Era una tarde taurina,
en la Maestranza Cesar Girón
de Maracay,
un torero dio su vida
al mirar a su amada,
el toro lo corneo
en la arena se desplomo,
la tarde se enrojeció
¡Muerto el torero!
¡Que ha muerto el torero!
grita el mayoral
¡Que ha muerto!
¡Qué grande fue el torero!
¡Qué grande fue su faena!
¡Qué grande es la pena!
En la plaza esta su huella,
la arena de rojo se tiñó,
ella llora su dolor.
La tarde se fue triste
roja, de agonía,
el torero, se fue al cielo
vestido de luces
y lleno de valor.
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