III. NAVIDAD A LA VENEZOLANA I

“En todos los países se asocia la Navidad

a la idea de niñez: lo que permite definirla

como la fiesta más bella que se haya inventado,

es precisamente el hecho de ser una

efemérides cuyo personaje central es un niño”.

                                                          Aquiles Nazoa

 

Cada región venezolana tiene su particular característica para celebrar la Navidad. Y aunque la fiesta es la misma, las modalidades de celebración varían tanto en los eventos que se desarrollan en torno a la festividad, como en su duración, culinaria y bebidas propias de ésta.

Hay que destacar, en los últimos años, su institucionalización oficial y privada para mantenerla en el tiempo y la incorporación del panetone en la mesa navideña como aporte de la comunidad italiana establecida en el país.

III.1. En Margarita. A las Navidades les decían Pascuas hasta nace algunos años y se iniciaban después del Día de los Muertos, para concluir en la noche del 2 de febrero, o sea, después de La Candelaria.

Lo señaló así el poeta Rosauro Rosa Acosta en el reportaje “Las Pascuas” publicado en Diario del Caribe el 24 de diciembre de 1994, el cual lo hemos recreado.

-Ahora no son ni su sombra -advirtió- de lo que antes fueron, y de las manifestaciones navideñas no quedan sino los recuerdos. A la isla regresaban los margariteños ausentes a pasar las pascuas con sus familiares, y por lo tanto todo era regocijo, alegría cordialidad.

III. 1.1. Los disfrazados. Las fiestas pascuales se manifestaban con la aparecían de disfrazados, misas de aguinaldos, parrandas, sancochos de gallina y de chivo, diversiones y el lloro de las pascuas. De todas ellas apenas si quedan las misas, alguna que otra parranda, y las diversiones ya sin el entusiasmo y el esplendor de otros días.

-¿Qué eran los disfrazados?

Contesta RRA”En los días precedentes a la Noche Buena del 24, era corriente la aparición de disfrazados en las calles y casas del vecindario. A veces cantaban aguinaldo o canciones típicas, pero generalmente representaban pantomimas o decían chistes o hacía imitaciones de personas y animales provocando hilaridad a los presentes”.

-¿Cómo era la vestimenta de estos personajes?

Responde RRA: “Se vestían con viejos fluxes, (sic) casi siempre de casimir azul o negro; la cara cubierta con máscaras de cartón o de lona, sombreros pasados de moda; calzaban alpargatas y medias y anexo al vestuario, el fuete, mandador o rabo de chucho con el que se defendían de los muchachos o personas imprudentes que se acercaban a ellos con el fin de descubrirlos o reconocerlos, tratando de quitarles las máscaras. En las casas donde llegaban se les obsequiaba con el palito de ponsigué o con algunos centavos. El valor que tenían los disfrazados estaba en no dejarse reconocer por las personas del vecindario”.

III. 1. 2. Las parrandas. Según Rosa Acosta “Eran el alma de las Pascuas y del número de ellas se decía si éstas habían estado buenas o malas. Era costumbre que recorrieran los campos y pueblos y existía como un intercambio de parrandas entre localidades vecinas’.

-,¿Cuáles instrumentos se utilizaban en las parrandas?

-Un cuatro, un par de maracas, un furruco, un churrasco, eran los instrumentos apropiados para la parranda. A veces se le intercalaba una perola. Podía darse el caso también que llevaran bandola, bandolín, guitarra o algún instrumento de viento y se decía entonces que era un parrandón. Uno o dos improvisadores de aguinaldos y los demás integrantes de la parranda constituían el coro. El aire o música de los versos y las coplas del coro, distinguían a una parranda de la otra. En esto se llegaba a un acuerdo antes de salir a cantar.

En las casas se cantaba aguinaldos, pero en las calles entonaban gaitas, galerones, malagueñas o polos, cornos, fulías o sabana blanca. En los días antes de Navidad los aguinaldos no mencionaban el nacimiento, y en general las coplas trataban otros temas: alabanzas al dueño de la casa, florear a las muchachas del barrio, históricos, religiosos.

Al llegar la parranda a la casa, el cantador hacía la debida presentación o pedía permiso para entrar y después seguía cantando:

Si no me conoces

me hago conocido.

Soy José González,

nombre y apellido.

 

Esta era la casa

que yo les decía,

que al llegar a ella

la puerta se abría.

 

Esta casa es grande

tiene cuatro esquinas

y en el patio tiene

rosa y clavellinas.

 

Nombre y apellido

le contesta el coro,

que ya en Margarita

está de otro modo.

Buenas noches doy,

mi parranda llega

y a los corazones

tristes los alegra.

 

Quién es esa niña

vestida de rosa,

la  niña Susana

que es la más hermosa.

 

La Estrella del Norte,

peleó con la Luna,

porque no encontró

su niña en su cuna.

 

José Antonio Sucre,

Páez y Urdaneta,

Pelearon al son

de pito y corneta.

