Paráfrasis de la nota de Octavio Paz referida al poema "Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón" del libro "Libertad bajo Palabra".
Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón
Has muerto, camarada,
En el ardiente amanecer del mundo.
Has muerto. Irremediablemente
Has muerto.
Parada está tu voz, tu sangre en tierra.
Has muerto, no lo olvido.
¿Qué tierra crecerá que no te alce?
¿Qué sangre correrá que no te nombre?
¿Qué voz madurará de nuestros labios
Que no diga tu muerte, tu silencio,
El callado dolor de no tenerte?
Y brotan de tu muerte,
Horrendamente vivos,
Tu mirada, tu traje azul de héroe,
Tu rostro sorprendido entre la pólvora,
Tus manos sin violines ni fusiles,
Desnudamente quietas.
Y alzándote,
Llorándote,
Nombrándote,
Dando voz a tu cuerpo desgarrado,
Sangre a tus venas rotas,
Labios y libertad a tu silencio,
Crecen dentro de mí,
Me lloran y me nombran,
Furiosamente me alzan,
Otros cuerpos y venas,
Otros abandonados ojos campesinos,
Otros negros, anónimos silencios.
II
Yo recuerdo tu voz. La luz del Valle
Nos tocaba las sienes,
Hiriéndonos espadas resplandores,
Trocando en luces sombras,
Paso en danza, quietud en escultura
Y la violencia tímida del aire
En cabelleras, nubes, torsos, nada.
Olas de luz, clarísimas, vacías,
Que nuestra sed quemaban como vidrio,
Hundiéndonos, sin voces, fuego puro,
En lentos torbellinos resonantes.
Yo recuerdo tu voz, tu duro gesto,
El ademán severo de tus manos;
Yo recuerdo tu voz, voz adversaria,
Tu palabra enemiga,
Tu pura voz de odio,
Tu tierno, fértil odio,
Que hizo a la tierra arder,
Crecer al hombre como frutos,
Puños de combatiente y camarada.
Tu voz, tu corazón, tu puño vivo,
Detenidos y rotos por la muerte.
III
Has muerto, camarada,
En el ardiente amanecer del mundo.
Has muerto cuando apenas
Tu mundo, nuestro mundo, amanecía.
Llevabas en los ojos, en el pecho,
Tras el gesto implacable de la boca,
Un claro sonreír, un alba pura.
Te imagino cercado por las balas,
Por la rabia y el odio pantanoso,
Como tenso relámpago caído,
Como blanda presunción del agua,
Prisionera de rocas y negrura.
Te imagino tirado en lodazales,
Caído para siempre,
Sin máscara, sonriente,
Tocando, ya sin tacto,
Las manos de otros muertos,
Las manos camaradas que soñabas.
Has muerto entre los tuyos, por los
Tuyos.
Este poema de Octavio Paz dedicado a José Bosch constituye un doble testimonio surgido de una convicción y una amistad. La primera se refiere a España -la leal, la popular- y la segunda representada por el nombrado en segundo lugar.
Esta amistad entre Octavio Paz y José Bosch se inicia en 1929 en la escuela secundaria de Colonia Juárez, México. Ambos compartían el pupitre, José era tres años mayor que su compañero, tenía un aspecto grácil pero huesudo, con manos poderosas y rubicundas, tenso (siempre a punto de saltar), labios delgados y despectivos, mandíbula potente y frente amplia. Tenía 17 años (Octavio rondaba los 14 años); por su edad, aplomo y acento catalán intimidaba al resto de sus compañeros en los que despertaba una reacción ligeramente defensiva.
Se inicia una amistad entre ambos muchachos. Cierto día, José deja en manos de Octavio un folleto de Kropotkin, esa misma mañana Octavio lo lee. Siguen otras entregas: Eliseo Reclus, Ferrer, Proudhon y otros… Octavio le corresponde con literatura (novelas, poesía) y algunos libros de socialistas pertenecientes a su padre. La amistad sigue adelante, meses después logran movilizar a sus compañeros de colegio y llevarlos a una huelga. Interviene la fuerza pública y terminan ambos jóvenes en una celda durante dos días. Cuando los liberan son citados por un alto funcionario policial que los amenaza con la expulsión de todos los colegios de la República y, a Bosch, por añadidura, con la deportación en su calidad de extranjero. Después varía su tono adoptando uno más condescendiente y comprensivo… El verdadero idealista es siempre realista les transmite, colocándose en la actitud de comprender los ideales juveniles y ofreciéndoles becas en Europa de modificar ellos su actitud. Ante esto Bosch reacciona violentamente con una contestación que contiene mucha ira y el funcionario termina echándolos. En la calle esperaba el anciano padre de José, antiguo militante de la Federación Anarquista Ibérica, que ante los comentarios de los dos jóvenes sobre lo acontecido los abraza.
