Llovizna…,
llovizna de mi ciudad…
Gris el horizonte,
gris el aire,
gris mi corazón…
De entre mis dedos,
semejando peces,
se escapa
un puñado de sueños…,
y yo…,
¡hambrienta estoy de una luna
que juega a las escondidas
en ese cóctel de fantasmas del cielo!
Un frío voraz se empecina
en castigar mis huesos…
la casa…, llena de sombras,
me recuerda un tiempo lejano…,
¡de helado abandono!
Mis brazos…,
aspas moviéndose
en la humedad del aire,
se aferran a una huella huidiza…
Delia Checa – D. A. R.
Mendoza, Argentina
2017
Comentario
Sí, Vilma. Esa llovizna persistente del invierno que cala los huesos... ¡Cuánto nos hace añorar la primavera!
Muchas gracias por tu atenta lectura y el comentario.
Tremenda la llovizna que cala los huesos. Gracias, Delia,
por tu poema existencial.
Vilma Lilia
Agradezco infinitamente este incentivo que me dejas
que estimula a perfeccionarse más en las letras, Iris.
Que tengas también un bonito día.
Muy agradecida, Donato.
Muchas gracias, Benja.
Muy agradecida por tu lectura y comentario, Silvana.
Bueno, aquí llovió y luego lloviznó acompañando un frío intenso, de eso hace unos 10 días pero hacía 4 meses que
no llovía. Mendoza es naturalmente de clima muy seco, en Bs. As. es realmente una rareza que ocurra algo así.
El cambio climático nos está afectando a todos de diferentes formas.
Abrazo.
Te agradezco, Beto, tu grato comentario-
Muy buen sentir poético, me agrado ----
¡Muy bello poema, Delia Pilar!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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