 

El día de Año Nuevo

voló una paloma,

y se fue a parar

al puente de Roma.

 

Allá en Carabobo

fue la gran batalla,

en donde Bolívar

demostró su espada.

 

Pero el Día de los Inocentes, los parranderos cantaban aguinaldos que no pegaban, es decir, sin rimas, lo cual constituía motivo de risa.

 

El Niño Jesús

nació caminando

lo encontró su hermano

con un cabo ‘e vela.

 

Por qué no me dices

quién te enamoró.

El toro de la casa

tiene dos banderas.

 

III. 1.3. Los sancochos. Rosa Acosta acotó:”Toda parranda concluía o hacia un alto para el tradicional sancocho de gallina o de chivo. Las gallinas se conseguían de regalo en las casas donde se cantaba, o por la arriesgada y grata empresa del robo. Mientras se entonaban los cantos, los más avispados del grupo se iban al patio sigilosamente y hacían su agosto sobre las matas de yaque o en el corral de los chivos. En cada pueblo había personas especializadas en hacer sancochos y a ellas se les llevaban las gallinas y vituallas. A ciertas horas del día, de noche o de madrugada se servía el sancocho. Había también los que en pascuas se dedicaban a robar sancochos y se valían de numerosas tretas para realizarlo, desde el soborno a las cocineras, los agarres, los cortes de cables de luz, falsas alarmas.

El robo de sancochos y gallinas no se consideraba delito y se justificaba porque se estaba en pascuas, época en que todo se perdona, “pues no se sabía si el año que viene estábamos vivos y por una gallina no vamos a buscar enemistades”.

III.1.4. Las diversiones. Rosauro Rosa Acosta las describió en su reportaje como “bailes de pájaros o pantomimas de temas diversos que casi siempre  expresaban criticas o narraban sucesos acaecidos en los pueblos y constituían hermosa nota de colorido y alegría en los días navideños. Hubo diversiones que aún se recuerdan con admiración, como El Vapor,  Burriquita, La Vaca, El Mono Requembeche, El Camaleón, La Puerca, El Carite y El Sebucán de Velásquez.

A lo expuesto por el poeta Rosa Acosta sobre esta expresión que hasta ayer nomás  fue propia de la Navidad, se añade lo que escribió en el mismo diario, pero el 5 de enero del mencionado año  el escritor e investigador José Joaquín Salazar

-Desde  épocas antiquísimas, -explicó- el período de diversiones margariteñas se Iniciaba el 15 de diciembre y terminaba el 22 de enero.

Y “Se llevaba a cabo para despedir el año viejo y recibir el nuevo y se consubstancializaban con las festividades religiosas de Pascuas, Inocentes  y Santa Inés”.

-¿Cómo estaban conformadas?

Contesta JJSF: “De la siguiente manera: la pantomima, el bailador, y guarichos, el matador, las lloronas, el curandero (médico o brujo), el diablo, la barredora, el abanderado, los músicos y algunos otros personajes secundarios”.

Según la especificación de Salazar Franco, “la pantomima simulaba lo que se quería representar y era elaborada con una armazón de varitas de madera y arcos de caña brava verde, forrada con sacos de jeniquén, adornada por fuera con papeles de colores o pintura, a la que se le dejaba por  la parte de abajo un hueco para que el bailador metiera la los hombros”. Sin embargo, “A los barcos y a la burriquita le hacían un hueco mayor, de modo que pudiera pasar hasta la cintura del “las culebras las elaboraban con raíces y ramas retorcidas adornadas o pintadas”, mientras que “a los toros, monos y osas las representaban a la semejanza de esos animales: en el primer caso acomodándole a una persona los cachos y el rabo del animal y pintándole la ropa de varios colores, y en los otros revistiéndola de barba de palo o estopa”. En lo que respecta al bailador, algunas veces “se ponía las pantomimas en la cabeza o pasándoselas hasta la cintura y haciendo piruetas danzantes con ellas. Pero a otras las representaban personalmente y a la culebra la bailaban abrazada o sujeta al cuerpo”. En los primeros casos el bailador no necesitaba disfrazarse.

-¿Cómo iban disfrazados las guarichas y guarichos? De la siguiente manera, según su descripción: “Con vestimentas despampanantes muy  largas y complementadas con flores, cintas, encajes y papeles de colores Con la cara descubierta pero bien encoloreteada y llevando en la cabeza grandes gorras cómicas hechas de cartón o corteza de caña brava, adornadísimas como las vestimentas y portando en las manos banderitas diferentes colores. Tanto las gorras como las banderitas las entregaban a los mirones cuando iba a comenzar la pieza y la recogían al terminarla y percibían como dádiva de un centavo a una locha que iba a su fondo particular. A la diversión se le pagaba de una mariquita a un real. El número de guarichas y guarichos no tenía limitación pero siempre se requería que fuese par porque de lo contrario se vaticinaba la muerte segura de uno de los integrantes.

-¿Cuál era la función de estos personajes?

