Roberto  abrió la  puerta de calle. La casa de su hermano se ofrecía a su vista; sintió la añoranza de los últimos años.  Era el atardecer de un caluroso día de verano,
             Regresó a su pueblo luego de diez años. Se fue siguiendo un sueño al país de sus ancestros.           Económicamente las cosas fueron satisfactorias, más carecía de la compañía y afecto de familiares y amigos. Los hijos crecieron, formaron sus familias  y él y Alicia soñaron con el regreso al terruño donde  se conocieron, donde formaron una familia.
              Caminó, metido dentro de sus recuerdos, sin rumbo fijo.
               Alguien cruzó su camino y lo saludó amablemente:
-          ¡Buenas tardes!. ¿Disfrutando del paseo? – expresó el desconocido.
-          Así  es, recupero recuerdos. – contestó Roberto y  siguió ensimismado.
              Miró con más atención a su alrededor; sus pasos lo condujeron a la plaza central de la localidad. Allí donde se celebraban las festividades patrias y culturales, donde se reunían en mitines políticos y organizaban las kermeses.  Ahí  aprendió a jugar al fútbol, a montar en bicicleta y remontar barriletes y... ¡cuántas cosas más!.
               Esa plaza fue testigo de gran parte de su vida. En ella , cuando salían del Nacional N°1 se reunían a conversar los amigos. – recordó con nostalgia
                 - ¿Dónde y cómo estarían Juan y Alberto?.
                 -  Tendré que preguntar a mi hermano, pensó en voz alta.
                 _ De ellos, no tenía noticias desde hacía años...
               Miró a uno y otro lado buscando el viejo nogal, bajo su sombra solían sentarse con Alicia,cuando  paseaban tomados de la mano, y allí se dirigió. Encontró el viejo banco ocupado,
                 - ¡ Lo compartiré !.
               La  joven pareja, sentada a su lado, dialogaba quedamente mientras observaban unos documentos, por lo tanto, no interrumpían sus pensamientos.
             Dejó vagar la mente y con la mirada perdida en los variados verdes de las copas de los árboles, se sumergió en los recuerdos.
             Su vida transcurrió salpicada de acontecimientos  sencillos y satisfactorios,  pero además llenos de amor. Alicia y sus hijos eran su mayor fortuna.
            No podía quejarse,gozó una buena vida, en la que cumplió casi  todos sus sueños, aún el de trasladarse a la tierra de  sus padres.
            De pronto, el aleteo y griterío de una bandada que se acomodaban para pernoctar, lo sacó del ensimismamiento. Tomó conciencia de la luz débil del anochecer.
            - Estarán preocupados por mi tardanza., regresaré... pues cenan temprano; todos trabajan.
            - Además, mañana debo realizar trámites.
            Emprendió el regreso hablando consigo, tranquilo, feliz por su regreso y por ese paseo que despertó tan bellos recuerdos.
           Mañana será otro día.
            Se levantó casi al amanecer, alertado por el canto de los pájaros; no los escuchaba desde hacia tanto tiempo.
             Desayunó junto a su hermano, y ambos se dirigieron a cumplir con los trámites pendientes.
             Su compañera y amor de toda su vida, expresó tiempo atrás, la ilusión de regresar definitivamente a su pueblo natal y Roberto consintió en cumplir su deseo, apoyado por sus hijos.
               Hoy, Roberto cumplió la promesa hecha, llevó a la bóveda  familiar la urna con las cenizas de Alicia, fallecida víctima de un infarto, un mes antes del regreso programado.
               El sueño, se transformó en el momento más amargo de una promesa realizada, y ese pueblo, testigo de sus alegrías, es ahora, el mudo nido refugio de su profundo dolor.

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Respuestas a esta discusión

Estimada amiga: Y muchos éxitos más. Besos, Chente.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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