No quiere amanecer, tampoco es noche,
la tarde está en el cenit enquistada
igual labra la vega undoso coche
las nubes hacen ripio a la alborada,
mi cuerpo se intoxica en un reproche
sollozos que me dejan descarnada.
¡Cuán gime mi poesía en este prado
cual barca que en el río se ha encallado!
Me ahoga la Castalia del recuerdo:
la carta que grabara aquel casete
llorona está en los cánticos que muerdo
aquí en el butacón del gabinete.
¿Por qué su corazón se puso lerdo
rompiendo con mi ajuar y castillete?
¡Es cierto que me mata esta marisma!
¡Cuán hiere el lente dulce de mi prisma!
Allá en el tornasol de la palmera
un ave zahorí queda en mutismo
no quiere recitarle a la biosfera
pues siente mi aflicción…mi paroxismo…
Bien sabe la razón de mi ceguera
y mira con fijeza mi campismo.
¿Será un ángel que viene de la gloria
a darme el agua pura de otra noria?
Mariluz Reyes
¡Cuán hiere el lente dulce de mi prisma!....(Paradoja)
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