Responde Salazar Franco: “Se encargaban de cantar los versos de la diversión al compás de la música, formando un círculo o cabuya alrededor de la pantomima ejecutando una danza rítmica de medio paso pero muy movida”.

-¿Qué hacía el matador?

Contesta JJSF: “Él vestía a la usanza de su representación y encargaba de dar muerte al animal a la terminación de los versos. El animal caía simulando estar agonizante”.

-¿Qué hacían las lloronas?

Responde Salazar Franco:”Eran personajes disfrazadas de cualquier manera. Empezaban a dar alaridos tan pronto como el animal caía y corrían a buscar el curandero (brujo o médico) implorándole que lo salvara.

-¿Cómo aparecía el curandero?

Contesta JJSF:”El curandero hacía su aparición algunas veces montando un caballo o en carreta acompañado o no de ayudante y con menjunjes y oraciones o con medicamentos ficticios hacia revivir al animal. Entonces las guarichas y guarichos volvían a hacer el círculo y entonaban las gracias de despedida. Se podía continuar bailando en ese sitio o en otro según las conveniencias.

En cuanto al diablo, JJSF lo describió como “un personaje que cubría su cara con una máscara de casco de taparo o de hojalata, portaba cachos y dientes horribles, rabo de cabuya o de res y unas larguisimas uñas también de hojalata, que sonaba constantemente y llevaba pintada la ropa con colores subidos” y “Se encargaba de formar y mantener el círculo poniendo a raya a los mirones. Era el azote de las cocinas que quedaban solas y el terror de los muchachos que se escandalizaban al verlo”.

Más adelante el investigador acotó:

-La barredora se presentaba disfrazada de vieja, simulando barrer el sitio para el acto. Todos estos personajes bailaban en el círculo muy cerca de las guarichas y algunos llevaban la cara y brazos pintados con tizne enmantecado.

El abanderado únicamente se limitaba a preguntar en las casas o a las personas  si iban a mandar a bailar y en caso afirmativo se quedaba allí con la bandera hasta que llegara la diversión para luego proseguir su recorrido.

-¿Donde se ubicaban los músicos?

Responde el investigador: “A un lado del circulo y tocaban cuatro, charrasco, furruco y cumbio y algunas veces, bandolín, bandola y guitarra. El cumbio y el furruco casi siempre eran hecho con taparos quitada la  tercera parte superior por donde les ponían el cuero sujeto con guarales. Eran pequeños para poderlos aguantar con una mano a la altura y ejecutarlos con la otra. Eran muy diferentes a los de Barlovento o el Zulia.

Cuando  la diversión era de un barco, las guarichas fungían de tripulación y terminaban con un anclaje. Y si era algún pez o cosa por el estilo, el  matador se transformaba en pescador.

En las diversiones cada personaje desplegaba o imprimía la maldad que pudiera, en mímicas, voces o payasadas. La armazón casi siempre  se guardaba de un año para otro”.

Más información sobre esta manifestación cultural la proporciona José Jesús Salazar.

-Las  ‘diversiones’ muy comunes hoy en cualquier época del año, sólo aparecían aquí en los meses de diciembre y enero, con sus  ‘guarichas’ (muchachas vestidas de indias), su ‘diablo’, su ‘médico’ o ‘curioso’ y su motivo central que podía ser un pájaro como el guarandol, el pelícano, el  pavo real; un pez, como el carite; otro animal, como la culebra y, en fin, un monigote cualquiera que representara alguna situación de actualidad: hambre, enfermedades como la lechina, etc.

Las diversiones bailaban en las puertas de las casas y generalmente los dueños de éstas tenían que pagar el ‘médico’ que curaba al herido por el ‘cazador’.

El escritor circunscribe su referencia a Santa Ana del Norte.

Debemos señalar que las diversiones dejaron desde hace muchos años de ser festividades propias de la Navidad y el Carnaval, y se han mantenido en el tiempo, al igual que otras manifestaciones culturales populares, gracias a la institucionalización bien sea privada u oficial.

El 7 de febrero de 1998, en el estadio del barrio Bella Vista, de Porlamar, se efectuó el III Festival de Diversiones Folklóricas Neoespartanas Encuentro de Margariteños y Cochenses.

El evento, en honor a Nelly Lunar López, comenzó a las cuatro de la tarde y fue organizado por el Centro Social, Cultural y Deportivo Nueva Esparta.

Los grupos participantes cumplieron los siguientes requisitos:

-Cada diversión empleó su propia agrupación de música folklórica neoespartana.

-Las diversiones fueron complementadas con sus guarichas o bailadores, disfrazado, cazador si la diversión era un ave y bote y pescador si fuera un pescado.

Se premiaron los tres primeros lugares y Mejor Drama, Mejor Símbolo, Mejor Letra, Mejor Música, Mejor Coreografía o Baile y Mejor Vestuario.

