Yo nací, Señor juez, en el suburbio,

suburbio triste de la enorme pena,

en el fango social donde una noche

asentara en su rancho la miseria…

Esteban Celedonio Flores

 

Como un expósito sin cuna

siento que este mundo burgués

sin conocerme me desprecia

tratándome como un desecho.

 

Masco la áspera corteza

de mi propio odio indefinible

mientras los sollozos me ahogan…

y pienso que la misma antorcha

que la noche alumbra

sirve para el incendio

o el estrago.

 

¿Qué pone de diferente

un jardinero de otro?

Los dos dejan la siembra

en la tierra fecunda…

uno cosecha lirios,

el otro una serpiente.

 

“La musa

de lo eterno y cósmico

cerró sus alas”

para mí y me dejó

sin hogar, ni ley,

ni patria…

con destino incierto

como la hojarasca

del bosque;

como una palma

desafiando los vientos,

“irreverente Leviatán”…

 

Fui grande en el soñar,

perezoso en la acción.

Alcé mi frente mustia y lapidada

esgrimiendo mi trágica energía…

¿quizás en aquella luzco

la infame marca de Caín?

 

No me guío por la razón.

Yo vivo de los impulsos

y ellos constituyen mi verdad.

 

Codicia, doblez y astucia

como mi sombra

me acompañan.

 

Mi pecho yerto

es una tumba

donde mueren las aves

y las flores cierran

sus corolas.

 

Delia Checa

  1. Mendoza, Argentina

2017

 

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Respuestas a esta discusión

Lo de la marca de Caín es metafórico; no hace más que recalcar la marginación de que son objeto muchos humanos por su aspecto físico, vestimentas, situación, etc.

Te agradezco tu lectura y comentario, María.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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