CANTO AMARGO
En estas latitudes ferozmente me hiere,
el daño que lesiona tu corazón de patria.
Causado por las manos de seres indolentes,
que violaron impíos tu corteza sagrada.
Mientras otros quedaron atónitos y afásicos,
mirando entristecidos jirones en tu mapa.
Por culpa de un patán de corte autoritario
que te arrancó tu lustre de nación soberana.
Nación de la bandera que tenía siete estrellas
y que siempre flameaba con hermosa elegancia.
Nación que secuestraron esas manos perversas
para llenar su cuerpo de intenciones canallas.
Nada importa tu nombre. Nada importa tu gloria.
Nada importa el recuerdo de tus tantas batallas.
Pues fueron suplantadas, ignorando la historia,
por un enloquecido que jamás hizo nada.
Ya que su única gesta fue la traición sin nombre
de entregarle tu espacio a una nación extraña.
¡Oh!, pobre patria mía que sufre tus dolores,
bajo una mansedumbre decaída y callada.
Destruida por hordas de peligrosos gustos
que muerden agresivas tu imagen soberana.
Maleantes portadores de licencias de turno,
para acosar al pueblo que protesta y trabaja.
A ese pueblo que vive bajo el miedo constante
de un gobierno rufián que se alió con el hampa.
A esa gente sencilla que no encuentra salida,
porque le arrebataron cruelmente las palabras.
¡Oh!, tierra milagrosa que sagrada naciste
con un cielo y un mar cuajado de esperanzas.
Hasta que te atraparon perniciosas lombrices
y llenaron tu cuerpo de impurezas nefastas.
Inefables sujetos formados en tu vientre.
Tipejos movedizos inyectados de saña
que se beneficiaron de tus distintos entes,
y te dieron después múltiples puñaladas.
Vándalos que arrasaron con todo lo florido
y te fueron secando las raíces del alma.
Me duele cuando veo tu agónico semblante
como un árbol talado que se quedó sin savia,
Y pienso en la conducta cobarde y homicida
de aquellos que tomaron con cólera las hachas,
para descuartizarte y después de esa orgia,
repartirse el botín que quedaba en tus ramas.
Me duele cuando oigo que utilizan tu nombre
para sembrar noticias que resultan ser falsas.
Es la argucia maligna para impulsar temores
que emplea la caterva que te hiere y asalta.
Esa pandilla suelta que te arranca la carne,
te tiene la epidermis totalmente agrietada.
Además, se deleita en succionar tu sangre,
cuando aflora la herida que le causan las balas.
Me agobia cuando escucho el grito lastimero
de alguien ejecutado en alguna barriada,
por agentes que dicen que cuidan de tu cuerpo
y adoptan ante el pueblo actitudes macabras.
Son falsos cuando dicen: esta es la Patria Mía,
sin saber digerir el concepto de patria.
Son fervientes creyentes de la mitomanía
y también implacables engendros de la mafia.
¿Dónde están los que un día juraron defenderte?
Te apuntan, me supongo, y utilizan tus armas.
Por órdenes concretas del indocto alcahuete,
que sigue los guiones que le dicta otro sátrapa.
Lejos de ti me encuentro y veo tu geografía
surcada por torrentes de dolorosas lágrimas.
Ya que el tirano infame te mira y acaricia,
y te deja el veneno su bigote y su barba.
Lejos de ti me encuentro, y te veo desvalida,
fracturados tus huesos, deslucida tu estampa,
con un vestido viejo en tu cuerpo deshecho
y una hoz que desea cortarte la garganta.
Pero tu gente lucha con permanente esfuerzo,
ante las embestidas de tanques y metrallas.
Y sé que no estás sola, y avizoro el momento
en que se ponga fin al oprobioso ultraje.
Me aflige imaginarte hundida en la miseria.
Deformado tu rostro por prácticas diabólicas.
Con el suelo expropiado donde nada se siembra,
porque lo despojaron de su esencia bucólica.
Y lo hicieron adrede detestables felones.
Criminales ocultos bajo inocentes mascaras.
Saturados de odios, preñados de rencores,
y guiados como títeres por malas enseñanzas.
Ellos enriquecidos irán a otros lugares
y querrán regresar colmados de nostalgia.
Y sufrirán los mismos y terribles pesares
de los que por su culpa huyeron de la patria.
Tal vez regresarán cuando el país florezca
de todas las cenizas que dejó la desgracia.
O cuando ya culminen los años de condena
y no tengan que usar uniformes naranjas.
Desde lejos te evoco y siento tus quejidos
como unos latigazos que azotan la distancia.
Mientras en tus dominios, crápulas caribeños,
cómodos se pasean como en su propia casa.
¡Oh!, pobre tierra mía carcomida por dentro.
Ojalá algún día florezca una esperanza
y puedas exhibir tu semblante gallardo,
sin los hijos traidores que tu vida socava.
Sin los pérfidos hijos que succionan tus venas.
Sin los hijos diabólicos que te miran con rabia.
Sin los malvados hijos a quienes diste tierra
y sin gigolos ruines que te saquean el alma.
Freddy Belisario Capella.
The Woodlands. Texas.
Comentario
Letras con profundas verdades
Es la triste realidad
que hoy agobia a nuestra gente
desesperada, insurgente,
que acuden a la verdad.
Buscando la libertad
en medio del egoísmo,
que condenan al abismo
y truncan tantos anhelos,
con miserables flagelos
de prepotencia y cinismo.
"¿Dónde están los que un día juraron defenderte?
Te apuntan, me supongo, y utilizan tus armas.
Por órdenes concretas del indocto alcahuete,
que sigue los guiones que le dicta otro sátrapa."
En mi humilde opinión, y con el mayor de los respetos, querido poeta, en la estrofa que seleccioné radica la mayor razón del mal que padece Venezuela. Un niño malcriado puede llegar a ser un sátrapa, pero, acaso, ¿quienes permitieron que ese niño creciera con conductas insanas para él y tantos otros que padecen sus raptos de ruindad y maltrato? Padres que alientan a hijos a seguir las carreras militares, policíacas, y otras de igual tenor, ¿pensaron que algún día esos hijos habrán de obrar cual zombies, aplastando derechos, como a ellos los alienan con falaces mensajes del amor a la patria? La patria es otra cosa, no un vocablo vacío de integridad humana.
Confío en que has de entender, querido poeta, lo que intento expresar, que suma y nunca resta a tu estupendo aporte, un excelso poema que aplaudo a la distancia. Abrazo sureño y mis FELICITACIONES.
Porque la esperanza es el pilar que ayuda a mantener en pie nuestra fe y nuestro verbo tiene el poder de crear
hay que mantenernos en pie y si en algún momento hay que arrodillarse que sea solo para orarle al único supremo creador de todas las cosas que ayude al pueblo de la siete estrellas a levantarse, como lo hizo el indio y el campesino llenos de coraje lucharon para defender su tierra de aquellos que la dilapidaban...
Gracias por compartir tu trabajo y por el sentido de pertenencia que reflejan tus letras.
Bendiciones.
¡Qué precioso y dolido a la vez es este canto, Freddy!.....muy bien logrados estos versos de protesta que aplaudo. Recibe mi saludo fraternal.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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