Y se le oye cantar con voz que el
eco recoge, y lanza hacía la inmensidad de las praderas, y
resuene en el valle, donde los campesinos, oyen todavía sus quejas...
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A la espera de un sireno que llegue a las alturas, paciente y solitaria,
asoma su busto, y su belleza como reclamo de un prometedor futuro.
Genial
Gracias
mary
Encantadora tu prosa poética.
Gracias por estar aquí.
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