Prólogo al poemario de Jorhan José Chaverri Hernández, 2020, POIESIS EDITORES
Se trata de la ópera prima del joven poeta Jorhan José Chaverri Hernández, de una nueva camada que se viene formando en el Grupo Literario Poiesis durante los últimos tres años, el primero de ellos que decide con valentía presentar su primer poemario y romper el silencio.
Vayamos a sus versos como para escanciar el frescor de sus mañanas y las contradicciones de sus noches. Poesía del desamor, del amor, de la amistad, poesía, en fin, para hacer la desnudez del alma enfrentada a una sociedad donde la extrañeza, la perplejidad ante las contradicciones vitales y la angustia es un signo de los tiempos. Para dirimir tales condicionamientos, el poeta tiene la imaginación y quizá, lo primero que advierto, como estratégica perspectiva, es revestir el yo lírico de diversas funciones, oficios simbólicos al fin: el yo lírico es el poeta que se camufla también en pintor. Veamos algunos versos de esta tesitura:
Quiero teñir tu pureza
con el grafito de mis labios
y grabar en tu lienzo la imagen
de una obra de arte sin igual.
Le daré vida a toda sombra
oculta en el cuadro.
Y en ese asumir al artista plástico, se atreve el poeta en la creación de neologismos como cuerporela o más adelante en su reclamo al tú lírico: fraudoliente.
Y pintar de caramelo tus ojos,
una cuerporela en tu historia…
Como lo hace también en otros momentos, con la palabra fraudoliente.
Pero así como la mirada del poeta trasmite plásticamente las imágenes del pintor, también se muta este yo lírico en marinero, en un interesante periplo que recuerda al Ulises en búsqueda de su Itaca perdida:
Ascendí a capitán de una tripulación
de placeres, brújulas estropeadas,
lágrimas y romances; pero,
con un mando inexperto.
Ese rojo polizonte hunde la embarcación,
amor ceñido a la luz
y con deseos de llegar a puerto,
lleva la nave directo al rompeolas…
(El faro)
Y en ese viaje por significarse sobre el planeta en su ensoñación y búsqueda de realización a través del amor que siempre esquivo nos confunde, también es un soldado en mitad de una guerra que no puede redimirnos porque nos somete a un propósito que no es nuestro; ese soldado, a veces un guerrero que parece medieval, va rotando, quizá muriendo, entre versos con los otros personajes que el yo representa en su andar por el mundo:
Débil soldado,
quedé indefenso
ante semejante contienda.
Soy uno de los caídos en batalla,
asesinado por una implosión
en campo de guerra.
(Boom)
Personajes arquetípicos como el cazador y el loco relevan al marino, al soldado, al pintor y devienen ante la propia muerte del poema, con el fantasma que busca entre penumbras la respuesta ante la negación del amor, que solo encuentra un atisbo de solidaridad en la amistad de un tú írico femenino como contraparte del ese mundo que lo trastorna, y que representa a la soledad.
Em esta voz lírica, la perplejidad en las relaciones de pareja se hace presente, desde notas góticas como las noches del Averno en el poema Aguas intranquilas, hasta en estos versos que intentan develar una condición ambigüa de la mujer en la posmodernidad, que deviene de aires muy antiguos:
Eres respaldo de lapsus eternos
que duran un instante,
atracadora de un hombre senil
y oportunista de balas perdidas.
(Boom)
Y en ese mismo poema, quizá aparece este tú lírico, transido por la visión de la oportunista, enemiga del yo lírico, convertida en la guerrera, en correlación lógica, capaz de camuflarse:
…siempre estás bien armada,
sabes de estrategias de ataque
pero también de banderas blancas.
Eres enemiga colosal,
tan solo un teatro de muertes fingidas.
El erotismo que se intercala, en medio de estos decires, que parecen diatríbicos es, aunque siempre metaforizados, bastante explícito, aunque se mezcla con versos tan propios del romanticismo, pudiendo encasillarse estos versos en un neorromanticismo expresivo que parece cruzar varias voces generacionales de la poesía joven aparecida en los últimos quince años:
Te someten las caricias de estos labios,
el tacto cauteloso de mi aliento
te empaña la memoria
y los poros excitados perseveran
sin petición de clemencia.
(Sobre ti)
Al lado de esos instantes eróticos, veamos al yo lírico romántico: “Hombre imperfecto, / el ideal de un tiempo ajeno / donde no existen flores sin pétalos. (Un loco perdido).
Y aún cuando percibimos tanto a los jóvenes de 18 a 40, discernir en contra de las propuetas tradicionales del matrimonio, es notorio al menos en esta voz una pulsión entre la crítica al viejo paradigma y su aceptación:
Pensé una boda sin ritual
en aquella esquina del tiempo,
después del reinado de las estaciones.
(En el primer poema)
No quiero casarme
bajo estigmas implantados en los párpados;
quiero consagrar el grito permanente
que emanó de mi sangre
cuando se grabó tu imagen
en las pupilas de mis aguas.
