AL HOMBRE QUE MATÓ MI AMOR
Mi juventud silenciada
se marchó con esta canción,
¡Cuántos recuerdos!
que me amarran al dolor.
Yo fui esa flor que se murió
mirándote tras los barrotes
de aquella prisión.
Las esperanzas llameaban aún
cual un fuego gris.
Todo se oscureció
bajo tu lamparita de papel,
la que hiciste con tus gastadas manos
de tanto secar esas lágrimas
de encierro.
Yo aspiraba la fragancia de tus ropas
en la ausencia.
¡Cuánto soñé con lo nuestro!
Pensé que sería eterno
pero el destino me aguardaba agazapado
tras la esquina de los años
para darme un golpe de traición
y desengaños.
Ahora que se nos fue la vida
y que juntos nos vamos consumiendo,
(cada uno en su rincón)
cual cirios amarillos de un entierro,
yo te pienso...
Sigues siendo en tus pasos vacilantes
el hombre que adoré
y que mató mi amor.
¡Oh flor de mi juventud que se marchitó!
como aquella que deshojándose en mi ser
con la ventisca de los años
poco a poco sucumbió.
De mi poemario
"A la sombra del ñandubay"
Derechos reservados
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Gracias Silvana por visitar mis versos y dejarme tu linda y valiosa respuesta. Un abrazo.
Gracias poeta por compartir tus versos nostálgicos y de dolor. Un gusto de leer tu bella inspiración.
Saludos cordiales
Teodora
Gracias Teodora por recorrer mis versos y dejarme tu grata huella que aprecio. Un cordial saludo.
Ingrid, precioso poema, a uno de los grandes, bendiciones, Amaralis
Gracias mi estimada Carmen, este poema fue inspirado en uno de los grandes conjuntos musicales de mi época, pero el poema está dedicado a mi esposo. Un abrazo.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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