ATARDECER Y AMANECER
Tenía aquel hombre
una oscura nostalgia,
y buscaba eliminarla,
de su mente borrarla.
Con tal fin viajó al valle de la ilusión,
allí donde sus marinadas lagrimas,
se tornarian en suave dulzor,
con la mujer anhelada.
Al fin llegó al jardín sublime de la vida,
y una juvenil doncella a su paso le salió,
y pensó le quitaría la melancolía que la anterior le dejó,
con toda su deslumbrante belleza y simpatía.
Solo que la linda "pichoncita",
no sabia nada del amor,
y él varón pronto comprendió,
que él yá era un atardecer y ella un nuevo amanecer.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D . R .
Imágenes de Internet.
Comentario
Elias Antonio Almada, gentil amigo poeta, gracias por seguir mis letras.
Celebro que te hayan agradado.
Un fraternal abrazo en la distancia.
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