Jugaban

corrían

reían

gozaban.

 

Y si alguna vez un quejido

de entre la dicha escapaba,

transmutábalo el viento en

brizna de carcajada.

 

Los muchachos de entonces

miraban de reojo para arriba

a la barba de don Pancho,

al bigote de don Jaime,

a la faz de doña Aurora

y sus guiñadas de aire.

¡Qué viejos son! –se decían–

¡Cuánto rezan y deliran!

¡Cómo huyen de la soledad

y añejos tienden la mano

para implorar a la vida

una limosna de años!

 

Hoy cuentan

recuerdan

añoran

suspiran.

 

Y si alguna casual carcajada

milagrosa estalla en el alma

las campanas decembrinas

apuradas se lo guardan.

 

Los viejos insomnes de hoy

miran fijo y para abajo

a los pasos de Aroncito,

al recato de Luchín,

a la voz de Camilita

y su gracia de violín.

¡Estos muchachos! –repiten–

¡Cuánto saben a su edad!

¡Y cómo engríen su inocencia

exigiendo a la existencia

su ración de libertad!

 

Y el mundo gira su tiempo

con risa de órbita zumbona

pues los muchachos de entonces

en lozanía poltrona,

hoy son los viejos marchitos

que del futuro no parlan;

los nuevos viejos que acarician

a los viejos de mañana.

Vistas: 7

Comentario

¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!

Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME

Comentario de J.Jesús Ibarra Rodríguez Hace 12 horas

Samuel Eleazar Quispe Alvarado, estimado escritor, gracias por compartir tu

texto lleno de añoranzas y de realidades.

Felicitaciones. Un fuerte abrazo fraternal.


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar Hace 15 horas

Muy hermoso poema que rescata las

experiencias del paso inexorable del tiempo.

Felicitaciones, Samuel.

Agradezco hayas hecho

posible el disfrute de tu obra. 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…