El jueves 19 de febrero de 2004, con el fin de rescatar las tradiciones culturales neoespartanas, la División de Cultura de la Zona Educativa, a cargo de Inés Rojas, efectuó en La Asunción el Primer Festival de Diversiones Escolares “Profesor Jesús Manuel Subero”, donde participaron más de 300 niños de las escuelas adscritas al organismo.

Previa a la actividad, según explicó a los periodistas la organizadora, se realizó una serie de talleres en los cuales los niños recibieron información sobre qué es una diversión, cómo está estructurada, de dónde nace, además de conocer de cerca las diferencias entre las diversiones cochenses y las margariteñas.

Participaron, entre otros, los siguientes planteles: E.B. Napoleón Narváez (El Gallo); E.B. Rafael Valery Maza (El Delfín); E.B. Miguel Suniaga (La Cotorra Margariteña); EB. Juan Bautista Arismendi (Los Pájaros de El Salao) y la U.E. José Augusto D’León (El Alacrán).

Finalmente, desde hace varias décadas, bajo la dirección del profesor Ramón Fernández, se celebran en San Pedro de Coche, Municipio Villaba,  un festival de diversiones para adultos que en diciembre de 2005 iba por su versión N° 30 y otro infantil, que para la misma fecha iba por su N° 18.

III. 1.5. Llorar las pascuas. Recordó RRA que “Ya a la altura de la última noche de Reyes, un grupo de parranderos se lanzaba a las calles a llorar las Pascuas. Los instrumentos con cintas de luto y los cantores al terminar cada  verso lanzaban alaridos y gritos, quién sabe si gozaremos las que vienen y la copla del coro:

Las pascuas se fueron

ellas volverán.

Nosotros nos vamos

y no volvemos más”.

 

“Pero las Pascuas morirían definitivamente- reveló- el Día de la Candelaria,

 cuando todavía podían aparecer diversiones y parrandas y robarse gallinas y chivos para sancochos.

III. 1. 6. Pascuas con sabor de pastel. El 22 de diciembre de 2004 la  periodista de Sol de Margarita,  Virginia Mata publicó el reportaje “Pascuas margariteñas saben a pasteles y suenan a parranda” que arroja luces sobre las tradiciones navideñas perdidas en Margarita, una de ellas  la de los compadres de papelito, juego reservado para los niños. “Se reunía un grupo de muchachas -le reveló a la periodista el poeta Ángel Félix Gómez- y comenzaban a anotar a sus amigos. Cortaban los papelitos y los metían en una bolsita. Cada muchacha tenía que mandar uni postal al joven que le tocara, todo en términos amistosos, porque ese era su   compadre de papelito. El que recibiera la postal tenía que hacerle un regalo  antes del día de reyes en el año nuevo”.

En el mismo reportaje, Alberto Valderrama Patiño explicó que “Aunque se trataba de un juego, el vínculo se establecía de tal forma que aun hoy perdura entre los niños de aquella época el compadrazgo”.

Y agregó:

-Era algo que se respetaba, una forma muy particular de participar en comunidad. Y es que la misma parranda también tenía una función afectiva. Uno llegaba a una casa donde estaban dos familiares enemistados y en ese momento había como una tregua: el parrandero le improvisaba un verso y todo disgusto cesaba en ese momento”.

Virginia Mata concluyó el reportaje en los siguientes términos:

                                                              Ilustración: Briceida Moya de Rodulfo

-El fin de las pascuas era también significativo y su despedida daba  lugar a otras manifestaciones como la de llorar las pascuas, cosa que comenzaba a hacerse desde la última noche de Reyes y concluía definitivamente o bien el 21 de enero, día de Santa Inés, o el 2 de febrero, día de la  Candelaria, para quienes desearan extender la celebración. Así, con una cinta de luto en los instrumentos musicales y cantos que transformaban su ritmo alegre a medida que pasaban los días, los aguinalderos se despedían finalmente de la Navidad: Las pascuas se fueron! Ella’ Nosotros nos vamos! Y no volvemos más.

III. 1. 7. La Navidad se transformó en luz. Afortunadamente el espíritu navideño persiste en Margarita, gracias a la creatividad popular.  En efecto, desde tiempo reciente, familias de los sectores La Matica, La Plaza, Los Caobos, La Rinconada, Las Casitas y La Fuente, de Paraguachí, Municipio Antolin del Campo, se unen para decorar sus calles, crear  túneles de luces y hacer formas navideñas para darle la bienvenida de Dios.

Los precursores de esta idea de decorar las calles son los habitantes de La Matica. Esta iniciativa comenzó de forma tímida adornando algunos árboles con luces, la cual fue abonando más partidarios con el  transcurrir de los años, hasta llegar a decorarse casi todas las comunidades de Paraguachi.

-Comenzamos en 1993, -le explicó Magali Arismendi, de la comunidad La Matica, a la periodista Brigitte Hernández Escalona, de Sol de Margarita- adornando un árbol, y al año siguiente, adornamos el árbol y las ramas; así poco a poco se fue expandiendo por todas las comunidades circunvecinas. La organización comienza desde mediados del año,  cuando vamos planificando los recursos que necesitamos y cuántos arcos se van a colocar. Unas 15 familias aportan los fondos para la colocación  de los adornos y se encargan de solicitar los permisos antes la Alcaldía y Seneca (en la actualidad CORPOELEC) para el cableado.

