Paráfrasis de un fragmento del “Poder del Ahora” de Ekhart Tolle
Cuando escuches a tu prójimo, hazlo con todo tu cuerpo, no sólo con tu mente, prestando atención a todo tu campo energético. Es la forma en que no se desvía la atención de tu pensamiento pues se crea un vacío en la mente que te permite escuchar en serio sin interferencia de ella. Con esto estás obsequiando a tu prójimo el reconocimiento de su don más precioso, la posibilidad de ser. La mayor parte de la gente no sabe escuchar, pues mientras el prójimo le habla está muy ocupada en pensar y de esta forma no puede captar lo que otra persona dice y mucho menos el Ser que subyace bajo las palabras y la mente de esa persona que se está expresando. La única forma de captar el Ser de otra persona es a través del nuestro, este acto es el principio de realización de la Unidad, del amor impersonal. A nivel del Ser eres Uno con todos los seres y el universo. La mayoría de las personas se comunican a través de la mente lo que es fuente de conflictos, disputas y problemas. El contacto con nuestro cuerpo interior crea un espacio de no-mente, fuente de amor impersonal y florecimiento de las relaciones.
Delia Checa - D. A. R.
Mendoza, Argentina
Comentario
Te agradezco de corazón, Alicia,
tus palabras y felicitaciones.
Te agradezco por tu hermoso comentario-aporte, Críspulo.
Muchas gracias, Ricardo.
Mucha razón tienes.
Muy demostrativa aunque trágica tu fábula
e ilustra espléndidamente mi texto.
Sí, Lucía, escuchar a medias nos hace
caer en malentendidos uno peor que otro.
Muchas gracias, amiga.
Es verdad lo que expones, pues no es lo mismo detenerse en el otro para prestarle atención, que escuchar los sonidos que emite. Felicitaciones.
Excelente publicación nos regalas, querida Delia. Claro que sí. Escuchar es un arte.
Recuerdo la famosa fábula del herrero: "Un día, el herrero dijo al muchacho: ‘Cuando yo saque la pieza del fuego, la pondré sobre el yunque; y cuando te haga una señal con la cabeza, golpéala con todas tus fuerzas con el martillo’. El muchacho se limitó a hacer exactamente lo que había entendido, lo que creía que el herrero le había dicho. Y ese día el pueblo se quedó sin herrero, fallecido por accidente a causa de un espectacular martillazo en la cabeza…”.
Un gusto leerte.
Muy agradecida, Jesús, por tu comentario-aporte.
¡Muchas gracias por tus sabias palabras, Silvana!
Delia Pilar, ilustre poeta, tu texto muestra una realidad palpable.
Al escuchar hay que poner los cinco sentidos.
Felicitaciones.
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