PORTERO DE NOCHE / Liliana Cavani (1974)

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El film de Liliana Cavani, al igual que otras obras de marcado signo erótico traumático, revela la relación entre dos personajes que han vivido, cada uno en situación opuesta, una relación sadomasoquista en la segunda post guerra mundial.
Max (representado por Dick Bogarde) ha sido un funcionario del Tercer Reich, y desempeñó funciones de vigilancia y terror sobre prisioneros judíos. Entre sus víctimas se hallaba Lucía (en una magistral actuación de la inglesa Charlotte Ramplion). En la reclusión a la que somete a los prisioneros, Max entabla una relación de opresión sexual con ella, indefensa ante los abusos de su captor.

La intensidad de la situación en que se encuentran los dos personajes principales (Max y Lucia), muestra la tensión que generan a partir de la definición de sus roles en los que se identifican claramente opresor y oprimido, y en los que es evidente el estado de indefensión absoluta de Lucia. Cuando terminan las escenas de la reclusión en guerra, el espectador siente un alivio al creer que el suplicio de Lucía ha concluido.

Max es ahora el portero nocturno de un hotel de Berlín al que llega Lucía con su esposo. Se reconocen de inmediato y surge en ellos un sentimiento confuso de amor y repulsión al evocar las torturas infligidas por el carcelero. Se buscan y se presenta una relación pasional entre verdugo y víctima, conocida en psicología como el síndrome de Estocolmo. Ahora nace en ellos una atracción en la que renace el recuerdo de los castigos de la tortura, y presenciamos el giro inesperado de la trama en la situación de enamoramiento de los personajes, para llegar al punto de cambiar sus roles y sufrir ambos, alternativamente, el abuso sexual que Max impuso a Lucía durante el cautiverio. Ahora Max padecerá el castigo del desprecio al cuerpo, y Lucía es la victimaria que lo somete al escarnio del sometimiento.
En ese largo episodio de amor y castigo, ellos no tienen en cuenta el pasado ni el futuro: están aislados en una cápsula de sexo y humillación mutua, despojados de sus prejuicios, en la insaciable búsqueda del amor y el erotismo. Son fieles servidores de sus instintos, y ya no importan religión, edad, nacionalidad, política. Sólo ellos encerrados en su delirio.
El filme de Liliana Cavani fue criticado por su crueldad innecesaria, y se le comparó con “El último tango en París” (Bertolucci, 1972), por su expresa definición tormentosa y la directa presentación de las escenas de degradación a que se somete la pareja.
La iluminación proporciona el ambiente siniestro que nace del encuentro de Max y Lucía. Desde el comienzo va prefigurándose la aparición de la tragedia y del dolor en el cuarto del hotel. El constante flash back que sirve de relato temporal del episodio, y también la locación de las cámaras hacen contantes planos cerrados sobre los rostros de los personajes. La música juega un papel importante para resaltar intencionalmente las situaciones de la extraña relación: Ópera y una melodía sensual que se destaca en el baile de Lucía, semidesnuda y trajeada de militar, para acentuar el tema del drama.

Hasta en el abandono que hace Lucía de su esposo apreciamos el sadismo que la domina, para dar sufrimiento y sentir la culpa.
Es una obra abierta a la interpretación. En la relación sexual que pretende hacerse amorosa, destellan los arquetipos del verdugo y la víctima, del amante fiel sometido y la mujer amorosa y castigadora.
Y amante y portero de noche son una sola entidad humana.

Sigue vigente el tema, no obstante que fue calificada como una obra de menor calidad.

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Respuestas a esta discusión

Me parece interesante esta película que presenta el síndrome de estocolmo y  y la perversidad del sadomasoquismo. Este ensayo motiva a querer ver la obra completa.

Gracias por compartir.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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