La Literatura es un territorio para los que aman y para los que sueñan. A ella no vamos para abrir el Bhagavadam o para encontrar las encarnaciones de Vishù o los Sefiroths de la Cábala que le mete cuchillo a los ingenuos. O para entender a ese Osiris muerto por Tifòn, después resucitado por Isis, que algunos dicen que es el Cristo renegado por los judíos y después glorificado en la persona de su madre. Aquí no hurgamos en la Tebaida, esa gran epopeya religiosa que los terratenientes de la ilusión colocan al lado del gran símbolo de Prometeo o de Antígona, esa mujer divina que arrasó con los conceptos de la Patria.
A la Literatura vamos para ser nosotros y los otros, nosotros y los demás, nosotros y la vida. Y es lo mismo aquí y allá, con sus obvias y necesarias diferencias. No vamos a ella como los escaldos, los druidas y los bardos que le cantaban a la muerte y la resurrección de Tarenis o de Tètenus y repartían entre sus fieles el muérdago sagrado o el boj bendecido en las fiestas del solsticio de estío, rindiéndole culto a la virginidad de las sacerdotisas de la isla de Seyne.
Los egipcios a Jesús le denominan Osiris y los escandinavos a Jesús le llaman Balder, muerto por Jeuris, a quien Odín le vuelve a la vida, mientras las valquirias le echaban hidromiel en el Walhalla, el palacio de los Campos Elíseos o morada de los héroes escandinavos. Nosotros no entramos en esas disquisiciones y si entramos nada nos sorprende. La Literatura es para quienes la habitamos, ese resplandor que nos musita al oído palabras increíbles. Vamos a ella porque queremos encontrarnos con la vida; y acaso para descifrar el lenguaje misterioso de la nada, que siendo nada es todo. Y ese todo que copando el Universo, no alcanza a copar al Dios que lo ha creado.
Por eso celebro y aplaudo, como Presidente Fundador de la Unión Hispanomundial de Escritores, este fin de fiesta de la literatura que Amanda Patarca y Vilma Lilia Osella y otros grandes de la Literatura Continental, han concretado en este hermoso Auditorio Path Patarca de Arrecifes, como baluartes en Argentina y en el mundo de esa poesía y esa narrativa, que habla y que no calla, que sueña y que no duerme, que canta y que no gime, que milita en los sagrados estadíos del corazón, que cuando ama exalta el corazón del que palpita a su costado, porque es ilusión y es esperanza; y a ella vamos despojados asaz de mentiras y procaces mezquindades.
Que la literatura nos siga congregando y también fortaleciendo, juntando y también haciéndonos entender, que no hay posibilidad de victoria, sino nos juntamos para mirar el infinito desde la misma demarcación y el fuego desde la cual lo hacen los humildes, desde el mismo mirador instalado por Dios en el Cielo, pero también en la tierra para desde aquí y con ojos de zahorí mirar la obra que ha creado.
Muchas gracias
Carlos Garrido Chalén
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Excelso su discurso, releo su decir, su sentir querido amigo Carlos Garrido Chalén. Un beso. Dios lo bendiga.
Broche diamantino de la fiesta de UHE son las palabras de Carlos que cita un ramal del camino humano a través de la Literatura en la Historia y en el Espíritu.
De esa manera nuestro Presidente y Fundador nos cobija, alienta e ilumina. Celebrar la Literatura con amistad es celebrar la vida.
Felicitaciones a Carlos, a Amanda , a Vilma.
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