Vicente Antonio Vásquez Bonilla

 

            -¿Qué por qué estoy preso? Buena pregunta, mis amigos. Porque no sé si estoy preso por ser recto, respetuoso, en fin, hombre de principios o sencillamente por ser un baboso, un estúpido.

            ‑Explicáte, porque eso, no nos dice nada.

            ‑Bueno. Tengan paciencia.  No coman ansias, al fin y al cabo, aquí, tiempo es lo que nos sobra.

            ‑Es cierto, pero queremos conocer cual es tu rollo. Verdad, muchá.

            ‑Bueno. Cuando llegué a ésta ciudad, me hospedé en casa de una familia, que buscaba un huésped para redondear su presupuesto.

            Todo marchaba bien. La familia estaba compuesta por don Teófanes y doña Neulina, un matrimonio joven y su hija Beisa. La vida era pacífica, sin problemas. Ahí podía descansar, leer y preparar mis clases. Era un ambiente apropiado para un maestro, porque eso soy, o era, un maestro del Instituto Nacional para Señoritas.

            Don Teófanes, solía ir al trabajo y doña Neulina, atendía las labores de la casa, lo que incluía ir al mercado y a otros lugares para hacer las compras que sus menesteres requerían. La niña, iba al colegio por las mañanas o permanecía en la casa haciendo deberes o sencillamente jugando o viendo televisión.

            Como ven, la vida transcurría con suavidad pero, un día, cuando yo, estaba en la sala, Beisa, entró, llegó hasta mi lado y se detuvo. Vestía un pantalón tipo pescador y una blusa corta que dejaba al descubierto el ombligo. Me vio con fijeza, y con movimientos provocativos, se soltó los tirantes de la blusa; la prenda, sin ningún esfuerzo se deslizó por su torso y dejó al descubierto su pecho, liso, como el de cualquier niño.  Aún no había huellas de las bellas protuberancias que en un futuro no lejano adornarían esa parte de su anatomía. Sin embargo, me veía con coquetería, como si me estuviera ofreciendo algo, que sólo estaba en su imaginación. La vi y alarmado, le dije: ¡Cúbrase! No ve que sus padres están en la habitación vecina y que de un momento a otro pueden entrar y ¿qué van a pensar?  Se cubrió con parsimonia, con la misma coquetería con que se había descubierto. Su mirada era sugestiva, como diciéndome, aquí estoy, aprovécheme.  Luego, dio media vuelta y se marchó. Antes de salir, todavía me volvió a ver. En su rostro había una sonrisa de picardía.  Su salida me tranquilizó. Sólo imagínense, en que problema me hubiera metido, pero me dejó divertido, por su desfachatez y precocidad.

            Pasó algún tiempo, la niña, permaneció tranquila.  Hasta me había olvidado del asunto, aunque siempre notaba que cuando pasaba a mi lado, me veía de reojo, de una manera muy especial. No le tome importancia, son niñerías, me dije.

            Pero un día, cuando los padres habían ido al mercado y estábamos solos, cual fue mi sorpresa cuando se presentó frente a mi, desnuda.  Me veía y sonreía. La naturaleza, como suele ser, había continuado su labor. Su cuerpo, aun no adquiría el moldeado de la mujer, pero su pubis, lucía una suave pelusa, como la de los duraznos y sus senos incipientes luchaban por hacerse notar.  Repuesto de la sorpresa, aunque confieso que si le eché una mirada, mas por curiosidad que por otra cosa, casi la saqué a empujones, para que se fuera a vestir. Molesta, me miró.  Primero, como suplicándome por algo que a ella se le antojaba que tenía derecho y luego, como con ira. A saber que pasaba por su cabeza.

            Esto sucedió, el día que arenó.

            ‑¿El día que, qué?.

            ‑El día que hizo erupción el volcán, muchá, y luego llovió arena.

            ‑Y desde cuando se dice arenó, pues.

            ‑Desde que yo lo dije.  Si llueve, es agua y no otra cosa. Si nieva, es nieve y si graniza, es granizo.  Así que aquí, arenó.

            ‑Está bueno, pues, profe. Pero no te enojés.

            ‑Bien, como les decía, eso sucedió cuando la ciudad de Guatemala se cubrió de arena negra.  ¿Se acuerdan?

            ‑Claro que nos acordamos, verdá, muchá. Eso fue en 1998.

Las calles, se veían como mojadas, el suelo parecía húmedo, tal como se ve después de una llovizna, pero sin el olor a tierra mojada.

            ‑Si, fue algo tan curioso y extraño. La prensa comentó que, los jugadores del Boca Júnior de Argentina, que jugarían esa noche, estaban impresionados, porque nunca habían visto algo semejante y claro, nosotros tampoco, por lo menos de esa magnitud.

            ‑Bueno, como referencia está bien, pero vamos al asunto, pues.

            Pues, miren, situaciones como esas se siguieron presentando.  Yo, le decía que no lo hiciera, que era una niña, que esperara crecer un poco más, que todo tiene su tiempo y mil cosas más.  Pero no, la chirisa cabrona, seguía acosándome.

            ‑Hasta que le diste viento. ¿No?

            ‑Aguarden. Un día de tantos, llegó a mi habitación, desnuda, se me tiró encima y cuando yo, hacía el intento de quitármela, entran los padres, ponen el grito en el cielo. Se arma el escándalo. A mí me llevan al bote y a la niña la llevan a donde el médico, quien certifica que no es virgen. En ese momento, arenó sobre mi vida, mi reputación se cubrió de negro.  Me acusan de violación, de pervertidor de menores y no sé de qué otras cosas más. Con la agravante de que era catedrático de un Instituto de señoritas. Uno de los diarios, comentó: que la permanencia en el instituto de un degenerado como yo, era una amenaza. Fui despedido.

            ‑Bueno, pero la niña, ¿qué dijo?

            ‑En la única oportunidad que tuve de hablar con ella a solas, me dijo con candor: Yo no tengo la culpa, como usted, me evadía y le daba temor mi virginidad, para dejarle el camino libre, le pedí a un compañero del colegio, que por favor me la quitara.

1999

 

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Respuestas a esta discusión

felicitaciones muy buen relato!!!

 Terrible mocosita!

 buen relato

                     mary

Rebiba, mi màs amplio aplauso y Felicitacion por tan bello reconocimiento a sus obra.  Merecedora indudablemente de ser Detacada.-

 


Gracias, mis amigos. Es una caricia para mi alma. Chente.
Excelente cuento con un buen manejo de la narrativa y del lenguaje. El final es como un poco tremendo.Felicitaciones y saludos.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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