VIAJEROS INMÓVILES

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Cada fin de año es para mí como un parque sereno y lleno de colorido y murmullo de aves. Se abre de nuevo el futuro y se termina un largo viaje con todas sus peripecias. No sabemos el destino de la nueva travesía que se nos impone a la voluntad: tenemos que hacerla, quieras o no.

Es imposible hacer recuento de lo que pasó en ese recorrido de doce meses, con sus aventuras y su aburrimiento, sus locuras. Quedan retazos en la memoria y en la imaginación. El pasado (ayer, anteayer, hace once meses y medio), real o imaginario, lo colocamos en el cofre de la imaginación, y ese pasado turbio tiene que ser reinventado con todas las deformaciones que aporta el recuerdo al sacar de la memoria sucesos, emociones, pasiones. ¿Cómo recordar con exactitud lo vivido ayer? En una mezcla de sensaciones y aplicaciones intelectuales construimos difusamente lo vivido en el pasado, ayer mismo.

Es como el tren que llega a la estación. Hace minutos corría por sus rieles de siempre, repleto de gente, y de repente se detiene en el andén para vaciarse cuando todos los viajeros bajan y toma cada uno su rumbo. Pero pudiera ocurrir que el tren se detuviese abruptamente en su ruta, y el mundo todo se detuviera y los hombres y las cosas quedaran inmóviles en el mismo punto donde estaban, con el mismo gesto inconcluso que estaban iniciando. Serían estatuas en todas las posiciones y rictus de aquellos hombres labrados, cada uno en su pedestal, junto a las cosas que los acompañaban en el momento de la suspensión del movimiento. El pensamiento, sin embargo, no se detendría: seguirán pensando y recordarán, y harían sus juicios de valor acerca de la vida, un balance histórico desde el primer atisbo de razón. El pensamiento también insistiría en lo que querían realizar en el momento en que fueron piedra. Supongo que la imaginación desesperará ante el silencio en el mundo detenido.

El espíritu seguirá inquieto y podrá saber que éste hombre inmóvil trabajaba en el sudor del esfuerzo, y aquella mujer deliraba detrás de los sueños huidizos, y un tercero miraba por la ventana a otro humano en actitud de entrega desesperada a la pasión. Fantasmas pensantes y sufrientes. Sublimes algunos en la posición que tenían en el instante de la petrificación, ridículos o asquerosos otros más ante el dolor de lo insaciable.

¿Cuál de esos hombres de piedra, o mejor expresado, su pensamiento, estaría satisfecho? Pensará alguien que le tocó el instante perpetuo de la felicidad, y su vecino sentirá vergüenza y el asco eterno que lo acompañará siempre que sea este mármol pensante. Ese momento de belleza o el de ignominia ya ha fijado el destino de los que venían en el tren. Ninguno tiene futuro. Quedan en la memoria los hechos del pasado, mayoritario en el curso del tiempo vivido, porque es más largo y vasto que el estrecho presente. Ninguno tiene futuro.

Despierto de este sueño y me digo que no importa el dolor ni la pérdida; me digo que todos deseamos vivir para el futuro. Cada hecho, cada impresión que guardamos prepara otro momento posterior; y así se desarrolla la breve instancia de la conciencia: ideales, proyectos, todo debe estar en el futuro, y el presente se nos hace chato: un largo prefacio al porvenir.

Esta es la fe humana. Lo vivido por estos personajes fosilizados no importa para ellos mismos, porque el espejo del futuro se les ha apagado. Todo es un eterno presente sin que la conciencia pueda salir de sí misma y hacerse acto y movimiento. Inmenso dolor hasta en aquel que inmovilizó su vida en un acto de supuesta felicidad.

Digo, entonces, que el futuro no es tal porvenir; es una creación de nuestros deseos. Por el futuro soportamos la vida inquieta, la angustia y el dolor. Corremos como el tren hacia el difuso estar siempre en andanza hacia adelante.

Se nos pasa la vida tras de lo imaginario. Cada día es un tranco igual al de ayer, una carrera ciega en busca de un espejo.

¿No es esto lo que quiso decir Hamlet?

              ***              

Alejo Urdaneta

                                                   

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Comentario

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PLUMA ZAFIRO
Comentario de MARÍA HORTENSIA AHUMADA BARRAZA el marzo 29, 2022 a las 9:01pm

QUE RELATO MAS BUENO, MUY BUEN TRABAJO AMIGO POETA.

FELICITACIONES.


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el febrero 27, 2021 a las 4:06pm

Excelente relato. ¡Cuánta imaginación despliegas en este texto! Tu discurrir  filosófico se presta para un debate.  Hay momentos de belleza incomparable que uno quisiera eternizar en aras de un futuro que presume no tan halagüeño pero, en general vivimos en función del futuro. Muchas escuelas espiritualistas están por poner mayor dedicación en vivir el presente que al fin de cuentas es lo único absolutamente seguro pero ¡es tan difícil ignorar lo que está por vivirse como olvidarse de lo que ya vivimos!

Felicitaciones y mil gracias, Alejo, por este aporte tan valioso.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el febrero 27, 2021 a las 10:05am

¡Maravilloso relato Alejo; pleno en referencias culteranas y bibliográficas!


DIRECTOR GENERAL
Comentario de Ernesto Kahan el febrero 27, 2021 a las 4:15am

¡Cuántas preguntas filosóficas generas, querido amigo Alejo, en este texto!

Lo son para todos, los místicos, los agnósticos y hasta los materialistas.

Si algún día se me pregustase que es la filosofía, le responderé -hazme un diálogo sobre este texto superior y tú mismo encontrarás la respuesta.

Te admiro, hermano

Ernesto 


PLUMA ÁUREA
Comentario de Beto Brom el febrero 27, 2021 a las 2:14am

///Se nos pasa la vida tras de lo imaginario. ///

Pasear entre tus líneas, es un vivencia que reconforta.

Shalom amigazo

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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