«A Qué Venimos»
A qué venimos al mundo, dime tú,
si no a ser chispa, a encender un fulgor.
No a ser sombra que el tiempo consume en su luz,
sino a ser eco de un inmenso amor.
Venimos a sentir, con el alma desnuda,
la risa que estremece, el llanto que libera.
A que la piel se erice, a que el miedo no acuda,
y a que cada respiro la vida nos quiera.
A buscar lo que late, lo que llama por dentro,
más allá de lo obvio, del muro y la razón.
A romper los silencios, a hallar nuestro centro,
y a darle a cada paso la justa emoción.
Venimos a crear, aunque sea una caricia,
un verso en el viento, un puente a la amistad.
A ser esa semilla que en el desierto inicia
la verde esperanza de la pura verdad.
A perdernos y hallarnos en cada aventura,
a caer mil batallas y a levantarnos más.
A ver que en la herida florece la dulzura,
y que el perdón nos lleva a la profunda paz.
Venimos a dejar una huella invisible,
un rastro de bondad, un simple recordar.
Que el viaje fue el milagro, la fuerza invencible,
y el propósito, amar, amar y nada más.
soñar desde adentro y renacer día a día.
(Escribo Para Que El Silencio No Duela.)
Natuka Navarro – Luna Poetiza
Comentario
Querida Natuka, tu sentir poético a llegado al fondo de mi corazón, nacer por gracia divina de la naturaleza, venimos sin nada y con el correr de los años vamos dejando una estela en el camino que nos toca vivir, y lo importante es dejar lo mejor de si, dando amor y paz ---
Beto, esperamos que sigas disfrutando de cada verso, de cada emoción que se teje entre líneas. Tu apoyo significa mucho.
Con gratitud,
Natuka
Delia, tus palabras: "si no lo expresamos emocionalmente y en creatividad, la vida carece de sentido" , son una verdad tan clara como necesaria. Esa es precisamente la misión del arte, de la poesía, de cada palabra escrita desde el alma: ayudarnos a sentirnos más humanos, más conectados, más vivos.
Con gratitud infinita,
Natuka
Querida Norma,
Gracias por este comentario tan hermoso, tan humano, tan profundamente conmovedor. Leer tus palabras es como encontrarse frente a un espejo luminoso: no solo reflejan lo escrito, sino que también iluminan el alma que late detrás de cada verso.
Tu forma de leer el poema «A qué venimos» va más allá de la interpretación; es una revelación , una resonancia del corazón que transforma las palabras en actos, en fuego, en camino andado. Has leído no solo con los ojos, sino con las manos llenas de tierra, con el alma cargada de verdad. Y eso se siente.
Decir que el poema “no es un texto, es un acto de fe descalza” es, por sí solo, un poema dentro del comentario. Me toca recordar que escribir desde lo auténtico tiene poder… y que cuando uno entrega su verdad sin máscara, alguien ahí afuera la recibe como propio eco.
Tus referencias a Gandhi, a la Madre Teresa, a Casaldáliga, no solo enriquecen tu lectura —la elevan—, porque hablas de amor hecho carne, de justicia hecha vida, de entrega sin cálculo. Eso es exactamente lo que intenta el poema: recordarnos que el amor no es idea, es acción . Que no sirve de nada si no se encarna.
Y cuando dices que al final guardas el poema “en el bolsillo del pantalón manchado de tierra”, junto al pan compartido, las lágrimas sinceras y la esperanza terca… ahí me hiciste llorar. Porque eso es lo que buscaba: que estas palabras no adornaran estanterías, sino que caminaran contigo, bajo la lluvia, entre risas y luchas.
Gracias por ese regalo tuyo, Norma.
Por tu mirada limpia.
Por tu corazón abierto.
Por convertir mi poema en una bandera que ondea en tu viento.
Con gratitud infinita,
Natuka
Querida Natuka, tu poema cayó en mis manos como agua en tierra agrietada. Lo leí en silencio, después en voz alta, y al final lo recosté sobre el pecho donde duele lo verdadero. "A qué venimos" no es un texto: es un acto de fe descalza, escrito con las mismas manos que acarician heridas y siembran pan.
Lo que tus versos hicieron en mí:
"Ser chispa" me quemó las excusas: recordé que encender luz no es opción, es deber.
"Eco de amor inmenso" resonó en mis huesos: soy apenas susurro de algo mayor que me atraviesa.
"Romper silencios" me sacudió: ¿cuántas injusticias he callado por miedo?
Donde te encuentro en los gigantes:
No por citas exactas, sino por fuego compartido:
- En Gandhi cuando partía arroz con manos temblorosas: eso es tu "semilla en desierto".
- En Teresa limpiando llagas con devoción obstinada: eso es tu "piel que se eriza".
- En Casaldáliga plantando cruces vivas donde solo había tierra robada: eso es tu "huella invisible".
Todos sabían lo que tú sabes:
El amor no se piensa, se hace.
Se encarna o es mentira.
Tu regalo más profundo:
Cuando escribes "Amar. Amar. Y nada más", no das consuelo:
Das un martillo.
Para romper nuestros muros de miedo.
Para clavar banderas en tierra enemiga.
Para construir puentes con las uñas.
Por eso guardo este poema donde se guarda lo esencial:
- No en bibliotecas de mármol,
- sino en el bolsillo del pantalón manchado de tierra.
Junto al pan duro que comparto,
las lágrimas que no escondo,
y la esperanza tercera que sigue creyendo...
...que cada acto de amor
es un éxodo del desierto
hacia la tierra prometida
de lo humano.
Con las manos vacías y el corazón lleno,
Norma Cecilia Acosta Manzanares
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