Con miras a la recaudación de los fondos necesarios para adquirir los adornos, los vecinos de La Fuente, La Rinconada y Los Caobos organizan desde la mitad del año tómbolas, bingos y rifas, labor que se tradujo en calles decoradas con girasoles, castillos, soldados guarct palmeras y campanas, acompañados de ángeles y nacimientos de todo tipo, inclusive un pesebre hecho con hojas de plátanos.

“Todo está en planificar bien, con tiempo y tener todo lo necesario”,  le explicó a la mencionada periodista Héctor Malaver, de Los Caobos, donde participaban para la fecha  60 familias.

Pero en la Navidad de 2005 el gobernador Morel Rodríguez Ávila incorporó el programa luminoso llumínate, parecido al anterior, pero de mayor alcance geográfico, consistente en una propuesta de decoración y recreación para el Estado Nueva Esparta, obra de la periodista Mónica Jiménez, quien señaló a los medios de comunicación social que la idea es proyectar a Margarita como una entidad de armonía con la naturaleza” y transmitir “la sensación de la ilusión renovadora, del renacimiento a través de la luz de la esperanza que renace en tiempo de Navidad”.

Efectivamente, ese año Margarita se transformó en un gigantesco Árbol de Navidad, con luces y motivos pascuales en avenidas, plazas, calles, etc. No se repitió la experiencia. Sin embargo, el referido gobernador incorporó a la Navidad margariteña el encendido de las luces en la redoma de Los Robles, Municipio Maneiro, que continuó en diciembre de 2013 su sucesor Carlos Mata Figueroa.

111.1.8. Una palabra nueva. En su libro Crónicas, Anécdotas y Leyendas de la  Villa de Santa Ana,  José Jesús Salazar sostiene que “Para los santaneses y posiblemente para muchos otros margariteños la palabra ‘Navidades’ un término relativamente nuevo”; porque “llamábamos ‘Las Pascuas’  a ese época del año en que se conmemora el nacimiento del Niño Jesús”.  Añade que “En todas partes esa celebración se asemeja un poco pero aquí ha variado bastante desde las primeras décadas del siglo (XX) a es fecha”.

Según Salazar, “Las Pascuas eran sinónimo de alegría, de frado esperanza y de amor que se manifestaba en sus funciones sus religiosas, veladas, sus parrandas y sus ‘aguinaldos’ que unas veces eran cantos  y otras eran obsequios”. Culminaban en Nochebuena, pero se prolongaban  hasta el Año Nuevo y Reyes y “tenían como punto central las ‘Misas de Aguinaldos’ que ejercían una gran atracción por su espíritu cristiano y su sabor criollo”. Se iniciaban “el 16 de diciembre y duraban hasta el 24”,  celebrándose “cada día entre 4 y 5 de la mañana y a ellas concurría jubilosamente el pueblo”.

El autor recuerda:

-Era yo muy niño cuando, en los primeros años de la década del 20, acompañaba a mi padre Carlitos quien había perdido la vista en plena juventud, a  la casa del recordado Teófilo Natera, padre de Felipe. Opo, como nosotros lo llamábamos, sacaba la guitarra o el violín, que él apodaba ‘el guareque’, y entre él y mi papá componían los aguinaldos que debía un grupo de muchachas en las misas, con acompañamiento de cuatro, maracas y furruco. Recuerdo que el Padre Fernández era muy estricto en las cosas de la liturgia y no permitía que en el interior del templo se tocaran instrumentos  de cuerda, excepto el violín y violoncelo, por lo que las  niñas tenían que cantar los aguinaldos en la puerta de la iglesia. En la época del Padre Zorrilla cantábamos un grupo de niños en vez de niñas.

‘Un coro creyente/ de niños piadosos/  pregonan gozosos/ la entrada triunfal’.

Otros sacerdotes más liberales no objetaban aquellas costumbres arraigadas en la tradición.

En el coro mi padre cantaba la misa en latín conmigo de apuntador y Opo lo acompañaba con el armonium, Miguel Ángel Vásquez tocaba el clarinete y el maestro Guillermo Romero, la flauta.

Salazar explica que de esa época son los aguinaldos que se transcriben a continuación:

Anuncia la iglesia

plena de fervor

el advenimiento

del Dios Redentor.

 

Nuestras almas llenas

de inmensa alegría

la feliz promesa:

ya viene el Mesías.

 

Ya brilla en los cielos

la opalina luz

anunciando alegre

que viene Jesús.

 

A Jesús radiante

que nació en Belén

de quien esperamos

la dicha y el bien.

 

Luego precisa que los complementos de estas festividades eran los entretenimientos populares es decir, las parrandas de aguinaldo, las diversiones y los disfrazados.