(Una boda sin ritual)
Otro aspecto que deviene en su lenguaje lírico es la aparición de lo cibernético o virtual, acompañando, como en la vida moderna el amor en la vida del artista y del escritor:
¡Amor!,
ya no se habla del singular
sino de injertos artificiales.
Mezcla cínica entre 'flashback' y 'spoiler'
que arruina la lectura de esa historia
que aún no se escribe.
(Ardiente voluntad)
Pero todos estos elementos de la vida actual se contraponen con las apariciones del yo lirico de la tradición, que viaja en tren, quiere hacer cine, escribir una novela, en ese recorrido por los versos donde de pronto, también sus lectores viajaremos y quizá nos proyectaremos como sus espejos cuando percibe la locura del enamoramiento:
Soy acaso un demente por sonreírle a tu sombra,
un simple enamorado del gorjeo de ese cuerpo cuando juega en el jardín de mis noches.
(Locura consciente)
Pero también en esa sensación de orate empedernido, aflora la imagen del fantasma, del invisible soy yo, como dice una canción del rock popular costarricense:
Soy el fantasma en lo recóndito de tu memoria,
último rastro de aquel hombre
que murió en los sueños de tu almohada.
(Fantasma)
El proceso del yo lírico, que vuelve a ser pintor, parece ser, primero ser que primero deviene en viejo y luego sucumbe ane la muerte y, por último, deambula como fantasma. Veámoslo en este último periplo:
¿Eran mis besos pintura de segunda?...
Se destiñeron en el lienzo de tus labios.
Se borraron las huellas de nuestras noches
por la pisada de una silueta pasajera.
Soy el fantasma en lo recóndito de tu memoria,
último rastro de aquel hombre
que murió en los sueños de tu almohada.
(Fantasma)
O en estos otros versos:
Y me enterraste en el fruto del invierno
que cultivaron tus piernas
y cosecharon tus pechos.
Muero congelado.
(Estancado)
Toda esta trasmutación, está denostada y empujada por el reclamo de la infidelidad:
Estás cambiando el nirvana
lleno de poesía encarnada en el tiempo
por un flácido amante de plurales rostros
cubierto por excusas gastadas.
(sabia decisión)
Para que quizá la aparición de la amiga fiel, la soledad creativa, venga a ser la respuesta de la esperanza, ante las contradicciones del mundo representado por la pulsión sexual:
Si ella pudiera hacer plegarias a la luna
no le alcanzarían las cuentas del rosario
ni serían vastas las gotas de los ríos
para la sed de sus noches en vela.
……
Si ella, cómplice de esta esquizofrenia
que sangra en mi pecho,
cantara a capela el eco de mis ojos,
inundaría los mares
con letras de otro nombre.
(Fiel amiga)
Al final, queda el libro de poemas del recuerdo del amor y con ello la epifanía de haber tocado el cielo y regresado al purgatorio; y se conforma el pecado contra el onceavo mandamiento:
Desdén del ser amado,
onceavo mandamiento del libro oscuro,
pecado capital que no se enjuicia,
causa indudable de un dolor mortero;
¿cómo se puede seguir amando sin respuesta?
maldito vicio inmaculado.
(Amar sin respuesta)
El neo-romanticismo presente en todo el libro: la sombra, el amor en desgracia, pero también la posmodernidad y el rompimiento del lenguaje, son dignos señalamientos en estos versos:
He caído a jinete de la insistencia
en busca del indulto de tu esfuerzo.
Me pierdo en el galope de las horas.
(Cazador dfel tiempo)
Así, cabalgando o en bicicleta, o en el tren, o viajando como marino improvisado, este pintor, digo este joven poeta, nos lleva de la mano por un recorrido insospechado que creo debemos vivir, no importa nuestra edad.
Ronald Bonilla
Premio Nacional de Cultura 2015
OCTUBRE, 2020
Comentario
Gracias, Margarida, por dejar tu huella, abrazos
Muy buen trabajo, Ronald.
Certo la convicción justa para hacer el viaje. Gracias.
Gracias,amigo Benjamín, abrazos
¡Muy buen prólogo, Ronald!
Gracias por tu interesante comentario María Beatriz, no sabía que fraudoliente se emplea en la Divina Comedia, un buen aporte, aunque en este texto lo fraudoliente no se refiere a las letras, es muy buena tu aportación, abrazos
¡Muy interesante mi querido Ronald!
Y me parece bastante atractiva tanto tu publicación como el grupo literario Poiesis por los nuevos términos que veo, le dan a la imaginación, al desempeño del poeta ya que cuando escribe él se traslada a otros personajes y desde luego aplica su sello personal, que llamas yo lirico. Todo ARTE tiene el "yo lirico"!! Hallé muy interesante el término "fraudoliente" si, se emplea con la Divina Comedia de Dante. Y llama la tención porque ese término viene de fraude... ¿interesante no? ¿Será la poesía o el poeta, acaso las letras un fraude? Igual el término que usan "postmodernismo" Post es después, modernismo, modernidad...
Las poesías señaladas muy interesantes con buenas metáforas mi buen amigo!
Felicitaciones como dices a la nueva "camada" de literatos en Poiesis! Que sigan los éxitos!
Graciassssssss
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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