LA TIERRA, LA GRAN MADRE

[BEATRIZ OJEDA]

LA TIERRA, LA GRAN MADRE

 

 

Hoy he visto una llama suscrita en mi ventana
revelando el destino de aquellos que moraron
en esta tierra magna.
Se ha iluminado el cielo con cientoun llamaradas.
Emigran las cruzadas de golondrinas blancas
y ramos de ilusiones ascienden hasta el cosmos
tratando de alcanzar la galaxia más alta.

 

Se están emancipando
los ríos
las montañas
los bosques y los mares.
Los cuerpos buscan limbos para anclar su morada
pues el planeta Tierra se pronunció agotado.
Se exilian las mañanas
las tardes y las noches.
Se exilia la alegría
la sonrisa
la risa.

Todos suben livianos como plumillas blancas
y el planeta reclina su cabeza abrumada.

Se va vaciando el cuerpo de la Madre Sagrada.
Cuánto sabor a lejos se inscribe en su mirada
cuánto tiempo perdido
cuánta lucha por nada.
Ha tendido una manta de lanilla afelpada
para apoyar su plasma inmerso en la amargura
su cuerpo maltratado por hombres corrompidos.

 

No pudieron mirar más lejos que sus ojos
no pudieron sentir el dolor de su médula.
Como madre infinita generosa y pausada
repuso en los amparos
una flor de ilusión
una carta de amor
un mensaje preñado de decepción y espanto.

 

Nada pudo lograr con su palabra magna
la han abandonado buscando otro destino
que acune como ella sus cuerpos desteñidos.

Su masa malherida por bombas sanguinarias
se agita como un ave mordido por el frío.
Su savia se derrama pasiva e insondable
ya estaba escrito en tablas su final solitario.

 

Ha llorado millones de lágrimas vejadas.
Algún lucero pálido le ha acariciado el alma
contándole que algunos de sus hijos la amaron.

No alcanzaron los gritos de los que la valuaron
los que juraron ser una apuesta a salvarla.
No pudieron vencer al hermano villano
mordido en sus entrañas por el poder malsano.

 

Quizás el Universo les corte los caminos
y se queden girando en el espacio inhóspito
que ha visto con sus ojos la injusticia excesiva
las artimañas burdas de sus frutos prosaicos
vendidos al poder del traicionero averno.

 

Triste final el suyo madre desamparada.

Sólo queda esperar la defunción del canto.

 

Beatriz Ojeda Derechos de Autor

 

[Donald]

  Sinfonía de letras que tu pluma dibuja dejándonos la realidad de un mundo que destruimos sin remedio!!!

  De forma poética tu dibujas los sentimientos, que como este trovador que te lee ama a esta 

me ofreció mi hogar.

 Felicidades amiga  Ojeda Bea.

[Magnolia Stella Correa Martinez]

Qué E S P E C T A C U L A R  y sentida expresión del cansancio del planete, la naturaleza también está cansada... la vida se resiste a la muerte.

Felicitaciones por este  exquísito manjar.

Un abrazo Poeta

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

No pudieron mirar más lejos que sus ojos
no pudieron sentir el dolor de su médula.
Como madre infinita generosa y pausada
repuso en los amparos
una flor de ilusión
una carta de amor
un mensaje preñado de decepción y espanto.

Ciertamente nuestra TIERRA generosa, humilde a pesar del maltrato humano, sigue ofreciendo en la medida de sus posibilidades - herida, vejada, humillada-   sus bondades! 

¡Qué magna manera de mostrarnos su SACRIFICIO!

Nuevamente mis felicitaciones mi querida Beatriz!

Espléndidas letras que debieran hacernos reflexionar!

Un abrazo!

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Maravilloso poema Beatriz Ojeda!

[Delia Pilar]

Maravilloso y triste tu poema, muestra una verdad que nos resistimos a asumirla. 

Hemos maltratado hasta la extenuación el cuerpo de nuestra Madre-Tierra y ella, agotada y desvalida ya no puede más. Pero nuestra consciencia no se hace cargo de este gran daño.

Muy inteligente tu versar, Beatriz.  Ha sido un placer leerte.

Felicitaciones.

Todos suben livianos como plumillas blancas
y el planeta reclina su cabeza abrumada.

Se va vaciando el cuerpo de la Madre Sagrada.
Cuánto sabor a lejos se inscribe en su mirada
cuánto tiempo perdido
cuánta lucha por nada.
Ha tendido una manta de lanilla afelpada
para apoyar su plasma inmerso en la amargura
su cuerpo maltratado por hombres corrompidos.