¿Qué eran las parrandas?

-Conjuntos que iban de casa en casa tocando las puertas a medianoche, cantando y pidiendo aguinaldos:

 

Ábreme la puerta

que puerta tan dura

¿dónde está la llave

de esta cerradura?

 

Levántate arriba

amigo Ramón dame

el aguinaldo

de un palito ‘e ron.

 

Sin embargo algunos cantantes improvisaban:

 

Ábreme la puerta

querido compadre;

sino me la abre

le miento su madre.

 

Yo si se  la abro,

pero no con bulla

porque si lo hace

le miento la suya.

 

Sn cuanto a los disfrazados, “formaban comparsas o se mostraba luciendo vestidos algunas veces grotescos’, y ante su aparición, los niños corrían despavoridos y los adultos se divertían viendo las morisquetas y locuras que hacían”, y hacían su aparición “desde Nochebuena hasta la octava de Reyes, cuando salían con gritos lastimeros a llorar las Pascuas que hablan terminado”.

Concluye Salazar señalando que este último evento le ponía fin al plato obligado de la Navidad: las hallacas aquí llamadas pasteles y la libación de anís, bebida predilecta de los días pascuales”.

IIl 1.9. Las pascuas margariteñas de ayer nomás. El poeta Ángel Félix Gómez, al entrevistarlo el 8 de octubre de 2005 sobre el ciclo navideño de la Margarita del pasado reciente nos aportó importantes datos al respecto:

-Las Navidades comenzaban prácticamente en el mes de octubre, -reveló- porque ese mes se comenzaban a preparar las diversiones pascuales que venían a ser la representación más importante de la cultura popular de las Navidades margariteñas. O quizás cuando terminaban las fiestas de la  Virgen del Valle. Se dedicaban entonces no sólo a componer la letra de las canciones y a hacer el pájaro o el pez que se iba a representar y a ensayar el baile de las diversiones. Las diversiones pascuales salían exactamente el 25 de diciembre y se bailaban en algunos casos hasta el Día de Reyes.  Otros, hasta el 2 de febrero, que es el Día de la Candelaria. Peno no en días  consecutivos, sino los fines de semana, cuando la gente no trabajaba.  Se tenía preparadla bebida clásica, por decirlo así, que era el  con ponsigué. Las matas de ponsigué comienzan a florecer en julio y ya  para los meses de octubre y noviembre se consiguen. Esos no servían para preparar la bebida, sino los de años anteriores. Cada quien  tenía su fórmula para prepararla, pero básicamente se producía con ponsigué maduro, pedacitos de canela, algunos clavos de especie; algunos le echaban una conchita de naranja y un poquito de dulce, que podía  ser papelón. La receta era un secreto bien guardado, pues cada quien tenia su receta. Eso lo enterraban en el suelo en un sitio, por supuesto,  donde no le diera el sol, para su envejecimiento. En los últimos años conocí que se le agregaba también lo que se llamaba en Margarita cereza extranjera, que viene siendo la grosella.

Ya los grupos aguinalderos o parrandas navideñas, nada de parrandones como dicen ahora, venían haciendo sus preparativos. cantaban aguinaldos improvisados. También se hacían pasteles, que era  el nombre tradicional de las hayacas, que se incorporan en la década de los años 70. Había que encargar los cochinos que algunas personas ocupan de engordar para venderlos y les servia también para comprar sus cosas. Eran cochinos alimentados con sobrantes de comida y el agua con  que lavaban el maíz, lo cual le daba un sabor característico. Tú ahora compras un cochino y no sabe a nada. Las hayacas se hacían exclusivamente con hojas de plátano, no como ahora que utilizan otro tipo hojas.

La preparación de la hayaca era una tarea comunitaria. ¿Por qué?  Porque desde el 24 de diciembre en la madrugada comenzaban a preparar el maíz para después pilarlo y hacer la masa. También se empezaba a preparar el guiso de la hayaca que generalmente era única y exclusivamente de cochino. Después, cuando dejó de llamarse pastel, le empiezan a incorporar otros ingredientes, como la carne de gallina y de res. Nada aceitunas ni alcaparras.

-¿Qué llevaban esos pasteles o hayacas?

-Ají dulce, y una cosa muy importante, nunca se le ponía tomate porque como no había medios de refrigeración el tomate acidificaba la hayaca y la diarrea era grandísima. El tomate se le pone ahora porque hay refrigeradores. Se le ponía también cebolla, papa, huevo sancochado.  Nada de granos, porque ese es andino y yo la conozco porque viví en lo Andes. La hayaca también se vendía mucho en Margarita los sábados. Había familia que las vendía en las calles o por encargo. No era propia de la Navidad, pero en esta fecha se hacía como con mayor entusiasmo. Como dije antes, su preparación era una tarea comunitaria. La persona más vieja se encargaba de aplanar las pelotas de masa y de echarle guiso. Otras personas se encargaban de la decoración, de envolverlas, de amarrarlas, hasta que las echaban en  la olla hervida para cocinarlas.

