PRECIOSA CRIATURA DEL AGUA

Hasta una hermosa playa un hombre llegó,

y a la mas bella mujer allí observó,

y su corazón saltó de la emoción,

cuando ella la mirada le devolvió.

En ese lugar donde las olas y arenas se juntan,

la divina mujer solo medio cuerpo mostraba,

mientras su pelo rojo oscuro acariciaba,

cayendo sobre su escultural figura.

Hubo empatía y armonía entre los dos,

y después de un pequeño dialogo,

la fémina lo invitó a nadar,

en el tranquilo verde azul océano.

Ella había dejado de estar sentada en la orilla de la playa,

donde jugaba con las perlas,

que en el mar había encontrado.

Al estar nadando los dos, el tuvo una rara sensación,

al ver como ella ligera se desplazaba,

semejando a un pez en el agua.

Seguían contentos disfrutando la frescura,

pero al dar ella un giro y un salto,

mostró su parte inferior,

de un pez escamoso y grisáceo.

El impresionado siguió nadando a su lado,

admirado de ver y platicar con un ser así,

que parecía no nadar con el cuerpo

sino con una inocente e ingenua marina alma.

El aceptó que tenia ante si a una sirena,

y lo mejor era que su compañía disfrutaba,

y embelesado aceptó verla en ese estado,

con su bello rostro y un torso de maravilla.

Lo que hubiera sido un espectáculo no natural para otros,

para él era un ser dulce y delicado, del que ya se estaba enamorando,

de esa especial y preciosa criatura del agua.

La mujer pez le comentó, que antes había más como ella,

y que no sabía de donde venía,

y que vivía sola en ese mundo submarino.

El por su parte le dijo que no había conocido a nadie como ella,

y que ahora no sabia que hacer,

por su amor imposible de tener.

Ella no viviría en la tierra y el tampoco en el agua,

así razonaba el varón, queriendo ser como ella,

un ser acuático y convivir en el verdoso liquido.

Pero eso era imposible a si que con pena se despidió,

dejando a la sirena con tristeza.

Ahora la sirena que vive en una casa de ventanas de agua,

y puertas de olas y espuma,

sueña que otro hombre venga a buscarla.

A veces la sirena sale del agua y se sienta en las rocas,

acariciando su pelo y jugando con unas conchas.

No pasan días sin que mire a lo lejos,

esperando al que llegue acompañarla,

y le retire los pesares que suelen atormentarla.

Se le ha visto juntar las joyas del mar,

entre ellas perlas brillantes, con las que hace un collar,

y también gozar de la llegada de altas y baja mares.

Y si la ven afligida los peces de colores,

tratan como pueden de alegrarla,

sin saber que ella lo que quiere,

es que alguien llegue para amarla.

Nombre: J. Jesús Ibarra Rodríguez.

Genero: Poesía verso libre.

País: México.

 

Vistas: 92

Respuestas a esta discusión

QUE PRECIOSA MUSA QUERIDO POETA, UN PLACER LEERLO. 

GRACIAS POR PARTICIPAR. 

María Mamihega, apreciada poeta, soy afortunado con tu grata visita a mis letras.

Te agradezco infinito que las hayas comentado con generosidad.

Un fraternal abrazo.

¡Bellísimo poema, paisano J. Jesús!

Benjamín Araujo, amigo poeta gracias por recorrer mis letras y por dejar tu motivador comentario.

Recibe paisano un afectuoso y fuerte abrazo.

Maravilloso, un placer leerlo... 

Abel Fariña, estimado poeta, soy afortunado con tu grata presencia en mi pagina.

Tu comentario es muy valioso y bondadoso.

Recibe un fuerte y fraternal abrazo.

J.Jesús Ibarra Rodríguez

Un belleza de poema 

Excelente 

mary

Liliana MarIza Gonzalez, apreciada poeta, mil gracias por fijar tu vista en mis letras.

Tu comentario es fuente de motivación y aliento.

Te envío con mi amistad constante un fraternal abrazo.

Un gusto leerte  Jesus...hermoso!

abrazo...Evaluna 

Apreciada poeta Evaluna, es siempre agradable tu visita a mis letras.

Soy afortunado con tu generoso comentario.

Recibe con afecto un fraternal abrazo.

RSS

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…