Transcurría la época de la campaña electoral para la presidencia de la República de Vasconcelos… Este había entusiasmado a la juventud entre la cual estaba Bosch que dejó la escuela para participar activamente, Octavio, menor que él, siguió sus estudios aunque sí participó en una gran huelga de estudiantes que paralizó por meses colegios y facultades de la ciudad de México. Bosch se convierte en centro del grupo de estudiantes, no ostenta cargos pero se constituye en la conciencia grupal brindando experiencia, la libertad es el eje de la justicia les dice. Ejerce una influencia perdurable en ellos, de ahí el repudio, incorporado a sus vidas a jefes, burocracias e ideologías autoritarias, sobre todo en Octavio.
Al año siguiente Octavio ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria, Bosch no pudo ingresar al haberse atrasado por la campaña electoral pero participa en la Unión de Estudiantes Pro Obreros y Campesinos que establece escuelas nocturnas para trabajadores por toda la ciudad. Esta agrupación nace para honrar la memoria de tres víctimas asesinadas por el vasconcelismo. Los profesores eran Bosch, Paz y otros estudiantes. Bosch discute, incansable, con participantes de dos corrientes que surgen del derrotado vasconcelismo: la marxista y la sinarquista.
En 1930 la Escuela Nacional preparatoria recibe la visita de un grupo numeroso de estudiantes norteamericanos procedentes de la Universidad de Oklahoma. En su homenaje las autoridades organizan un evento: Diego Rivera pinta sus primeros frescos, hay bailes artísticos, música y al final un discurso por un estudiante “oficialista” bilingüe; no bien comienza con su alocución enérgicas voces y gritos de repudio de los estudiantes locales lo interrumpen, el lugar se transforma en una verdadera bataola; Bosch, subido en una silla, intenta que escuchen su discurso improvisado. Al fin, uno de los estudiantes, que también habla inglés logra que lo escuchen y explica las razones de tal escándalo comunicando que México vive bajo una dictadura que ha sumido al país en un endeudamiento feroz y en un baño de sangre intentando, al mismo tiempo, dar una imagen revolucionaria y democrática al exterior. La explicación calma algo los ánimos y, de a poco, la reunión se disuelve y la gente se dispersa. Pero, en la calle, agentes secretos del Gobierno detienen a los cabecillas que van a parar a celdas policiales. A las 24 horas, gracias a la gestión del rector de la Universidad, estos son liberados, todos menos Bosch. No era estudiante universitario ni mexicano, unos días después es deportado a España.
De vez en cuanto los estudiantes reciben noticias de José, contando sus numerosas dificultades en Barcelona, no consigue trabajo y no logra seguir con los estudios. En un viaje que hace a París trata de verse con Vasconcelos pero este no lo recibe. Vuelve, entonces, desanimado, a Barcelona. Sucede un silencio de años. Se inicia la guerra civil en España. Un día uno de los estudiantes lee su nombre en una lista de caídos en el frente de Aragón. La noticia inspira a Octavio Paz el poema Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón.
En 1938 viaja Octavio a España recorriendo algunas provincias sureñas. Es invitado por la Sociedad de Amigos de México a una reunión pública, esa agrupación parecía dirigida por republicanos catalanes. En el momento en que este es invitado a pasar al escenario decidido a leer el poema dedicado a su amigo, ve en primera fila, entre el público, a José. El impacto lo deja sin palabras, muy turbado logra con dificultad comenzar a recitar, omite el nombre del amigo. Lee algo más y se sienta. A la salida una sombra se acerca, era Bosch que deja en sus manos un papel con unas líneas garrapateadas y desaparece en la noche, en él dice que quiere verle a solas, pidiendo reserva absoluta; recomienda, además, la destrucción del mensaje.
Al día siguiente se produce el encuentro entre los amigos. José, vestido modestamente, muy nervioso y angustiado, perdida la seguridad de antes; caminan los dos interminablemente… Habla Bosch atropelladamente, desordenado… Es un ser perseguido, ha participado en sublevaciones anarquistas y marxistas, de las que logró salir con vida por milagro. Trata en ese diálogo, por todos los medios, de develar las mentiras que teje la prensa internacional respecto a España. Defiende el nacionalismo catalán y el anarquismo internacional. Informa ser perseguido por el SIM, el Servicio de Información Militar, informa a su compañero que está escondido en la casa del Presidente de la Generalidad y que pasa desapercibida su verdadera condición entre los criados. De la cólera salta al terror, enfocándose en las persecuciones de que es objeto, rodeado está de fantasmas, su conversación es espasmódica y errabunda.
Octavio le informa que esa semana parte de regreso a España. José le comunica que a la mañana siguiente lo llamará por teléfono. Se abrazan, se aleja Bosch ratificando su llamada a los gritos desde lejos, llamada que nunca recibe Octavio. Nunca más volvieron a verse.
Delia Checa – D.A.R.
Mendoza, Argentina- 2021
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