-¿Qué  dulce se comía?

-Siempre el dulce de lechosa. Ahora, esa cosa de los panetones, de las tortas es transculturación. La cena no era a medianoche, como ahora; era un poquito más temprano, más tarde que la normal, las nueve o diez de la noche. ¿Por qué? Para dar tiempo a que los niños se quedaran dormidos y colocarles lo que les habla traído el Niño Jesús.

-¿Cuando sallan las parrandas?

-El 25 diciembre. Era un grupo de amigos que se reunía y hacia una parranda.  Unos tocaban, otros cantaban y visitaban las casas de conocidos  y de desconocidos, donde siempre eran bien recibidos. Eran cuartetas,  la mayoría de las veces jocosas, como ésta: “Si me dan pasteles/ que me  los calienten/ porque pasteles fríos/ empachan a la gente”. Estas parrandas sallan prácticamente cuando nacía el Niño Jesús. Salían a la calle y salían hasta las cinco o las seis de la tarde.

-¿Cómo eran las misas de aguinaldo?

- Las que yo conocí, que fueron las de Porlamar, y luego las de Juangriego, de madrugada. Los diferentes gremios cada día se encargaban de hacer una misa. Había una competencia muy hermosa, para ver quién la hacia mejor. La misa siempre era la misma, pero alrededor de la iglesia se tiraban fuegos artificiales y se medía quién tiraba más cohetes, quién tenia más música, quién tenía más que beber. Estas misas se hacían con contribuciones que se recogían en la calle. Había mucha hermandad.

-¿Y el aguinaldo como presente?

-Los  parranderos llegaban también pidiendo su aguinaldo: una hallaca, un  pedazo de cochino. Sí había, y yo lo conocí, las tarjetas, que se llamaban compadres. Por ejemplo, los muchachos y muchachas de la misma edad,  de diez a quince años, se mandaban tarjetas y quedaban como compadres. Ahora los regalitos del Niño Jesús, si el niñito sabía escribir hacía sus garabaticos o si no se los escribían, pidiéndole su aguinaldo. Estas carticas se llevaban a la iglesia más próxima metidas en un sobrecito y las colocaban en una caja que tenía allí dispuesta para eso. La gran alegría  era despertarse y encontrar algo. Siempre había algo, por más pobre  que fuera la familia. Por cierto hay un cuento de Chevige en sus libros  cuando el Niño Jesús le puso un muñequito de un material que había  entonces. Se despertó y encontró el muñequito y pasó todo el día haciendo  gúiqui,   güiqui            ,  gúiqui, que era lo único que hacía el muñequito. Entonces había  esa cosa y también había un pequeño regalito el Día de Reyes. Eso era una moneda, un realito que le ponían en los zapatos. Eso está ligado a la partida del año. El 21 de diciembre se hacían los mismos preparativos en cuanto a las comidas y bebidas del 24. Pero entonces había como un momento de reflexión, de recogimiento. Para los que tenían familiares que habían muerto ese año, era muy triste, muy doloroso empezaban a hablar de las virtudes del difunto, porque ningún muerto malo, ningún muerto tiene defecto. Sonaban las doce campanadas. Ahora las oyen por televisión. Antes se escuchaban las campanas de la iglesia y los cohetes. Después fue el radio y ahora es la televisión. El abrazo Año Nuevo era un abrazo muy fuerte. Era el momento para pedirles bendición a los padres y a los mayores. La mayoría de la gente se quedaba en su casa esperando la visita de los amigos. O se iban a visitar a los familiares más viejos. Eso se hacía en la mañana siguiente.

-¡Cómo eran los nacimientos?

-Había mucha creatividad. Por supuesto, las figuras clásicas, la Virgen María, San José, los Reyes Magos, las ponían allí y cuando era las doce de la noche le colocaban el Niño Jesús. Comenzaba consiguiendo la paja esa que había en los cajones de mercancía y la teñían de verde. Hacían lagos, ríos que bajaban. Se veía en esos nacimientos las cuestiones de la tecnología más inmediata: carritos, barquitos, etc. Los regalos para los niños no se ponían en el Nacimiento, sino debajo de la cama o cualquier otro lugar.

III. 2. En el Zulia. En esta parte del país, según observa la periodista Esther Durante Rincones (Diario del Caribe, 31-12-93), “celebran Navidad con distintas formas de gaitas: la corriente que es la maracucha hecha a base de furro, charrasca, cuatro y tamborera, que se comienza escuchar a mediados de octubre, siendo un canto al Niño Dios”. Sin embargo, “Antes comenzaba el 16 de diciembre con la bajada de los furros finalizaba el 2 de febrero cuando los subían”. La periodista explica luego que “En El Empedrao, frente a la Iglesia se improvisaban algunos versos alusivos a la navidad, al Niño Dios” y “Se pasaba una flor o un pañuelo después”.

Durante Rincones advierte que “la gaita dejó de ser un tema navideño para tomar un cariz de protesta social, sobre todo a raíz de la caída  de Pérez Jiménez, al punto que hoy la gaita es urbana, dejando de ser hecho religioso regional”.

Más adelante la periodista identifica los otros tipos de gaitas. “La  negra que se compone en el sur del Lago de Maracaibo que es la tambora y tamborito, solo y un coro, dedicada a San Benito, que se baila en círculo de carácter religioso o no y con gran fuerza en los pueblos de Bobures, Gibraltar, El Batey, Cabimas y Ciudad Ojeda”, explicó, para agregar: “También está la gaita de carácter religioso como la de Santa Lucía que se produce en el distrito Maracaibo”, que “Se hace con el furruco y la  tambora” y “En sus inicios era de tono religioso, que fue evolucionando con  la Influencia de la tambora”, la cual “No se baila pero sí es sonora”.

Finalmente citó “la gaita del norte, la perijanera, que es una suite que cuenta con varias partes”. Sobre esta última precisó:”tiene la gaita, tiene chimbangle, zambe y guacharaca”, y “Su parte complementaria es el galerón, la cumbiamba y la paloma jobítera”. En esta gaita, “El santo se  coloca en el medio con los músicos y la gente baila en círculo”, y se le conoce también como “gaita enrollada porque hay una parte donde se da un juego  amoroso entre un hombre y una mujer quienes tratan de amarrarse con un pañuelo”. Según EDR, “Es una de las gaitas más bonitas que ha  visto hasta ahora y que ha sido reactivada recientemente”.

 III. 3. En Chacao. El 1° de diciembre de 2002, a partir de las 6 de la tarde, Fundación Bigott y la Fundación Cultural Chacao decretaron la Navidad en el municipio, con la interpretación del Pregón de Navidad, que año  tras año da la bienvenida a la que para muchos es la mejor época anual.

La celebración se inició con una misa en la iglesia. Laureano Márquez fue el escogido para interpretar al Pregón Navideño que dio inicio a las festividades. El grupo musical de la Fundación Bigott, Pasacalle, encargado de la procesión, recorrió con los asistentes la plaza La Castellana.  La agrupación interpretó cantos de paradura, tonos con aguinaldos, estribillos de Pascua, aguinaldos de El Tocuyo, Parrandas y la tradicional la tradicional Zaragoza larense.

III. 4. El sabor a ciudad. El 14 de diciembre de 1997 Tulio Hernández escribió  en El Nacional respecto a las celebraciones navideñas en Venezuela, observó que “algunas ciudades venezolanas han logrado un sello muy particular en sus fiestas pascuales”, y destacó que “Cabimas, por  ejemplo, en gesto que ha sido luego emulado con éxito por los pobladores de Trujillo...se distingue y hasta se ha convertido en atracción turística gracias a la costumbre de iluminar sus casas con una desmesura que, si guardamos las escalas, compite en número de bombillos con la del árbol de Nueva York”. Mientras que “En Mérida, y algo similar ocurre en otras ciudades del país, año a año una conocida venta de automóviles ofrece un pesebre de grandes dimensiones y pintorescos detalles, cuya visita es ritual obligado para merideños y turistas hasta bien entrado el mes de enero”.

Agregó que “en Lara, participar en la celebración de la Zaragoza de Sanare, el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, más que una tradición se ha convertido en una masiva peregrinación de  la que participan con entusiasmo los habitantes de Barquisimeto y otras ciudades vecinas que han incorporado en su idea de Navidad esta fiesta  popular”, al igual que “lo han hecho zulianos, trujillanos y merideños con las fiestas asociadas a San Benito; tachirenses y vecinos santanderianos con el rito familiar, pero público, de fabricar y quemar figuras humanas conocidas como ‘años viejos’ y caraqueños y mirandinos con la fiesta del Niño Jesús de Curiepe”.

Más adelante el autor apuntó: “Todas estas manifestaciones, rurales o urbanas, nacionales o cosmopolitas, instalaciones para contemplar festividades para participar, tienen algo en común: son el resultado de tradición, ya sea vieja o nueva, que se cultiva con persistencia, continuidad y, sobre todo, con un gran sentido de respeto y afecto por el espacio público y hacia los ciudadanos a quienes van dirigidas”

El autor señaló finalmente: “En todo esto pienso ahora que tengo frente a mí la voluminosa presencia del Árbol de Navidad de la Plaza Altamira, el corazón de las fiestas navideña de la Alcaldía de Chacao. Das cosas me llaman la atención por  no decir me irritan… del decorado que tengo frente a mis ojos. En primer lugar, las bolitas del árbol: se trata de logos de Coca-Cola, alternados con la estampa de un Santa Claus que toma la bebida. En segundo lugar, la falta de imaginación en lo que veo: la puesta en escena de una réplica  exacta, salvo un nacimiento ubicado al fondo, de la Navidad norteamericana: soldaditos tipo Cascanueces, candy sticks, y el tipo de iluminación en los arbolitos. Todo muy nice falta la nieve”.

 

 

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